Iván Pérez y L’Espaguetteria van de la mano

Iván Pérez durante la entrevista concedida a WATERPOLISTA.com y Time Sports – Out / JOSEP ARNAU (ATELIER PHOTO)
Sin duda, cuando uno piensa en los boyas más importantes de la historia del waterpolo español, le viene el nombre de Iván Pérez Vargas a la cabeza. Nacido en la Habana el 29 de junio del 71, el cubano, que llegó a España en el 95, empezó a jugar bien pronto a polo acuático, nombre con el que se conoce al waterpolo en Cuba. De esto y mucho más habló Pérez en una extensa entrevista en la revista Time Out-Sports. Ha jugado en varios de los clubs más emblemáticos de nuestro país, como el Poblenou, el CN Barcelona, el Atlètic Barceloneta, el Terrassa y el Sabadell. Con ellos, lo ganó casi todo: 4 ligas, 5 copas del Rey (99, 03, 08, 11, 12) y una Copa LEN. Además, también probó suerte en el extranjero y se fue a jugar al Brescia italiano. Iván Pérez, que recibió la documentación necesaria para nacionalizarse en el 97, también marcó una época en la selección, disputando 4 Juegos Olímpicos y 6 campeonatos del Mundo y ganando títulos como el Campeonato del Mundo o los Juegos del Mediterráneo, además de lograr medallas en la Liga Mundial o en campeonatos de Europa. Resulta complicado resumir 33 años de trayectoria en unas simples líneas. Según él, se considera afortunado por haber tenido la suerte de pertenecer a una gran generación de waterpolo. Asegura que tuvo la suerte de formar parte de una etapa en la que se ganó todo, de ser integrante de un equipo que llegó a ser el mejor del mundo y de jugar lado de jugadores que fueron los mejores en su posición. Algo que poca gente puede decir.

EL WATERPOLO, UNA COSA DE GENES

Uno de los secretos de su éxito está en sus genes. Y es que su padre, Ernesto Pérez, formó parte de la selección de polo acuático cubana en tres Juegos Olímpicos. Desde pequeño, Iván le veía jugar. Con el tiempo, le comenzó a gustar y a llamar la atención, aunque confiesa que a veces le daba miedo ver a su padre haciendo determinadas cosas que su exigente entrenador húngaro le pedía. Y mira por dónde, al final acabó dedicándose profesionalmente a ello.

El exjugador asegura que intenta apartarse de la gente parcial a la hora de ver los partidos de su hijo y que intenta verlos con gente del mundo del waterpolo

Como no podía ser de otra manera, a pesar de que comenzó jugando al fútbol hasta que su equipo se desintegró, el hijo de Iván Pérez también juega actualmente a waterpolo. En tono de broma, el cubano explica que un día le dijo que se había fastidiado la vejez, ya que podría haber ganado mucho dinero con el fútbol y tendría una pensión. Bromas aparte, el boya destaca que está muy contento porque su hijo haya seguido sus pasos. Aunque le resulta complicado, intenta no ponerse en su piel cuando va a verle, porque sabe lo duro que es ocupar la posición de boya. A veces, dice que le entran ganas de tirarse al agua para repartir. Según él, los que sí que sufren son el resto de sus familiares, ya que nunca han jugado y “no saben lo que hay”. En este sentido, el exjugador asegura que intenta apartarse de la gente parcial a la hora de ver los partidos de su hijo y que intenta verlos con gente del mundo del waterpolo, ya que suelen ser más imparciales y saben de lo que hablan.

BARCELONA 92, TRAMPOLÍN A ESPAÑA

Después de participar con la selección cubana en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, el Poblenou, a través de Joan Jané, se puso en contacto con él. Ivan Pérez sabía que Catalunya, a pesar de que hay un gran número de clubs en España, era la cuna del waterpolo español, así que aunque tuvo otras ofertas de Italia no se lo pensó dos veces e hizo las maletas. Con apenas 23 años, se plantó solo en España. Un gran cambio según él, ya que tuvo que espabilar para solucionar problemas por los que no se tenía que preocupar en su país de origen. Afortunadamente, encontró grandes amigos como Miguel Chillida o Alex Barceló que le acogieron muy bien, así que no tardó en adaptarse. Además, poco a poco fue llegando su familia.

