Cristobal Carrasco, el delegado del CNSA querido por todos

Es delegado del equipo absoluto masculino del CNSA y a su vez comparte funciones en la secretaria técnica, pero lo que más marca la figura de Cristobal es que todo el mundo le aprecia

Su vinculación con el mundo del waterpolo empezó en el año 2008 cuando su hijo pequeño, Gabriel (tiene otros tres) comenzó a los siete años a jugar a esta del waterpolo. Desde ese momento y hasta ahora su relación con el balón amarillo ha sido cada vez más estrecha, ya que al lado de él ha estado siempre y no sólo como padre, sino también como delegado y persona de confianza en su club, el CN Sant Andreu con quien mantiene una profunda vinculación ya que en esta entidad catalana lleva ya ocho temporadas como delegado del equipo absoluto masculino. Función que compagina con la coordinación de la dirección deportiva y la secretaria técnica, con todo lo que atañe a los delegados de todas categorías del club, algo que le permite a participar activamente en todos los eventos que el club tiene que realizar, incluyendo también todo lo necesario, en la instalación, en los partidos de las ligas nacionales masculina y femenina. «Todo esto sería imposible de realizar, sin la confianza y la complicidad, de los responsables técnicos de la sección de waterpolo, de mi club y sobre todo, del capital humano que son, todos mis compañeros y amigos, que forman el colectivo de delegados de este club, sin ellos nada sería posible, con ellos llegamos a donde sea«, explica el protagonista.

Sin embargo, lo que le une al CNSA y a la pileta es la pasión que siente por el waterpolo, ya que lo más que le llama de su relación con el deporte es la parte humano, y sobretodo el haber conocido a «grandes profesionales y buenas personas». «Con los que mantengo con la gran mayoría, muy buena amistad, entrenadores, jugadores, tanto de categorías como absolutos, que estos trece años han pasado por mi vida, mi profundo agradecimiento a todos los entrenadores, que han pasado por mi vida, estando yo en el Sant Andreu y por la trayectoria deportiva de mi hijo, quisiera nombrarlos a todos los entrenadores, con los que yo he estado en el banquillo, acompañando a mi hijo, sin dejarme a ninguno, lo hare por orden cronológico: Cristina Mulero, Oscar Molina, Alex Corres, Dani Esforzado, Roger Ximénez, Javier Belmonte, Javi Aguilar y Dani Ballart. También la relación que he tenido, con anteriores entrenadores y con los responsables técnicos anteriores y actuales del Sant Andreu con los que he convivido, y he tenido una estrecha relación y hoy son la gran mayoría muy buenos amigos: Manolo Suarez, Carlos Bellón, Xavier Julia, y en la actualidad Juan Carlos Sanchón y Javier Aznar, con los que mantengo una relación de amistad y colaboración muy estrecha e importante», explica a WATERPOLISTA.com Carrasco, quien también ha sido parte importante en el proyecto BWMF, «una asociación de amigos, sin ánimo de lucro, que cada año mueve a centenares de waterpolistas, a vivir una experiencia inolvidable de waterpolo, una experiencia de amistad y convivencia, que no olvidan y que nos llena y nos une, gracias a todos mis amigos y colaboradores de BWMF«, puntualiza una persona que formó parte del área de competición del Europeo de waterpolo del 2018, en la piscina Picornell, de la mano Juan Carlos Sanchón, «un equipo de una calidad humana y profesional única, mi agradecimiento a todos ellos«, apunta.

Con todo esto, Cristobal tiene algo claro y eso es que el «CN Sant Andréu es mi casa también», puesto que según reconoce «es el lugar donde puedo vivir experiencias personales y humanas increíbles, con las familias de nuestros deportistas, con nuestros deportistas, con nuestros técnicos, con nuestros responsables, por supuesto con nuestros trabajadores del club, que nos ayudan cada día, en día a día de nuestro trabajo, con los socios del club que sienten el waterpolo como un valor añadido, a lo que representa el patrimonio humano y deportivo del club«. «Pero, sobre todo, lo que supone este club para mí, es el lugar donde puedo desarrollar y llevar a cabo, todo aquello que llevo dentro, mis valores humanos y cristianos, de poder hacer, todo aquello que pueda por los demás, y aquí en el CN Sant Andreu, me lo permiten», explica quien se deja la voz en cada partido con la intención de seguir siempre «animando, apoyando, escuchando, llorando y riendo con todos los jugadores y entrenadores que entrenan y se esfuerzan cada día«, comenta un profesional que considera en cuanto al waterpolo de hoy día que lo ve con «esperanza y futuro«. «Creo que este tiempo complicado y difícil que estamos viviendo, nos ha dado a todos, a mí el primero, otra visión, incluso otra escala de objetivos, que pasaría primero, por la subsistencia de los clubs, y en consecuencia de sus profesionales, yo creo que si todos los actores de este deporte, trabajan unidos, saldremos adelante, sin duda. Y para mi hay dos lecciones importantes que he vivido y recibido de este deporte, pensando que los más pequeños de hoy, serán el futuro del waterpolo, y también saber que el equipo que tenemos hoy, es lo mejor con lo que podemos contar. Muy sencillas estas dos lecciones, que no debemos olvidar nunca. Por lo tanto, manos a la obra y a trabajar duro, con aquello que hoy la vida nos ha dado», concluye.

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