Alex Ortiz personifica la filosofía que identifica al CN Rubí: humildad y pasión

A sus 30 años, el jugador catalán continúa disfrutando del waterpolo en el CN Rubí, el club de su vida con quien ha vivido las alegrías y las tristezas a lo largo de 22 años de constante pasión

Veintidós son los años que Alex Ortiz lleva en el waterpolo. A sus 30 años su único reto en el plano deportivo, se centra en disfrutar del waterpolo, y hacerlo de la mano del club de su vida, el CN Rubí. Fue en esta entidad catalana donde se inició a los siete años, y desde entonces ha venido manteniendo una estrecha relación, protagonizando con los años una evolución que se puede encuadrar dentro de la propia progresión que el Rubí ha tenido. «Desde que empecé a jugar en el primer equipo a los 16 años, he visto como ascendimos de categorías hasta llegar donde estamos ahora  mismo, que es en la División de Honor. Durante todo este proceso hemos vivido ascensos, descensos, alegrías, tristezas e innumerables jugadores que han pasado por el equipo, que suman a la experiencia de cada año«, explica a WATERPOLISTA.com un jugador que pone el foco en la importancia de la base, y en particular del trabajo exhaustivo que se hace por potenciar las cualidades técnicas y tácticas. «He tenido una evolución muy positiva con muchas emociones y experiencias adquiridas, en la que siempre hay margen de mejor y crecimiento«, detalla Ortiz quien hoy día es más defensivo que ofensivo. Un rol nuevo al que se ha ido adaptando, tras pasar por varias etapas. Al fin y al cabo, hoy día es un jugador de equipo que se caracteriza por ser dinámica y explosivo que busca generar muchas oportunidades en el juego para los suyos. Justo esa explosividad le permite anticiparse a movimientos del atacante con más facilidad. Algo que le convierte en un jugador determinante en el devenir del equipo de Tiago Santos.

En este sentido, no se entendería la trayectoria deportiva de Alex sin el Rubí, ya que es su casa, pero sobretodo su familia. Una familia a la que ofrece resistencia, y dinamismo para con un proyecto en construcción que según el propio jugador ha pasado por muchas fases. «Si tuviera que definirlo en una palabra diría que el proyecto del club es ambicioso y realista. Por un lado es ambicioso porque en comparación con la capacidad de inversión de otros clubes, así como con la limitación de recursos y espacios para entreno, ha marcado unos objetivos que podían parecer fuera de lugar o por encima de las posibilidades del Rubí. por otro lado, también es realista, porque se ha demostrado con hechos que quien se marca un objetivo, por muy ambicioso que parezca, el trabajo para conseguirlo acaba dando sus frutos. El ejemplo claro es el Rubí, como ha sido capaz con los minimos recursos, mantener en División de Honor tanto al masculino como al femenino durante varios años y mejorando las posiciones cada año», explica el catalán quien tiene claro cuál es la hoja de ruta que se debe marcar el grupo: «los objetivos de este año son plantar cara a cualquier equipo contra el que juguemos. Son objetivos realistas que podemos cumpir sin problemas. Ahora solo falta poner la guinda«, concluye.

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