Gina Gerschcovsky, una década en Can Rosés

Se inició en CN Sabadell con 16 años para dos temporadas después recalar en el CN Rubí de División de Honor, club en el que ha jugado los últimos diez años; ahora decide tomarse al menos un año sabático para terminar sus estudios en Enfermería

La trayectoria de Gina Gerschcovsky siempre ha sido pasada por agua. Desde bien pequeña dio sus primeras brazadas hasta que llegados los 16 le ofrecieron iniciarse en el waterpolo en el CN Sabadell. Terminadas la categorías en Can Llong recaló en el CN Rubí donde acabó de enamorarse del balón amarillo y ha dedicado 10 años de si vida a defender los colores de Can Rosés y representar los valores de la entidad. Tras disputar su último encuentro en la División de Honor frente CE Mediterrani, la waterpolista quiere tomarse un año sabático para centrase en terminar el último año de enfermería y tomarse la vida con un poco más de calma. En un futuro no descarta volver a jugar.  La defensa de boya  ha atendido a WATERPOLISTA.com para repesar los 12 años dedicados al deporte del balón amarillo.

Nunca es tarde si la dicha es buena. Eso debió pensar Gina cuando le ofrecieron con 16 años probar el waterpolo en Sabadell y aparcar su faceta de natación a la que se dedicó bien pronto. De esta manera la mayor de las hermanas Gerschcovsky expone sus inicios en el mundo del balón amarillo: “Comencé waterpolo en el CN Sabadell. Yo era nadadora del club y con 16 años salió la oportunidad de pasar a waterpolo. Al principio lo dude, pero luego me enganche. Yo siempre lo digo, empecé muy tarde en este deporte, pero al final creo que he llegado mucho más lejos de lo que me esperaba”.

[bs-quote quote=»Quiero acabar el último año de enfermería con algo más de calma en mi vida y luego veré si vuelvo a jugar, pero con más tranquilidad. Nunca he estado un año sin jugar» style=»style-14″ align=»center»][/bs-quote]

En este sentido, ha querido tener buenas palabras para la entidad sabadellense que la acogió durante cinco años: “Tanto en la parte de natación, que fueron más años, como en waterpolo (solo 2 años) el balance es positivo, aquí me recibieron siendo una niña y me ayudaron a superar el cambio de país y adaptarme. Además que fue importe porque me dieron la oportunidad de hacer waterpolo a pesar de mi edad, y es donde aprendí la base, en especial gracias a Mateo Celma”.

El salto a Can Rosés

La jugadora completó su etapa de juvenil y entonces se la abrió oportunidad de irse cedida a Rubí (temporada 2008/2009) para competir nada más y nada menos que en División de Honor aunque lo cierto es que su primera experiencia en la élite no tuve su mejor desenlace consumando el descenso tras perder los dos partidos de la Promoción frente CN Vallirana. “Con 18 años ya no tenía categorías para jugar, si o si me tocaba jugar en un absoluto y no estaba preparada para el nivel del Sabadell, por lo que el club me cedió con la intensión que me siga formando, y acabé en el Rubí, donde me recibieron con los brazos abiertos y donde me seguí formando, porque me quedaba mucho por aprender”.

Gerschcovsky no puede esconder su alegría de haber acabado militando en la entidad rubinense donde ha llegado a jugar una década en la cual ha disfrutado como nadie del waterpolo. Gina ha disputado cuatro temporadas en Primera, cinco en División de Honor disputando cuatro ediciones de la Copa del Reina  y formar parte de la historia del club clasificando por primera vez para el play off. Sin embargo, rescata como mejore recuerdo el regreso a la élite. “Me quedo con la fiesta que vivimos en la piscina el año que subimos nuevamente a División de Honor. Ese día fue entrar y tener los pelos de punta”, ha manifestado.

Y como no podía ser de otra manera ha hablado de la temporada 2014-2015 cuando fueron semifinalistas en la Copa de la Reina y asaltaron la cuarta plaza frente al CE Mediterrani. “Igualmente me gustaría destacar la temporada que nos metimos en la cuarta posición y jugamos play off. Creo que cada temporada ha sido especial. Somos un club pequeño y el simple hecho de mantenernos en división de honor ya es un orgullo y un mérito”.

Su etapa en Argentina

«Fue corta pero bonita e intensa«. Así define su experiencia en el equipo nacional donde disputó un torneo clasificatorio para el Mundial del Barcelona 2013 y un Sudamericano en Mar de Plata 2014 pero quedo fuera de las convocatorias a partir de los Panamericanos del 2015 “Se pusieron en contacto conmigo para ir a jugar un torneo clasificatoria para el mundial de Barcelona 2013, y al final viajamos Dana y yo a Canadá, sin haber entrenado nunca con la selección. No conocíamos a nadie. Y luego volvimos a jugar un sudamericano en Mar del Plata, Argentina, en el 2014. Mi trayectoria con la selección fue cortita pero linda

Tras este respuesta Gina da pie para preguntarle como es la experiencia de jugar con su hermana Dana. Gina se sincera en ese aspecto al desvelar que es una experiencia muy bonita aunque haya momentos complicado. Asegura que defenderá el apellido con orgullo. “Jugar con mi hermana es bonito, pero todos entenderán que también es difícil. Con un hermano tienes esa confianza de discutir y enviarte a la mierda que luego todo será normal, y eso a veces es difícil controlar en los entrenamientos o partidos. Pero la complicidad y los momentos compartidos son únicos y me llevo una gran experiencia de jugar con Dana. Ahora le toca a ella sola defender el apellido familiar y dar la cara, le paso el relevo, porque se que esta completamente capacitada y lo hará muy bien”.

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Por último Gina acaba desvelando los motivos de su decisión de tomarse como mínimo un año sin waterpolo, aunque asegura que siempre que pueda ira apoyar a sus compañeras des de las gradas. “Son muchos años en división de honor, entrenando mucho, pero siempre compaginándolo con estudios, trabajo, vida privada,… Y las lesiones siempre han estado ahí, en concreto una que no tiene cura y he ido arrastrando, y creo que ya tocaba dar un paso al lado y dejar que suban las «pequeñas». Quiero acabar el último año de enfermería con algo más de calma en mi vida y luego veré si vuelvo a jugar, pero con más tranquilidad. Nunca he estado un año sin jugar”, concluye.

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