Dani Blánquez cierra una etapa para priorizar en nuevos retos que les permitan evolucionar
Este deportista catalán que ha pasado por diferentes clubes, ha decidido poner punto y final a su trayectoria deportiva para abrir un nuevo camino tanto en lo profesional como en lo personal
Nunca es fácil tomar la decisión de colgar el gorro, y de poner tierra de por medio con el waterpolo. «Soy una persona que intenta tener una hoja de ruta en su vida y que piensa que las cosas no se hacen porque si. Desde que era pequeño tuve muy claro que lo primero eran mis estudios aunque mi pasión fuera el waterpolo y quisiera jugar como profesional. Tanto es así que cuando entré en el CAR con 14 años el psicólogo, Pep Marí, nos visitaba a todos para ver que dificultades podíamos tener para asimilar la adaptación a esa nueva realidad que habíamos elegido afrontar y tras una charla muy interesante me lanzó una pregunta que no recuerdo la formulación exacta pero venía a referirse a que aspiraciones tenia en relación al sueño olímpico y mi respuesta sin pensarlo dos veces fué: ‘si me pones en una mano la carrera de veterinaria y en la otra unas olimpiadas, te puedes quedar con tus aros’. Yo sabía que mi condición física era muy limitada y que del waterpolo solo viven unos pocos privilegiados y durante un tiempo. Revisando mi hoja de ruta caí en la cuenta de que ya había cumplido mi objetivo de ser veterinario y he cubierto todas mis expectativas como jugador de waterpolo, por ello después de encadenar estás dos grandísimas temporadas con el CN Rubí sentí la necesidad de ponerme nuevos objetivos», explica de manera detallada a WATERPOLISTA.com Dani Blánquez, quien a nivel de categorías inferiores formó parte del CN Terrassa. «Fui tremendamente afortunado ya que Dídac siempre apostó por mí y me daba minutos con equipos hasta tres años mayores que yo, jugamos cada verano un par de Campeonatos de Catalunya y un par de Campeonatos de España, lo mejor de esta etapa era entrenar a muerte con los que ahora son mis mejores amigos, además, también fui a jugar varios torneos con la selección nacional donde tuve la grandisima suerte de jugar con jugadores que son TOP mundial en la actualidad como: Larumbe, Munarriz, fué una época que siempre recordaré con muchísimo cariño», puntualiza.
Tras haber vivido una notable evolución, a sus 17 años debutó en el primer equipo masculino de la entidad vallesana, donde estuvo varias temporadas. Sin embargo, para él habían a su vez otras prioridades. «Las cosas para mi a nivel de minutos y sumar momentos competitivos no iban en la línea de lo que había sido con Didac, en ese entonces el entrenador del primer equipo era Dani Nart y tras esos dos años fiché por el Sant Feliu donde bajé de categoría con la idea de ganar minutos para poder jugar mejor en División de Honor, gracias a Ferran Plana que en aquel entonces era nuestro entrenador en el CNSF, aunque siempre lo había sido en el CAR. Es un entrenador con el que siempre he mantenido una relación excelente, todo lo que hace lo hace al cien por cien y es un apasionado del deporte, me considero muy afortunado de haber podido compartir con el gran parte de mi formación», explica Blánquez, quien fue uno de los artífices del ascenso a División de Honor del CNSF. Junto al equipo de El Complex jugó un año en la máxima categoría que define como muy duro. Aunque no ganaron ningún partido, él ganó muchos minutos y dio el salto al CN Sant Andrei de la mano de Dani Ballart. «Disfruté muchísimo de la dedicación y compromiso que tenía Dani con el equipo, creo que todos sus equipos sabrán a lo que me refiero, le tengo en una gran consideración, además pude jugar con uno de los jugadores que más admiro del circuito actualmente, Ricardo Gracia. Es un ejemplo de trabajo y determinación, además de una persona excepcional. Ese año también jugamos con el legendario Dani Cercols que se marcó un temporadón», detalla.
Tras esta etapa en la Pere Serrat, este deportista catalán se sumó al proyecto humilde y familiar del CN Rubí. «Dani Gómez y Ferran Pascual me llamaron para jugar en el Rubí y me pareció una muy buena opción, volvía a primera nacional y quería focalizarme en estudiar y acabar la carrera así que me iba genial«, comenta Dani que en cuanto a la temporada considera que «si no voy mal encaminado, veníamos de ser el primer equipo que ganaba la fase de ascenso a División de honor como candidato y sabíamos que el año iba a ser duro, pero teníamos mucha ilusión por conseguir resultados y competir contra el máximo número de rivales posible. Mirando atrás hemos cumplido con el objetivo de mantener al club donde se merece así que el balance es positivo», relata un deportista que ha comprobado en primera persona lo que es formar parte de la familia de Can Roses. «Desde el primer día me hicieron sentir como en casa«, detalla un waterpolista que a título particular hace balance de una destacada trayectoria. «El waterpolo ha formado parte de mi vida desde que tenia seis años así que podríamos decir que el waterpolo ha estado en mí siempre, además me ha dado una familia y la opción de estudiar la carrera universitaria que quería. Lo mejor en mi trayectoria ha sido todos los obstáculos que me han ido esculpiendo hasta llegar a ser la persona que soy hoy y las personas que han estado en el proceso. Estoy muy contento y orgulloso de mi etapa como jugador de waterpolo«, concluye.