UNA VIDA LIGADA AL DEPORTE

La trayectoria profesional de Iván Pérez, sin tener en cuenta un negocio que intentó llevar a cabo durante su primer matrimonio y de su actual proyecto relacionado con la gastronomía, ha estado siempre ligada al mundo del waterpolo. A pesar de su gran dedicación, no todas las iniciativas en las que se ha visto involucrado han tenido un final feliz. Destaca la escuela de waterpolo que se iba a llevar a cabo en Sant Adrià y que iba a llevar su nombre. Un proyecto que cogió con ilusión, pero que, a pesar de que comenzó bien, no acabó desarrollándose de la forma que él esperaba. “De donde no hay no se puede sacar”, resume el cubano. Según él, decidió abandonarlo porque las cosas se podrían haber hecho mucho mejor y porque no era todo lo profesional que debía ser.

Actualmente, trabaja en el CN Sabadell, lugar en el que se encuentra con muchos problemas relacionados con los padres de los jugadores del equipo en el que desarrolla la función de ayudante. Pérez considera que, desde pequeños, se tiene que trabajar mucho la psicología de los jugadores, hablarles de una manera que te entiendan. No obstante, también cree que llega un momento en el que hay que pasar a tratarles como hombres: “ Tú coges a una muchacha ahora y la dejas embarazada. No me voy a pelear contigo, pero te voy a decir las verdades”. Aunque cree que hay momentos en los que hay que ayudarlos y animarlos, el exjugador es partidario de la idea de que no hay que andarse con tonterías. De hecho, cuando él era jugador se encontró con un entrenador que sabía cómo tratarlo para que diera el máximo: Rafa Aguilar. El cubano asegura que tenían un pique sano que le hacía reaccionar.

UN NUEVO RETO TRAS LA RETIRADA

A pesar de llegar de rebote, Iván Pérez se encuentra muy cómodo en el mundo de la gastronomía. Un mundo que ya le gustaba en su época como jugador y al que ha llegado porque, lamentablemente, no ha tenido otra alternativa. Cuando se retiró, se tuvo que ir a Venezuela porque en España nadie fue capaz de ofrecerle nada. No recibió ninguna llamada, ni de la federación española ni de la catalana. Exceptuando el Sabadell, cuyo presidente se puso en contacto con él porque no veía normal que alguien de su talla no tuviese un hueco en el waterpolo español, tampoco tuvo noticias de clubs, así que tuvo que buscarse los frijoles como pudo. Como puede comprobarse, el trato recibido por el cubano no ha sido nada bueno desde su retirada. El propio jugador cree que podría haber sido mejor. “Cada uno sabrá”, añade.

De donde no hay no se puede sacar, afirma Iván Pérez sobre el proyecto de escuela en el Sant Adrià que al final no salió adelante

Viendo las dificultades que tenía para encontrar ofertas, recientemente aprovechó la oportunidad que le salió de hacerse con un restaurante que estaba siendo traspasado: l’Espaguetteria, situado en el número 63 de la Calle Arquímedes de Terrassa. A pesar de que mucha gente le insistió para que cambiase el nombre del local y para que pusiese uno cubano, Iván Pérez decidió mantener el original. Básicamente, porque, a pesar de que también sirven otro tipo de tapas y de ensaladas, la especialidad son los espaguetis. Ofrecen 11 tipos de salsas para acompañar la pasta. Entre ellas, como curiosidad, Iván Pérez destaca la de beicon y espárragos y la de pollo al curry.

Aunque no descarta la idea de tener un restaurante de comida cubana en el futuro, por el momento prefiere mantener el espíritu de su curioso negocio. Pero su país de origen también tiene un hueco en el menú los jueves. Para darle un poco de movimiento a uno de los días más flojos, Iván Pérez decidió añadir a la oferta platos típicos de Cuba. En relación a la clientela, el boya destaca por las noches recibe la visita, sobre todo, de jóvenes, mientras que durante los mediodías ofrece su servicio a los trabajadores de la zona. Una clientela que define como fija, ya que se suelen acudir con asiduidad debido a los económicos precios que ofrece en su restaurante.

El boya destaca por las noches recibe la visita, sobre todo, de jóvenes, mientras que durante los mediodías ofrece su servicio a los trabajadores de la zona

“Ajetreado”. Así es como define el exjugador su día a día. Aunque los lunes y los viernes por la mañana no tiene tanto trabajo, explica que el resto de días está muy ocupado. Los martes, miércoles y jueves entrena de 7 a 9 en Sabadell, vuelve a casa hasta las 11 y a las 11.30 ya está en el restaurante. Finalmente, de nuevo, se va a Sabadell de 16.30 a 18. Los lunes, martes y miércoles trabaja también en un gimnasio de 18:30 a 21. Los jueves, viernes y sábados va al restaurante sin horarios. Al menos, explica que los domingos los tiene libres. A pesar de que podría pensarse que los dedica a hacer deporte, Iván Pérez dice que solo le dedica un tiempo los martes y que, en realidad, no echa de menos los días de entrenos.

twitter-bird@nicolasarlanzon

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