Amberes 1920: el punto de partida para nuestra España

Cómo el waterpolo español masculino debutó en una gran cita internacional en los años 20, y la manera en la que nuestro deporte superó la adversidad y se fue abriendo pasos entre potencias más instauradas

En la castigada Amberes del año 1920 se estrenó el waterpolo masculino español, gracias al pionero CN Barcelona, que aportó a todos los integrantes del equipo con Bernat Picornell a la cabeza. Italia fue el primer rival en la historia de España, abriendo además la competición el 22 de agosto. El partido concluyó con empate a uno, pero fue España la que pasó a cuartos de final por motivos que explican ampliamente los historiadores Fernando Arrechea y Juan Manuel Surroca. En la siguiente ronda los futuros campeones endosarían a España un 9-0, para cerrar la participación con otra derrota por 5-0 frente a Estados Unidos. En París en 1924, España entró directamente en cuartos y cayó 9-0 frente a Suecia, como caería cuatro años más tarde por 4-0 frente a Francia en primera ronda, cosechando su peor posición histórica en unos Juegos siendo undécima.

En sus tres primeras participaciones, el balance era de un gol a favor y 28 en contra, situación a la que le dio la vuelta el equipo que acudió a Londres en 1948. España ganó sus dos primeros partidos, y aunque perdió cinco, la diferencia de goles fue de +2 gracias a los 5-1 y 11-1 endosados a Suiza e India respectivamente. En Helsinki (1952), España repitió el resultado de cuatro años antes y fue octava, volviendo a una competición olímpica en 1968. En México, y en Múnich (1972), los resultados no mejoraron. Novenos y décimos respectivamente, España no lograba meterse en el selecto grupo de las que ya eran potencias de la disciplina en aquel presente, y que poco han variado a día de hoy. Pero, tras no acudir a la cita de Montreal en 1976, España ha estado presente en todas las ediciones de los Juegos Olímpicos disputadas hasta hoy, como estará también en Río de Janeiro.

Moscú supuso el punto de inflexión para empezar a considerar a España como un gran rival en los años venideros. Consiguió su mejor posición histórica y récord de puntos, aunque esta última estadística hay que tomarla con cautela ya que los formatos de la competición olímpica han cambiado mucho a lo largo del siglo XX. Segunda del Grupo B con 4 puntos, cayó en la siguiente fase ante Yugoslavia, Hungría y la Unión Soviética quedándose a las puertas del podio. En 1984 en Los Ángeles, iba a repetir la cuarta posición, con un conjunto preparado para asaltar las medallas y más teniendo en cuenta la ausencia de húngaros y soviéticos en el torneo. Volvió a repetir resultado en la fase de grupos y se plantó en la última liguilla donde en los dos partidos decisivos, el primero frente a Alemania Occidental, y el último frente a Australia, llegó ganando al descanso. Dos fatídicos terceros cuartos en ambos enfrentamientos, la condenaron a dos empates que privó de las medallas a la selección. La vuelta de Hungría y la URSS al torneo relegó a España a la sexta plaza en Seúl, pero con un balance de victorias y goles muy superior a cualquiera visto antes, de hecho volvió a batir la barrera de puntos logrando nueve, con cuatro victorias, un empate y dos derrotas. En el grupo de la muerte con Estados Unidos, Yugoslavia y Hungría, España fue tercera y quedó fuera de semifinales. Y es que este fue los primeros pasos de una España que con los años iría subiendo escalones. Una España en la que las generaciones actuales deben fijarse como forma en la que sentirse orgullosos de lo que hemos llegado a convertirnos.

twitter-bird@GasparVenturaM

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