El peor partido en el peor momento para España

Hemos visto en los últimos años a un equipo que sus cuartos malos se podían contar con los dedos de una mano, y del que dudar se nos hace imposible. Esta selección hace cuatro años fue plata olímpica, hace tres oro mundial, y hace dos oro continental. De esa España queda aquel núcleo de jóvenes que a día de hoy son la columna vertebral ya madura, y las mejores profesoras posibles para la nueva hornada de estrellas que Oca ha ido introduciendo en los últimos tiempos. Hoy, aquellas y estas, han caído de forma estrepitosa ante Rusia 12-10. Como un castillo de naipes, se han derrumbado con las últimas cartas sobre la mesa. Han sido unos Juegos extraños para ellas y para los que las seguimos diariamente. Tuvieron una situación muy parecida el primer día, ahogándose contra Estados Unidos, con una derrota que también habría que analizar por muy esperada que fuese. Una selección que quería el oro, naufragó sin mostrar apenas virtudes en esos 32 minutos. Luego, olvidando aquello nos impusimos a la fortísima Hungría, y resolvieron el trámite con las chinas. Llegaba hoy el partido clave, contra un rival inferior mujer por mujer. Era el premio a quedar segundas y haber hecho el trabajo, y el partido comenzó con el dominio esperado, sin dar ninguna muestra de lo que acabaría pasando. Paula Leitón, Laura López y Mati Ortiz abrieron la cuenta de España al inicio del partido, soportando la embestida una crecidísima Glyzina, invitada de oro al espectáculo. Un primer cuarto donde España no defendió mal de inicio y atacaba con claridad y lo más importante, con efectividad. Pero empezó todo a torcerse ya en los últimos minutos del primer cuarto. Nos atascamos en ataque y Rusia empezó a imponer sus intereses en la piscina. Roser Tarragó trató de tirar del carro en el segundo cuarto, pero la ley rusa estaba impuesta. Atrás empezó el desastre, defendiendo encerradas y dejando circular fácil la pelota bajo la amenaza de jugadoras clave como Ivanova. Fueron ella y Grineva las que pusieron por primera vez por delante a Rusia, solucionando el problema Tarragó en la última jugada de la primera mitad.

EL PARTIDO SE VOLVIÓ LOCO

En la segunda enloqueció el partido. Se concedieron muchas situaciones de contraataque a las rusas y se descuidó por completo la defensa. Simanovich y Timofeeva camparon a sus anchas por el hábitat de la boya, en el que siempre debe ser el lugar más poblado la piscina. Al último cuarto se llegó dos abajo, y así siguió todo hasta que Roser anotó el 10-9 a falta de dos y medio para el final. Antes de eso España pareció haber mejorado en defensa, pero no tenía ideas de cómo atacar a las rusas. Siempre circulaba la pelota lejos de la portería, sin nadie que quisiese tomar el control ni el protagonismo de buscar la red de Karnaukh. Nadie lanzaba, aparecieron los nervios y el tiempo corría muy en nuestra contra. Cuando Roser acortó distancias, Karimova respondió en el siguiente ataque, y Prokofyeva sentenció desde casi medio campo. El peor final posible para un equipo fabuloso. Es una triste despedida, al margen de los partidos que quedan, para un ciclo olímpico histórico e irrepetible, pero solo por hoy. A partir de mañana hay que luchar un quinto puesto, y las jugadoras seguirán teniendo el mismo talento de siempre, y seguirán teniendo días malos dentro de los mayoritariamente buenos. Los Juegos no han acabado aquí, este es un equipo que merece que sigamos contando con él.

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