Alba Sánchez cuelga el gorro con la satisfacción del trabajo bien hecho en Echeyde

La jugadora catalana que ha copado un rol clave en la notable proyección protagonizada por el Tenerife Echeyde ha decidido colgar el gorro tras haber vivido una trayectoria feliz

Tras una vida vinculada al balón amarillo, Alba Sánchez ha decidido colgar el gorro después de haber vivido una segunda oportunidad en esta última aventura que protagonizó en el Tenerife Echeyde, con quien dio el salto a la liga de División de Honor. «Después de cinco años sin jugar, volver a tirarme al agua de la mano de Echeyde fue todo un reto personal, pero mi cuerpo ha dicho basta. A mitad de temporada me resentí de una grave lesión cervical y mi frustración por no ser útil para el grupo crecía al no poder jugar, gracias a la adaptación de entrenos por parte de Ichi, a su apoyo emocional y el del club, he llegado a final de temporada en un estado de forma increíble, pero es momento de dejar hueco a nuevas generaciones que vienen pisando muy fuerte«, explica a WATERPOLISTA.com una jugadora catalana que hace un balance positivo de este curso. «Cumplimos los objetivos marcados y creamos las bases de un equipo competitivo en la máxima categoría estatal. A nivel personal me hubiera gustado poder ayudar más a Ichi y las chicas pero en ciertos momentos las lesiones me han tenido apartada de entrenos y partidos», puntualiza.

En este sentido, Sánchez considera que se superaron las expectativas «con creces». «El primer objetivo al subir de categoría siempre es mantenerse, y sin duda llegar hasta donde hemos llegado era impensable al inicio de la temporada. Se ha trabajado muy duro. Conseguir una buena clasificación en la tabla y la clasificación para Copa de la Reina es resultado del esfuerzo grupal y de un gran trabajo tanto del club como de Ichi para sacar lo mejor de nosotras«, detalla la watrpolista, quien sobre el grupo desvela que empezaron la temporada «como desconocidas». «Un pequeño grupo de las chicas que conseguimos el ascenso y otro grupo de refuerzos que venían a sumar para afianzarnos en la categoría. Es un grupo que ha encajado muy bien y que se ha convertido en familia, que ríe y llora cuando hace falta, que sufre y se anima ante las adversidades y que aprende continuamente», comenta a la vez que reconoce que confiaban en «la gran proyección del Echeyde», pero también considera que «no podía imaginar que estaríamos donde estamos. Y esto es imparable, las ganas y la ilusión por parte de las chicas y el club por seguir creciendo son difíciles de frenar«, apunta.

En este sentido, Sánchez confiesa que ha sido una trayectoria «feliz». «En todos los equipos que he jugado me he sentido como en casa y muy cuidada, y eso facilita mucho a la hora de entrenar cada día y sentirse bien jugando a waterpolo. Es bonito ver cómo crece el waterpolo femenino, todo lo que se está consiguiendo para profesionalizar este deporte es increíble, mi yo de 18 años no podía imaginar un nivel estatal tan alto, una liga tan competitiva y todos los éxitos que se cosechan temporada tras temporada. Lo mejor es la gente que te acompaña en el día a día, trabajar con tanta exigencia con un grupo con el que puedes confiar, reír y llorar, es la clave para hacer todo más llevadero. Lo peor son las lesiones, sentirte obligada a parar por salud y gestionar mentalmente ese paron siempre es difícil, pero he tenido la suerte de tener un equipo de fisios detrás, al club pendiente de mi evolución y un gran trabajo de adaptación de los entrenos y de mi rol en el equipo por parte de Ichi», asegura, a la vez que nos confirma un secreto a voces: «el waterpolo ha sido mi vida». «Dejar mi casa y mi trabajo en Terrassa para venirme con mi pareja a la isla fue una decisión difícil pero muy acertada. Dejarlo todo para volver a sentir la adrenalina de los partidos me ha permitido seguir creciendo como persona«.

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