Carmen Baringo: capitana y gran líder de Hawaii University

La deportista madrileña vivió con ésta su cuarta y última temporada jugando la Liga universitaria en las filas de la Universidad de Hawaii donde disfrutó de un gran año en el plano deportivo como capitana

Carmen Baringo lleva en Estados Unidos desde la temporada 2017/2018, particularmente en la Universidad de Hawaii. Por aquel entonces tenía 19 años. Ahora con 23 ha jugado su última temporada en la Liga Universitaria norteamericana. «Sé que soy joven y tengo mucho por vivir, pero esta ha sido la experiencia de mi vida y tengo la sensación de que seguiré diciendo lo mismo durante muchos años más», reconoce a WATERPOLISTA.com la deportista madrileña quien considera que «todo el que viaja se descubre, pero cuando pasas cuatro años tan lejos de casa en estas edades, eres tú y nadie más, y te toca espabilar. No es nada fácil hacer una carrera en otro país, en un idioma que no es el tuyo, mientras entrenas a nivel profesional, oye te curtes bastante. Eso sí, esto de verdad que ha sido un lujo para mi. Estoy inmensamente agradecida de haber tenido la oportunidad de vivir el deporte universitario de esta manera en Estados Unidos. Llegas aquí, después de haber experimentado lo que es hacer un deporte que no es el fútbol en España, y flipas con las facilidades que tienen, el cómo tratan a los deportistas, la infinidad de recursos. Puede que no sea una experiencia para todo el mundo, pero yo la recomiendo al cien por cien para quién tenga la oportunidad, a mi me ha cambiado la vida y me ha ayudado a acercarme a la mujer que quiero llegar a ser«, explica.

En este cuarto y último año jugando la competición norteamericana, lo cierto es que ha sido notable a nivel deportivo, a pesar de que como según reconoce ha sido «el año más absurdo de la historia«, aunque eso si se enorgullece del «pedazo de equipo que hemos construido durante estos meses tan difíciles». «No pudimos entrenar todas juntas hasta enero, y empezamos a jugar en marzo, consecuencia de estar en Hawaii. Trabajamos muy, muy duro porque no estábamos al nivel competitivo del resto de equipos en nuestra liga. Excepto nosotras, todas las universidades están en California y llevaban ya jugando desde hacía meses todos los fines de semana. Aún así, hemos permanecido unidas desde el principio, hemos trabajado con las circunstancias que nos tocaban, y nos hemos llevado el título de campeonas de liga regular y de los play off de nuestra conferencia», asegura la deportista madrileña, quien en este sentido desvela como ha sido el compaginar el deporte con la pandemia del Covid-19: «este año, como seguramente para muchas más compañeras, ha sido el reto más difícil que he vivido a nivel deportivo. La pretemporada la tuvimos que hacer por nuestra cuenta, sin piscina ni gimnasios ni entrenadoras, porque la universidad no se encontraba en funcionamiento debido a la pandemia y demás regulaciones. Cinco meses intentando hacer lo que podíamos para estar en forma y construir el equipo. En enero finalmente empezamos a entrenar oficialmente y ha hacer waterpolo todas juntas«, puntualiza.

| La situación del Covid19

En este sentido, Baringo explica que «normalmente jugamos alrededor de treinta partidos por temporada contra equipos muy diferentes a lo largo de Estados Unidos, más y menos competitivos que nosotras. Este año mi equipo ha jugado únicamente contra cinco equipos un total de catorce partidos, contando con los play off. A diferencia de la situación de el resto de universidades de California, el estado de Hawaii sólo ha permitido que se jueguen los partidos específicos de la conferencia universitaria a la que pertenecemos, y de ahí nuestra falta de competición. Además, desafortunadamente hemos tenido que lidiar con cancelaciones por casos de covid, la realidad que todos hemos tenido que afrontar en este año tan complicado. En cuánto a los protocolos de seguridad que hemos seguido, todo ha estado altamente organizado y planeado para poder hacer deporte de una manera segura y preventiva, una de las razones por la que tardamos tanto en empezar a jugar. Por ejemplo, todos los miembros del equipo nos hemos hecho PCR y tests del covid mínimo tres veces a la semana durante toda la temporada. Además, yo y todas mis compañeras ya estamos vacunadas, lo que hemos agradecido profundamente«, asegura con claridad una jugadora que entiende de forma irónica, que las diferencias con respecto al waterpolo de Estados Unidos y al de España son «infinitas«.

«Para serte sincera, pero al fin y al cabo sigue siendo waterpolo y a mi pesar la selección estadounidense es actualmente la mejor del mundo. Lo que más se puede destacar, entre otras cosas, es el ritmo y modo de juego. Desde mi punto de vista, en Estados Unidos no hay tanta fuerza y calidad en las posiciones de dos metros en comparación con España y otros equipos europeos. En Estados Unidos hacen un juego muy dinámico de entradas y bloqueos para generar ataque, y se suele defender con un press fuerte. En España le damos más importancia al juego en la boya, y por eso también estamos mas acostumbrados a jugar con defensas en zona y M, donde chutar de fuera es el 80% del ataque. También afecta el que en Estados Unidos el tiempo de posesión del balón es de 35 segundos, dando mucho más juego ofensivo. Y…bueno, el waterpolo europeo tiene mucha fuerza y mucho más contacto, en estados Unidos te expulsan si agarras del bañador. Otra diferencia y algo que añoro bastante, es que siempre he pensado que la pasión y la fuerza con la que jugamos en España no tiene nada que ver con cómo viven el waterpolo en Estados Unidos, donde tienen un juego más funcional y estructurado, por decirlo de alguna manera. Al fin y al cabo durante este tiempo ha sido muy interesante ver el waterpolo con esta perspectiva internacional, y entender cómo la cultura y la política de cada país afectan tanto, y de manera tan diferente al deporte«, asegura.

Por otro lado, Carmen ya plantea su futuro al corto plazo marcando su particular hoja de ruta: «siempre he sido el tipo de jugadora que le encanta marcarse toda clase de objetivos. La mayoría de años que he jugado al waterpolo, y antes como nadadora, mis objetivos se centraban en aspectos físicos y técnicos principalmente a mejorar. No diría que me obsesiono, pero sí que la verdad es que esto de los objetivos siempre me lo he tomado muy en serio, y es lo que me ha ayudado a progresar al ritmo que he querido. También como todo deportista bastante autoexigente, siempre me he fijado mucho en resultados, y siempre he soñado en grande con convocatorias para el equipo nacional, sin ponerme límites. Sin embargo, este año he aprendido más que nunca lo importante que es entender cuál es tu rol en el equipo, y entender a -el equipo-. Por lo tanto los objetivos que me he marcado han sido más enfocados a mis responsabilidades como jugadora, pero más importante, como compañera, amiga y capitana. Si antes miraba más hacia dentro, ahora me he volcado en mirar hacia fuera. La experiencia que me han dado estos años me ha hecho finalmente ganar la confianza y la seguridad en mi misma necesarias para olvidar mis egos y poder pensar en colectivo, mirando hacia el equipo más que nunca. Este año los objetivos eran guiar y ayudar a mis compañeras a poder sacar lo mejor de esta mierda de situación, con perdón, y salir más fuertes y más unidas que nunca. Yo considero que he dado todo lo que tenía y sé que mis compañeras también, y por eso hemos ganado mucho más que una liga. Puedo decir que ha sido la temporada más especial de mi vida, y una que nunca voy a olvidar», sentencia.

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