Ashleigh Johnson: la gran ausencia norteamerciana en Budapest

Una de las claves del éxito de Estados Unidos es la continuidad que ha logrado mantener el seleccionador Adam Krikorian. Su núcleo duro formado por jugadoras de la talla de Rachel Fattal, Madeline Musselman, Margaret Steffens y compañía han otorgado de estabilidad a un combinado que no conoce la palabra fracaso. Siendo a día de hoy las actuales campeonas de todos los títulos posibles, estas deportistas vienen a ser algunas de las principales artífices de esta tiranía. Sin embargo, en la foto tras conseguir el oro en Budapest faltaba una jugadora: Ashleigh Johnson, una de las figuras más determinantes del complejo puzle formado por Adam Krikorian que tantos éxitos les ha traído estos dos últimos años.

«Una vez acabó sus estudios y con ello finiquitó cualquier posibilidad de jugar en la NCAA quiso cambiar de vida y centrarse en su faceta laboral»

Johnson debutó por primera vez en la selección absoluta en 2014, pero no acabó de hacerse con la tituralidad hasta 2015 en el Mundial de Kazán. Una deportista hecha a si misma que con residencia en Miami (Florida) fue durante toda su etapa en el equipo nacional la única integrante no californiana. Además fue la primera afroamericana en representar a la selección estadounidense en unos Juegos Olímpicos. Lo hizo en Río.

Récord de paradas en Princeton

Sus orígenes deportivos pasan por el Instituto Ransom Everglades con quien ganó tres Campeonatos, por lo que muy pronto le empezaron a llegar ofertas. Para asombro de muchos desechó aquellas venidas de Universidades de California, Estado conocido por aglutinar a las mejores jugadoras del país. Sin embargo, los planes de la portera de ahora tiene 22 años eran otros bien diferentes. Sabía que no podía dedicar toda su vida al waterpolo, por lo que optó por marcharse a la Universidad de Princeton, que aunque a nivel académico es de las mejores del país a nivel deportivo el proyecto es algo más anodino. A pesar de ello y tras tres temporadas cuenta aún con el récord de paradas de la Universidad: 1.062.

A pesar de mantener un rendimiento espectacular, Johnson dijo basta. Una vez acabó sus estudios y con ello finiquitó cualquier posibilidad de jugar en la NCAA quiso cambiar de vida y centrarse en su faceta laboral. Aunque sigue vinculada con el waterpolo (juega en New York Athletic Club debido a que trabaja en la ciudad neoyorquina) rompió de lleno con el waterpolo profesional, se alejó y con ello renunció a seguir formando parte de una de las mejores generaciones de waterpolo dando entrada a una portera de perfil similar con el Gabrielle Stone, la cual ha cogido el testigo, aunque eso sí con números discretos.

twitter-bird@D_Harg

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