Dani Ballart: «Los Juegos de Barcelona nos ayudó a acabar consagrándose como selección y como jugadores»

Decir que los Juegos de Barcelona 1992 cambiaron el rumbo del waterpolo español parece una obviedad, pero bien es cierto que fue una derrota que marcó a la mayoría de integrantes de aquella mítica selección española. Una de ellas es Dani Ballart, quien reconoce que cuando piensa en aquella cita lo primera que recuerda es el ambiente, pero también «la tristeza y el dolor por haber perdido». Y eso que no vivieron mucho el ambiente de la ciudad, porque se mantuvieron concentrados y entrenando fuera de Barcelona. «Pero evidentemente en todos los balcones de la ciudad habían banderas olímpicas de Barcelona 92 y el ambiente se notaba que era un ambiente olímpico en el sentido que todo el mundo lo vivía desde sus propias casas», insiste Ballart quien desvela que el equipo sentía «la presión». «Nosotros veníamos de disputar la final en el Mundial del año anterior y la final del Europeo del año anterior. Una de las medallas más claras que había era la de waterpolo. No solo la medalla sino que todo el mundo apostaba porque jugando en casa era nuestro momento de ganar el oro. Por eso esa alegría tan extraordinaria de ganar las semifinales. Habíamos cumplido lo que se esperaba de nosotros que era ganar una medalla. Y una vez en la final lo único que haces es pensar en el oro y cumplir tu sueño de pequeño«, explica.

| Una dura preparación

Para aspirar al oro, este equipo vivió en sus carnes una exhaustiva preparación liderada por Dragan Matutinovic, quien llevó al límite a sus jugadores. «La preparación previa a los JJOO fue muy dura, pero lógicamente no se podía prever de otra manera. Para las grandes competiciones hay que hacer grandes preparaciones y así lo hicimos. Recuerdo como detalle bonito un stage con Estados Unidos, también con Canadá dónde fuimos a Los Ángeles y ese fue un experiencia muy bonita de preparación y también de viaje que nos dio mucha alegría además de los partidos contra estas dos grandes selecciones«, comenta el ahora técnico del CN Mataró, quien detalla que la primera fase del Campeonato fue una primera toma, en la que «no jugamos a nuestro mejor waterpolo». «Teníamos dudas, nos costaba mucho arrancar, y no nos encontrábamos. Pero también es normal debido a toda esa presión. La piscina estaba abarrotada. Era la primera vez que jugábamos delante de 5000 o 6000 personas que era en la piscina Montjuic a parte de lo que pasó en la Bernat Picornell. Así que asentarse y aclimatarse en aquel ambiente nos costó un tiempo, pero sin duda lo hicimos», recuerda Ballart, que desvela que todos pensaban en el oro. «Independientemente de que fuera el primer partido o el último. Realmente nos preparábamos para aquello. Habíamos hablado muchas veces, sabíamos que era nuestro sueño e íbamos a por ello. Por eso creo que esa decepción de perder la final viene porque en ninguna otra cabeza cabía otro metal. Así que da valor aquella idea común que teníamos y de aquel objetivo tan extraordinario que era llegar a ser campeones olímpicos«, asegura.

Y esta selección de cara a conseguir este metal contaba con un grupo de una «calidad increíble«. «Un equipo de talento del primero al último. Estábamos entre los 3 y 5 mejores jugadores del mundo de cada posición. Al final cuando reúnes a tanto talento junto y trabaja con un fin común pasa lo que pasa«, detalla Ballart, que considera que el punto fuerte del equipo era «el hambre de títulos y de conseguir el sueño que nos impulsó hacer este deporte». «Ese es el gran mérito de los jugadores que nos encontramos en un mismo momento del destino para poder compartir esas grandes ilusiones, delante de esos grandes retos que se nos pusieron por delante. Pero sin duda el punto en común es esa ambición«. Y con esa misma ambición se plantaron en la final ante los italianos. «Evidentemente era un marco diferente, por toda la expectación y toda la cantidad de público que no habíamos visto nunca, concretamente 15.000 personas juntas. Y ver cómo la mirada se te va. Lo vimos en semifinales, en la final. Lo afrontas con una responsabilidad total. La presión no se entrena. La presión se vive. La presión estaba en el ambiente y la digerimos como pudimos en aquel momento. Todos éramos muy inexpertos en ese apartado de grandes acontecimientos. La selección italiana tenía mucha más experiencia que nosotros. Debido a su liga, más evolucionada que la nuestra. Mucho más público, mucha más presión. Esa templanza se vio antes del partido por parte de ellos. La verdad que hicieron un grandísimo partido. Dónde nosotros también estuvimos a la altura, pero al final con tantas prórrogas es poco como los penaltis. Es tirar una moneda al aire para saber quien acaba ganando», comenta el ex jugador quien recuerda que «la sensación final fue de drama total«. «Evidentemente no podíamos proyectar a largo plazo el hecho de que podíamos volver a jugar una final olímpica. Sabíamos que era dificilísimo de hacer y repetir. Además está la incógnita si cada uno podría jugar otros JJOO por el hecho de las lesiones, de que te volvieran a convocar y la sensación era de haber perdido la ocasión de tu vida para cumplir tu sueño. La verdad es que si alguien nos pudiera haber dicho que aquello era el comienzo de una historia extraordinaria hubiera estado bien porque hubiera sido como poner pomada a la herida que nos quedó«. Sin embargo, para Ballart esta derrota y las otras que vinieron posteriormente «nos ayudó a todo lo que vino a nivel de oros». «Nos ayudó a acabar consagrándose como selección y como jugadores. Estas derrotas nos ayudaron a ser las personas que somos hoy en día. Todo es aprendizaje y a veces esta enseñanza no llega por la parte agradable de la historia, y es cuando más rápido se avanza«, sentencia.

@etoster