Pedro García Aguado: «Jesús Rollán ha sido el gran olvidado»

Pasó de estar en el cielo a caer al infierno por culpa de la adicción a las drogas. Pedro García Aguado (Madrid, 9 de diciembre de 1968) fue uno de los integrantes de la mejor generación que ha tenido el waterpolo español. El madrileño fue uno de esos chicos de oro que tras caer en la final de los Juegos de Barcelona 92 fue capaz de rehacerse para alcanzar la cima en Atlanta 96, cuando la selección española se colgó el oro olímpico. Tras una vida deportiva llena de éxitos, García se desvió y terminó sumergido en el mundo de las adicciones. Ahora tras recuperarse ayuda a jóvenes y no tan jóvenes que pasan por lo que él ha pasado. Con motivo del 25 aniversario de la final de Barcelona rescatamos esta entrevista realizada el pasado 2015 con motivo de su visita a Tenerife para dar una serie de conferencias.

– Háblanos de tus inicios en el waterpolo
“Pues de mis inicios yo he hablado mucho y con mucho cariño. Fue en la escuela madrileña. Recuerdo que allí el aspecto club se cuidaba mucho sobre todo en el calor. Luego a los demás clubes les costaba bastante tener sus propias instalaciones. Me acuerdo que cuando jugaba con La Latina entrenábamos muy tarde, casi a las diez de la noche. También estuve en el San Blas que cuidaba mucho el deporte base, pero básicamente estuve en la escuela madrileña a las órdenes de Mariano García que para mí fue una de las personas que más influyó en el waterpolo no solo español si no a nivel mundial”.

– ¿Qué ha sido para ti Mariano García?
“Es un referente y debería estar tratado de mejor manera porque Mariano sí que es cierto que su carácter incondicional y su carácter de decir a veces las cosas demasiado claras le generó una serie de enemigos, pero a nivel de entrenamientos en lo que se refiere a sacar jugadores es único. Todos y cada uno de los waterpolistas buenos que hubo sobre todo en la primera etapa del waterpolo pasaron por las manos de Mariano García en aquella maravillosa escuela madrileña. Luego ya vinieron jugadores ya formados en Ondarreta y en Alcorcón pero Alfredo Gómez, Mariano Moya, Jesús Rollán, Salvador Gómez, Miki oca y yo mismo pasamos por las manos de Mariano García que fue el entrenador de la selección castellana que tantos disgustos le dio a los catalanes en aquellos años”.

– ¿Y cuando piensas en Draga Matutinovic qué sientes?
“Draga Matutinovic era un tipo que venía de la antigua escuela yugoslava con lo cual lo que tenía era un régimen militar. No era un entrenador, sino un tío que manejaba los grupos con disciplina militar. Era bueno en cosas que hacía pero tenía poca capacidad para entender lo que era el colectivo. Sin embargo, él lo tenía muy claro, puesto que llevaba a 23 jugadores a la preselección y el que sobrevivía iba a las Olimpiadas o a donde fuera. Solíamos sobrevivir 13 o 14 que éramos los que teníamos que ir. Era una persona que lo que inculcó fue el régimen militar, la disciplina y también el orgullo de no me vas a ganar este partido después de todo lo que he sufrido. Quizás era ese exceso de entrenamientos también el que luego te hacía pelear de una manera diferente”.

«A mí me duele excesivamente que sólo se hable de Jesús para recordar lo dramático de su fallecimiento y no de todo lo que realmente aportó»

– ¿Qué recuerdos tienes en general de los grandes momentos de la selección española?
“Yo tengo recuerdos agridulces. Los agrios son porque en aquella época después de los partidos tenía una forma de comportarme que no era la más adecuada con respecto a un deportista de élite. Y los dulces son todos aquellos de los cuales al final he podido aprender. Lo más importante era el grupo humano que formamos, para mi esos son los momentos dulces”.

