El ‘calvario’ del Waterpolo UPV Levante: seis piscinas, en los últimos seis meses

Los últimos meses han sido duros para la familia del Waterpolo Levante, que aunque ha recuperado el apoyo de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), han pasado por seis instalaciones diferentes debido a los arreglos de su piscina habitual, limitando su actividad deportiva

Los últimos seis meses han sido casi un calvario para el Waterpolo Levante, que en lo que va de temporada ha tenido una mezcla de emociones. Por un lado, ha celebrado el haber recuperado el convenio con la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), por medio del cual han pasado a ser una sección deportiva de la institución. Este paso les ha permitido conseguir un gran apoyo institucional y presupuestario con el que sustentar la sostenibilidad y viabilidad del proyecto. Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas, ya que han venido teniendo serios problemas con su instalación habitual, la cual cerraron para cambiar el techo de la piscina. Aunque en un principio este cierre sería solo para los meses de septiembre y octubre, una serie de retrasos en las obras han propiciado que durante los últimos seis meses, los 16 equipos que forman el club se hayan tenido que repartir entre seis instalaciones diferentes. «Todo ello ha supuesto que no tengamos nuestra piscina habitual, por lo que hemos tenido que buscarnos la vida, teniendo en cuenta la falta de disponibilidad de piscinas en Valencia para un deporte como el watepolo. No nos valía una instalación con dos calles, y además necesitábamos que nos dejaran poner las porterías», explica la vicepresidenta del Club, Marta Maicas, quien forma parte del primer equipo femenino que lucha por hacerse con el billete que les permita disputar un año más el Campeonato de España de Segunda División Nacional.

«Más allá de los problemas para entrenar cada día, jugamos todos los partidos como visitantes, pero cuando llegó enero y vimos que el problema no se solucionaba, tuvimos que buscar otras soluciones para poder desarrollar con cierta normalidad la temporada en el plano deportivo. Los absolutos son los equipos que más han rotado, ya que hemos intentado que los equipos de categorías pudieran entrenar en la misma«, comenta la directiva de la entidad, quien desvela que tras un tiempo, encontraron una instalación en la que poder jugar (al menos) como local. Fue en la piscina Ayora, en un barrio muy cercano a la Universidad. «Nos ha salvado la temporada», afirma Maicas quien desvela a su vez que esta serie de inconvenientes a lo largo del curso ha incidido negativamente en la masa social, ya que varias son las familias que se han dado de baja. «Ha sido una faena«, detalla. No obstante, ahora una vez han recuperado su lugar de entrenamiento habitual confían en mantener la ilusión por un proyecto que busca asentar las bases con una numerosa cantera, y con la ambición de seguir siendo una referencia del waterpolo en Valencia.

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