La rivalidad helena conjugada en la metamorfosis de Pontikeas

Después de media vida en las filas del Olympiacos, el jugador de 26 años decidió el pasado verano abandonar la disciplina del vigente campeón de Liga para ganar protagonismo en su rival más directo: Vouliagmeni

La pasión griega se extrapola a todos los niveles, pero también a la parcela deportiva. La afición helena por unos colores tiene una nota discordante en relación a los estereotipos de países como el nuestro. En Grecia uno es aficionado a un club, a una entidad, sin importarle la disciplina de la que se trate. Bien puede animar por la mañana a su equipo en un pabellón, bien puede recorrer por la tarde miles de kilómetros para seguir de cerca a sus ídolos en un campo de fútbol. Las pasiones por un escudo supera cualquier expectativa, por lo que no es de extrañar que el waterpolo heleno cuente con una de las aficiones más calientes y activas del viejo continente. La cultura deportiva ha sido siempre una forma de vida y la rivalidad entre vecinos una manera de exteriorizar los sentimientos.

La rivalidad ente Olympiacos y Vouliagmeni se centra en el waterpolo

Ver un partido de Liga o Copa entre Olympiacos y Panathinaikos -e incluso PAOK- es un verdadero lujo, puesto que ambas aficiones se ponen sus mejores galas para llevar en volandas a sus jugadores. Aunque tiene una gran rivalidad, el equipo representante heleno en Europa está un paso por encima. Los grandilocuentes medios deportivos de ambas entidades -con numerosas disciplinas y miles de seguidores y socios bajo su arropo- disipan de otros clubes algo más humildes que se dedican particularmente a una especialidad. Método que le permite estar al menos cada año en la picota de favoritos. El caso quizás más clamoroso es el del Vouliagmeni, actual campeón de Copa y subcampeón de Liga que con menos recursos que el Olympiacos le pone ante las cuerdas al menos una vez al año.

El caso Pontikeas

Es por ello que la rivalidad entre Olympiacos y Vouliagmeni va por otro lado. Viene a ser una rivalidad más centrada en el waterpolo en base a la trayectoria de ambos a lo largo de la historia. Mientras que PAOK y Panathinaikos mantienen hostilidades más grandilocuentes debido al alto número de enfrentamientos en más de treinte deportes diferentes, el papel de Vouliagmeni es más discreto pero toca más de lleno con el waterpolo, puesto que es el principal rival directo de un equipo de la categoría de Olympiacos.

Es por ello que este verano fue muy sonado el fichaje de Kyriakos Pontikeas por el Vouliagmeni, puesto que este jugador de 26 años era todo un clásico del Olympiacos. Fijo ya hace unos años en la selección helena, es un deportista con una enorme proyección que con su salida viene a buscar más minutos, puesto que era el tercer defensor de boya del equipo de Atenas tras Andro Bušlje y Vangelis Delakas. Su marcha ha dado la oportunidad al joven internacional Georgios Dervisis de subir un peldaño.

Para muchos de los que han sido compañero suyo definen a Pontikeas como una «persona diez«. Tras media vida en Atenas, Kyriakos se marcha a 20 kilómetros de la capital para vivir en un pequeño pueblo en la costa sur. Allí se siente cómodo, respaldado en todo momento por cuerpo técnico y plantilla pero sobretodo ha ganado algo que le gusta a todo jugador: protagonismo. Su papel ahora puede ser determinante en un combinado plagados de nacionales y estrellas helenas. Por el momento, su llegada no surtió efecto en su nuevo equipo, al menos en el primer partido de Liga disputado el pasado viernes.

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