– ¿Qué te viene a la mente cuando escuchas el nombre de Jesús Rollán?
“Jesús Rollán es para mí el gran olvidado y tendría que ser el gran reconocido porque el waterpolo español llegó a ser lo que fue gracias a él. Gracias también a un equipo de personas que estábamos luchando, pero gracias a que lo teníamos a él detrás. Para mí es una persona que independientemente de lo que pasó, transmitía unos valores, transmitía una serenidad, transmitía un nexo de unión, transmitía una capacidad de superar la adversidad en el momento más difícil del partido y sobretodo transmitía eso que te debe transmitir un portero de ‘oye chicos no pasa nada, aquí estoy yo. Tirad para delante y dejadles lanzar que lo voy a parar’. Esa seguridad que al final nos hizo ganar y conquistar tantas medallas. A mí me duele excesivamente que sólo se hable de Jesús para recordar lo dramático de su fallecimiento y no de todo lo que realmente aportó en una carrera deportiva que yo creo que nadie ha sido capaz de superar”.

Pedro García Aguado concedió una entrevista a WATERPOLISTA.com en su visita a Tenerife en 2015 / E.T.

– ¿Cuándo llegaste a darte cuenta que tenías un problema?
“En la Olimpiada de Sídney más concretamente en la semifinal con Rusia hay una jugada en la cual Jane (con quien ya tenía mis mas y mis menos) me saca del equipo. Yo ya estoy realmente cansado de jugar. Me cuesta mucho más que a los demás y yo veo que en una jugada clave no defiendo y no estoy a la altura. Entonces en ese momento Jane me dice: ‘Hago una renovación y no cuento más contigo’. Ahí yo ya empiezo a reflexionar sobre mi situación. Aún así a nivel de Liga sigo estando muy fuerte y quedo mejor jugador, así como máximo goleador. Sin embargo, mi vida personal ya era un desastre. Me había separado hace dos años (en el 2001), y la verdad que no pasaban más de cuatro o cinco días que yo no consumiera algún tipo de sustancia tanto legal como ilegal relacionada supuestamente con la fiesta, con lo cual ahí las ausencias en mi casa, la falta de responsabilidad para con mis hijas, la falta de responsabilidad para mis compañeros de equipo me hizo darme cuenta en qué situación estaba. En el año 2002 yo ya estoy muy mal y en el año 2003 (aunque me quieren repescar para la selección de cara al Mundial en Barcelona) es cuando me doy cuenta que tengo un problema”.

«Dragan era una persona que lo que inculcó fue el régimen militar, la disciplina y también el orgullo de no me vas a ganar este partido después de todo lo que he sufrido»

– ¿En qué te afectaba ese consumo?
“En sufrimiento. En vez de disfrutar de algo que yo hacía tan bien y me gustaba tanto, sufría más de la cuenta. Para mí entrenar e ir a los partidos era un sufrimiento. Nos disfrutaba, simplemente estaba ahí porque tenía que ganar un dinero para pagar una serie de cosas. Dejé de emocionarme e ilusionarme con el waterpolo cuando para mí era una de las cosas, sobre todo cuando era más joven, que mejor se me daba y disfrutaba muchísimo jugando”.

– ¿Sentiste en este momento el apoyo de la gente del waterpolo?
“Yo aparté a esa gente por una recomendación terapéutica, no porque ellos fueran los culpables ni mucho menos. Debido a esa recomendación todo lo que tenía que ver con el deporte tenía una asociación directa con todo lo que yo hacía, con lo cual los aparté porque tampoco entendía muy bien lo que me pasaba. Luego con el tiempo he ido retomando algunos contactos y algunas personas que sí que realmente considero que yo tenía que rescatar de aquel entonces. Tengo buen recuerdo de aquel momento con respecto a las muestras de apoyo que recibí, entre ellas, la de Manel Estiarte que me ayudó muchísimo”.

twitter-bird@etoster

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