En el pódium del Mundial pensando en el oro de París

En el pódium del Mundial pensando en el oro de París. Así podríamos valorar el papel de nuestras dos selecciones de waterpolo, masculina como femenina. En una temporada excepcional, en la que el campeonato de Europa y el del Mundo prácticamente se han jugado de manera seguida, sin descanso y con los Juegos Olímpicos presentes en la mente de jugadores/as y técnicos, sin renunciar a nada, las dos primeras competiciones jugadas, no dejan de ser paradas en la senda de la cita más importantes en la vida de un deportista. Aunque las medallas, sobre todo la de bronce, ya que has terminado la competición con una victoria, nuestras selecciones, las de hombres y las de mujeres, tienen aquel gusanillo dentro que les hace querer más.

Miki Oca, comanda un equipo, que tiene dos rivales de dureza singular, Países Bajos entre las selecciones europeas y Estados Unidos a nivel mundial. Estoy convencido que, desde ya, está pensando cómo superarlas. Dispone de las piezas para conseguirlo, el equipo ha ido creciendo y las incorporaciones demuestran su progreso y valía a cada actuación. La valoración de este mundial no puede realizarse sin sumar el reciente campeonato de Europa y la nota es alta, un notable alto, cerca del sobresaliente. La confirmación de Marina Terré entre las mejores porteras del Mundo, es de una importancia singular, con tres boyas, Maica García y las dos Paulas, Leitón y Camus que condicionan las defensas contrarias, con lo que el arco dispone de buenas opciones de lanzamiento: Bea Ortiz, la zurda de Judit Forca y Elena Ruiz, como si fuera una veterana, son garantía de gol, la inteligencia y polivalencia de Anni Espar, la veteranía y saber hacer de Pili Peña, otra zurda, como Adriana Ruiz, goleadora, una sorprendente Paula Crespi, infatigable, decidida, impagable, la revelación de la temporada, Isabel Piralkova, decidida a ser pieza fundamental de este equipo, con la especialista Cristina Nogué y Nona Pérez, avispada, perspicaz, capaz de jugar en la posición más difícil para un diestro. En su palmarés demostraron que pueden luchar por el único título que falta.

Los chicos de David Martín sufrieron un revés que puede ser fuera necesario, la superioridad de nuestra selección parecía manifiesta, capaces de superar a cualquiera, con variedad táctica, funcionando como un auténtico bloque y las individualidades marcando diferencias. Nuestros jugadores, ante Italia, recibieron un aviso. Los transalpinos pudieron maniatar a nuestros atacantes. Su estrategia nos hizo ver que, para ganar, es necesario rendir siempre al máximo. Así pues, podemos hablar de una derrota oportuna, más cuando, el Mundial se cierra con un triunfo y la medalla de bronce colgada del cuello. El buen hacer desde el banquillo, con David alternando a los porteros, Edu Lorrio y Unai Aguirre, lo que asegura un alto rendimiento en los momentos decisivos, con un par de boyas, Roger Tahull y Miguel del Toro, capaces de llevar de cabeza a los defensores, un Felipe Perrone incombustible, capaz de mandar y golear, Álvaro Granados con una gama inacabable de goles diversos, como su compañero Bernat Sanahuja, con un lanzamiento increible, Marc Larumbe, incansable, el jugador siempre necesario, Alex Bustos, capaz de combinar el marcar a las boyas con doblar esta posición en la faceta atacante, Alberto Munarriz, el cañón de la fortaleza, con la zurda y la veteranía del látigo Blai Mallarach, la aportación casi silenciosa pese a su indudable valor de Martin Famera. Todo ello, de la mano de un maestro en la lectura de los partidos en el banquillo, nos debe hacer llegar convencidos de llegar a la cita olimpica convencidos de sumar el segundo oro de nuestro historial.