CNAB o cómo mirar mucho más allá del resultado final

El conjunto marinero debe mostrar su disgusto por no haber conseguido el título, pero a la vez debe estar muy complacido de lo que ha logrado en la pasada Final Eight de la Champions League

Cuando la temporada se mide por si eres campeón de Europa o no lo eres, no puede dejar de decepcionarte no lograrlo, pero entiendo que la valoración que debe realizar el CN Atlètic Barceloneta es una bien distinta, debe mostrar su disgusto por no haber conseguido el título, pero a la vez debe estar muy complacido de lo que ha logrado, llegar a las semifinales y caer con honor, mordiendo hasta el último momento ante un equipo creado para ganar, con un presupuesto muy superior al resto y que, sea cual sea la competición, lleva la vitola de favorito, pero por encima de todo debe estar orgulloso del paso dado, los del bacallà, han dado el salto de manera definitiva a consolidarse entre los candidatos al triunfo, uno de aquellos que , en su caso, los apostantes siempre tendrían en cuenta, han pasado de ser un outsider, a ser uno de los grandes y ello es motivo de satisfacción y más cuando se debe a un trabajo bien estructurado, cuidando todos los detalles, con un trabajo que demuestra que el waterpolo como deporte ha dado un paso al frente importante, con staff completos, condiciones de entrenamiento, stages, una competición en que cada partido es comparable con ir a cualquier espectáculo y ellos están al frente de este movimiento.

Evidentemente, estos méritos, ya son conocidos, y lo que se trata hoy es de analizar su paso por esta final a ocho, un paso con sabor agridulce, puesto que en esta final europea iba mucho más que un título, estaban en juego dos temporadas, puesto que aunque solo haya una copa, se reconocía al equipo que había sido capaz de superar mejor la pandemia, dentro y fuera del agua, se añadía el adiós de un entrenador que lo ha sido y es todo en el club, desde la humildad ha llegado al cenit, y la posible despedida de algún jugador mítico para la entidad.

| Una competición diferente

El primer partido, ante los griegos del Olimpiacos, parecía que no hubiera rival, el vapuleo fue tal que dejó atónitos a propios y extraños. El juego de los catalanes, fluido, moderno, con rapidez y agilidad y un gran acierto cara a gol, hizo que el potente equipo helénico fuese un pelele en sus manos. Un parcial inicial de 7-0 no es habitual en una competición de este nivel, y mucho menos que el festival siguiera hasta el final, con alguna concesión defensiva, quizás para reservarse para el duelo del día siguiente.

La semifinal, ante un Recco, herido por la perdida de su liga domestica por primera vez en catorce años, empezó muy bien, pese al golazo inicial de Mandic. El juego de los marineros era más fluido y ello se reflejaba en el marcador. Los italianos, superados, encontraron en las protestas a las decisiones arbitrales un aliado, puesto que, cuando impusieron una defensa al limite del reglamento, la única forma de frenar el juego de los barceloneses, encontraron la respuesta buscada desde el borde de la piscina, puesto que , una forma u otra de interpretar el juego, favorece a un siete o al otro. Ello hizo que los dominadores fueran los transalpinos, que se llevaron el gato al agua, dejando a os oro y azules sin el premio por el que habían trabajado durante estos dos años. Y el partido por el tercer y cuarto lugar, difícil de saber si es un premio o un castigo, no es más que el borrón que se puede permitir el mejor escribano, una anécdota que deja mal sabor de boca, pero que no puede, no debe, dañar la imagen de un equipo que nos ha hecho soñar con traerse la Copa de esta final a ocho celebrada en Belgrado. Enhorabuena al campeón y gracias al CN Atlètic Barceloneta.

twitter-bird@GasparVenturaM

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