Miguel Ángel González sigue teniendo cuerda para rato

Con algo más de 9 años, Miguel Ángel González se acercó a la piscina del CN Alcorcón. La idea era practicar la natación para tratar la escoliosis, sin pensar que dos años después acabaría jugando a waterpolo, tras el club incorporar de lleno este deporte en el que el madrileño se inició primero como jugador hasta dar el salto a la portería. Un cambio singular derivado de la falta de portero en el segundo partido de Liga. Fue entonces cuando su primer entrenador (Román) decidió que cada cuarto jugara uno diferente. A él le tocó ponerse bajo los tres palos, en el tercer periodo. Desde entonces se aferró a esta posición, a pesar de que en un inicio no le convencía. Es más, ni quería ni le gustaba. Sin embargo, pasó de «dar la plasta» para que le cambiarán de posición, a disfrutar durante años de ser el timón del equipo, puesto que según reconoce, en el agua le gustaba «participar en todas las facetas del juego«, logrando ser partícipe a la hora de «meter tensión» entre sus compañeros y los rivales. Y es que al fin y al cabo, reconoce que «vivía el juego con mucha pasión«.

| Un hombre de equipo

Justamente esa pasión con la que se tiraba al agua en cada partido, le hacía ser valiente, y con coraje asumir un rol determinante dentro del equipo. «Ya en el agua una de las cosas que más me gustaba era la de medirme con los lanzadores, y sentir que podía parar todo lo que me lanzaran, más allá de notar el balón cuando realizabas una parada«, explica a WATERPOLISTA.com, el madrileño quien tras retirarse en el año 2007 como jugador en activo, cambió la portería por el banquillo. Y lo hizo como entrenador del mítico equipo femenino del CN Ondarreta Alcorcón que jugó en División de Honor «y peleó de tú a tú con equipos de entidad como CN Sabadell y CE Mediterrani«, puntualiza alguien que como testigo directo del waterpolo de entonces, considera que «ahora los jugadores estan mucho mas preparados tanto técnica como físicamente, pero echo un poco en falta la espontaneidad. En nuestra epoca se podía ver a jugadores menos preparados pero capaces de buscarse la vida con otras habilidades«, insiste el que fuera campeón del Mundo con la selección española en Perth 1998.

Lo cierto es que la trayectoria deportiva de González está unida de lleno con la localidad madrileña de Alcorcón tanto como jugador como entrenador, a pesar de etapas posteriores en equipos como el Real Canoe NC. Al final, Alcorcón ha sido, es y será siempre su casa. «Había dos clubes (CN Alcorcón y CN Ondarreta) que ademas de querer hacerse un hueco en Madrid competian entre si. Al principio eramos muchos niños. Y es que, sin ir más lejos en categoría infantil teníamos hasta cinco equipos entre los dos clubes. Pronto nos posicionamos entre los mejores de España, sobre todo el Ondarreta ganando casi todos los campeonatos de España. Por suerte, Alcorcón se convirtió en una de las canteras mas prolificas del waterpolo español. Es innumerable la cantidad de waterpolistas que han salido y salen. La verdad es que aqui se vive el waterpolo con mucha pasión«, explica el ahora técnico madrileño, quien entiende que allí es «donde tengo mis mejores recuerdos», ya que según comenta «disfrutaba cada día entrenando y jugando». «Nuestros entrenadores nos trasmitian una gran pasión. Aún recuerdo como Roman y Juan para que fueramos a entrenar los domingos nos invitaban a porras con chocolate. Que ricas sabian después del entreno«, sentencia alguien que actualmente está vinculado al waterpolo por medio del CDN Boadila, donde se encarga de la categoría infantil, pero también e los diferentes menesteres que le encargan. «Los clubes como el nuestro estamos sujetos con alfileres. Le ponemos mucha pasión pero somos conscientes de que somos muy vulnerables«, comenta González, cuando se le pregunta sobre la situación del waterpolo actual.

@etoster