Eduardo Capote y el waterpolo como pasión en el Echeyde

Ya sea de una manera u de otra, Eduardo Capote (los más cercanos le llaman ‘Fufu’) guarda una relación especial con el waterpolo. Y lo hizo desde que se iniciara de pequeño en una sección a medio hacer del Real Club Náutico de Tenerife, donde combinó el waterpolo con la natación, hasta que se decididó por el balón amarillo para años después involucrarse de lleno en la creación del Tenerife Echeyde, entidad que le ha permitido mantenerse muy cerca de su gran pasión. «El waterpolo me pareció muy divertido desde el primer momento. Tenía todo lo que me venía bien de la natación: ejercicio en el agua para mejorar la musculatura de mis piernas e ir corrigiendo la patología de rodillas y el trabajo cardiorespiratorio para mejorar el asma que arrastraba de pequeño. Además, pasabas de competir individualmente a hacerlo en equipo, por lo que pasó a ser un reto no solo más divertido sino de más responsabilidad. Éramos un grupo bastante justo (como suele pasar casi siempre en waterpolo por no ser un deporte con muchas licencias) por lo que para jugar partidos entre nosotros y por tanto tener entrenos más divertidos, teníamos que ir prácticamente todos a entrenar. De nada que faltara alguno, ya no podíamos jugar partidos, que era lo que más divertido era. Esta relación con el waterpolo es lo que me ha dado en la vida muchos valores como el compromiso, el sacrificio, el compañerismo… Es en este deporte donde he forjado la mayoría de mis amistades a lo largo de casi 30 años que llevo vinculado a él. También he podido viajar por toda España con las diferentes competiciones de liga en las que he participado con lo que me ha permitido conocer gente y lugares que en otras circunstancias, seguro hubiera tardado más tiempo en conocer«, explica a WATERPOLISTA.com Capote que aunque se lanza al augua para jugar en el filial del Echeyde, cuenta con funciones específicas en el primer equipo, teniendo en cuenta que a lo largo de la historia del club ha sido de todo: «jugador, entrenador de categorías inferiores, entrenador del equipo femenino, tesorero, secretario de la directiva y actualmente estoy de delegado del primer equipo masculino». «En realidad todos estos puestos son excusas para seguir vinculado a un deporte que me ha dado tanto. Yo lo único que hago es estar rodeado de gente a la que quiero por lo que compartimos por este deporte y aportar, en la medida en que mi trabajo me lo permite, mi ayuda para hacer del waterpolo y del Echeyde un club más grande», insiste.

| Un destacado salto de calidad

En este sentido, este club que inició junto a grandes amigos como es el caso del presidente, David Rivas juega un papel fundamental. «El Echeyde ha sido mi hobby, mi gimnasio, mi sitio para quitarme el estrés, mi lugar donde me reunía con mis amigos. Es el club donde nos juntamos algunos jugadores que ya no podíamos competir en el Náutico, debido a dificultades para continuar con la sección de waterpolo, con jugadores a los que nos enfrentamos todos los años y que a pesar de eso manteníamos buenas amistades. Esa unión en el Echeyde formó un grupo maravilloso de amigos a la que poco a poco se fue adhiriendo más gente y así formar esa gran familia que es el Echeyde», puntualiza un profesional que debido a su trabajo como fisioterapeuta, es uno de los encargados de cuidar el estado de salud de los deportistas de la entidad, y en particular del equipo absoluto que ve este año «muy bien«. «Es increíble lo que puede mejorar un equipo con una buena estructura, un buen entrenador y el sacrificio de los jugadores entrenando todos los días y en doble sesión. Este año se ha dado un salto con respecto al año pasado y además se ha clasificado por méritos propios para la Copa, cosa que antes nunca se había logrado. Creo que aún se puede dar alguna que otra sorpresa, así que estoy seguro que nos quedan muchas alegrías por descubrir«, asegura, al igual que define como «brutal» la evolución protagonizada en este corto periodo de tiempo.

«La llegada de Albert Español ha sido un punto de inflexión muy claro en el Echeyde. Nos ha llevado a una estructura más organizada de un club, que por lo general seguía siendo amateur, profesionalizandose en todos los aspectos: categorías inferiores, dinámicas de entreno, mejora de técnica y táctica en lo puramente relacionado con el juego, mejora en el funcionamiento con los distintos estamentos públicos, y mucho más. Y es que David Rivas ha sabido una vez más encontrar lo que el Echeyde necesitaba para dar ese saltito de profesionalidad que nos faltaba. Se que ha hecho un sacrificio muy grande en lo personal y lo profesional para seguir ayudando al Echeyde en su progresión, sacando tiempo y energía de todas partes y el fichaje de Albert el pasado año es la guinda que le faltaba a este proyecto. El primer año fue de adaptación a los cambios, a la corrección de errores que arrastrábamos como estructura de club, a la integración de la metodología de entrenos y a las variantes técnicas y tácticas que Albert quería implementar. En este segundo año se ve una consolidación de una idea de trabajo y una mejora en la asimilación de lo aprendido tanto técnica como tácticamente. Todo esto aderezado con un gran trabajo de Fermín Bernassar en la parcela física, manteniendo al equipo en un gran estado de forma», apunta Capote, que a su vez pone el foco en su faceta como fisioterapeuta. «Me encargo de ver en mi clínica de fisioterapia las distintas lesiones que puedan surgir en los jugadores del equipo masculino y femenino. Intento ayudar en los partidos, tanto en casa como fuera, con las dolencias, contracturas o lesiones que puedan surgir. El resto lo hago como hobby, como un vínculo hacia un deporte que me ha dado tanto y que siento que en la medida de mis posibilidades puedo ayudar y contribuir a que crezca. Siempre intentando que mantenga esa unión en lo personal y que el club crezca con los valores con los que crecí«, concluye.

@etoster