Emma Campos: una árbitra entregada al waterpolo

Repasamos junto a la árbitro nacional catalana su trayectoria dentro del waterpolo, y en particular su carrera como colegiada y sus retos dentro de un colectivo que según reconoce "tiene mucho nivel"

La relación de Emma Campos con el waterpolo comenzó después de que decidiera cambiar de aires tras venir practicando la natación. Primero en el CN Poble Nou, a los siete años, y luego en el CN Montjuic, donde estuvo hasta los 16. A partir de ese momento, la catalana necesitaba apaciguar su adicción al cloro, pero alejada a la natación. «No quería competir sola, quería jugar, quería tener un equipo y pelear por un objetivo común. Como soy un pez, que fuera del agua me ahogo, solo pensé en el waterpolo. En mi instituto había un par de compañeros que jugaban y me llamaba la atención. Así que busqué un club que tuviera femenino y descolgué el teléfono para llamar al Sant Andreu, dónde jugué con el primer equipo hasta los 26 años. Luego me pasé al master, donde sigo, y esperando que la pandemia nos permita volver a divertirnos», explica a WATERPOLISTA.com una amante del waterpolo que ahora disfruta del deporte desde otra perspectiva: como árbitra. Y es que dio el salto como colegiada en el Comité Catalán en la temporada 2001/2022, hasta que en el año 2005 dio el salto a la categoría nacional. «La verdad es que me gusta la figura del árbitro, siempre me ha gustado. Creo que somos parte de este deporte, sin nosotros no se podría jugar. Lo amamos tanto como jugadoras/es, entrenadoras/as y forofos del waterpolo. Y me encantaría que los equipos nos vieran así, como alguien que ama el mismo deporte que ellas/os y que también nos sacrificamos y aportamos nuestro granito de arena para que este deporte crezca», asegura.

| Su primer partido

En este sentido, Campos reconoce sobre sus inicios, que su primer partido fue «un desastre». «Recuerdo llegar a la piscina de Can Llong, un partido benjamín, sin árbitros auxiliares, sola ante el peligro. En aquel momento hacíamos hasta los recibos de manera manual y cobrábamos en efectivo. No sabía ni cómo hacer el recibo. Unos papis voluntarios ayudaban en la mesa, pero tenías que darles las instrucciones mínimas y hacer que se sintieran seguros. Ellos no saben el reglamento y se ofrecen a ayudar, que menos que hacerlos sentir bien. Durante el partido pité una expulsión sin cambio, la que ahora es con cambio a los 4 minutos y penalti, y dejé entrar a un sustituto…lo que os digo, un desastre. Pero no me hundí, hice de tripas corazón y fui al segundo partido, segura, con la intención de que no me pasara más. Fue un infantil en la Pau Negre. Mi maestro, el gran Eugeni Asencio, vino a verme. Fue una motivación extra para mí, y creo que salió un partido bueno. Y de ahí hacia adelante. Hubo partidos difíciles, dónde te toca imponerte, vaciar gradas, sacar tarjetas, hacerte respetar, pero también partidos en los que sales con la sensación que has ayudado a que el waterpolo luzca como las/os jugadoras/es hacen que luzca, y sales satisfecha. Cada partido era y es un reto, un aprendizaje», explica una colegiada a la que le gusta ser árbitra. «Es una parte importante de mí, puesto que llevo arbitrando casi 20 años. He hecho amistades importantes en el mundo del waterpolo y del arbitraje. Y aunque en estos momentos de mi vida no sea una de las principales prioridades, siempre guardo tiempo para arbitrar. Y mientras siga teniendo ilusión por entrar a las piscinas de blanco y con bambas, seguiré arbitrando», puntualiza.

Por otro lado, Emma reconoce que que para ella el reto dentro del colectivo pasa por «seguir aprendiendo y creciendo, ayudar a las/os que empiezan a continuar, a seguir disfrutando del silbato y de mis compañeras/os y de este deporte que tanto me gusta. Que mi pasión siga viva, ese es mi único reto«, asegura Campus que valora el momento actual del arbitraje en España: «hay mucho nivel, siempre tenemos árbitros internacionales en el más alto nivel y así debe ser. Las/os árbitros tenemos que estar al nivel de la competición, y el waterpolo español está en lo más alto, así que el arbitraje ahí debe estar y debe trabajar para estarlo. Y como en muchos ámbitos, la mujer está poco representada. Si no me equivoco, de casi 100 árbitros nacionales que hay actualmente en activo, solo somos nueve mujeres. Tenemos que ser más para que haya más posibilidades de estar arriba y de conseguir la equidad. Chicas que me leéis, el arbitraje es también nuestro«, asegura Campos, que por otro lado le gustaría que tanto los equipo como jugadores y entrenadores «nos vieran como parte de este deporte, no como un mal necesario, sino como aliados, como alguien que quiere que el partido se juegue de la mejor y de la manera más limpia y espectacular posible«, concluye.

twitter-bird@etoster

También podría gustarte
¡Suscribete a WATERPOLISTA.com totalmente GRATIS!
Disfruta de todas las novedades que se publican en WATERPOLISTA.com y muchas ventajas que irás recibiendo semana tras semana.