No todos los días uno cumple el sueño de debutar en División de Honor. La fractura de nariz sufrida por el meta canadiense Dusan Aleksic hizo que Nacho Garmendia se tuviera que poner uno de los gorros rojos del Navarra para debutar en partido oficial con el equipo de Manel Silvestre. «Desde el momento que Manel me dijo que me iba a convocar sentí los típicos nervios de la ocasión. Una vez estaba en el agua los nervios empezaron a desaparecer, en gran parte, por el apoyo de todos mis compañeros», reconoce a WATERPOLISTA.com el protagonista.
El rival que tuvo en frente fue el Sabadell, el cual se llevó la victoria con comodidad (21-8). Más allá del resultado, el joven portero pamplonés se mostró sólido en sus intervenciones realizando varias paradas de mérito ante uno de los mejores equipos del país. «La verdad es que me sorprendí bastante ya que no me esperaba ni entrar al agua pero me encontré muy a gusto y paré tres tiros, que siendo el Sabadell no está nada mal aunque para mi lo importante fue saber que lo hice de la mejor manera posible y supe aprovechar la oportunidad», explica un deportista que se dio sus primera brazadas en las filas del Larraina «gracias a un amigo que me invitó a probar un día al conocerse los problemas de rodilla que tenía por aquel entonces». «Me obligaron a dejar de jugar al fútbol por lo que decidí cambiar rotundamente de deporte. Es una decisión de la que no me arrepiento en absoluto», añade.
El Navarra ha vivido un inicio meteórico en cuanto a la competición doméstica se refiere. Para el propio Garmendia la clave está en el trabajo diario. «El equipo está recuperado anímicamente del regular inicio. Está muy centrado en la salvación que no dudo que si se continúa por este camino se conseguirá», puntualiza el meta, quien confiesa no pensar a día de hoy en el futuro. «Prefiero centrarme en mis fallos para poder mejorar como portero y en mis estudios, pero obviamente me gustaría poder jugar en División de Honor con el Navarra».
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