Félix Fernández y 34 años de dedicación al banquillo

El madrileño que ahora vive y sigue el waterpolo desde la barrera, es uno de los grandes referentes del waterpolo en Madrid por su dilatadas trayectoria en los banquillos del Real Canoe NC y por su etapa como deportista en activo con participación olímpica incluida

Felix Hernández es una institución para el waterpolo madrileño. Se trata de un amante del balón amarillo que cuenta con una trayectoria ligada al waterpolo que se podría considerar (cuanto menos) como envidiable. Y es que este técnico estuvo entre los años 1982 y 2016 destacando en los banquillos madrileños. Todo ello después de una trayectoria como jugador más que destacada debido a su participación en algunos de los éxitos más importantes de nuestro deporte en los años 80. «Comencé a jugar en 1971 con 11 años. Éramos un grupo de nadadores que nos gustaba jugar con el balón y entramos en el equipo del Real Canoe compaginando la natación y el waterpolo, que entrenamos tres días a la semana. Dos años más tarde ya estaba jugando en el primer equipo (en aquella época solo había juveniles y absolutos)«, recuerda Hernández, que desvela que por aquel entonces, el waterpolo «era un deporte muy desconocido y mucho más minoritario que ahora». «Es más, en Madrid había unos diez equipos, y la Liga Nacional la formularon ocho equipos y uno de ellos siempre tenía que ser el mejor equipo de Madrid», comenta sobre una época que a título personal fue especial para él puesto que llegó a ser olímpico por España, uno de sus hitos como jugador en activo.

«Para mí, los Juegos supusieron la consecución de un sueño y el final de un maravilloso ciclo que comenzó con el oro en el Campeonato de Europa Junior de 1980 y continuó con los diferentes torneos y Campeonatos oficiales de los años 1981 (Campeonato Europa de Split), 1982 (Cto del Mundo de Guayaquil), 1983 (primera medalla del waterpolo absoluto Nacional con el bronce en el Campeonato de Europa de Roma, y plata en Los Juegos del Mediterráneo de Casablanca) y 1984 (con la clasificación Olímpica en Roma y el cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles)», explica Hernández, integrante de un equipo nacional diferente, con más ilusión que recursos a su alcance y sobretodo capaz de dejarse la piel ante los grandes colosos de aquella época. «Prácticamente la mitad del equipo habíamos progresado juntos en las categorías inferiores (infantil y juvenil) y éramos amigos y compañeros, aunque al principio yo era el único jugador de fuera de Cataluña, (Luego entró Mariano Moya), siempre me sentí como uno más ya que el trato recibido fue excelente tanto por parte de los jugadores como del cuerpo técnico«, detalla sobre un plantel que en la mayoría de los casos agolpaba el protagonismo de un Campeonato de Liga que en ya en aquella época, «el waterpolo empezaba a poner los cimientos de lo que sería el bombazo de Atlanta con la generación de oro». «Había técnicos extranjeros que dieron un salto de calidad técnica a los jugadores ya que en esos momentos el waterpolo no era un deporte profesional, aunque había algunos clubes que ayudaban a los jugadores si realizaban dos sesiones de entrenamiento diarias. La competición era más de familia ya que los equipos jugaban en sus instalaciones, unas de 30×20 y la mayoría de 25×12 y las gradas estaban llenas, cosa que en la actualidad no se ve tan a menudo», puntualiza.

Aunque desde joven se dedicó a la enseñanza tanto en la natación como en el waterpolo, llegó un momento en el que decidió dar el salto definitivo a los banquillos, una vez cerró su trayectoria de primer nivel. «No soy yo quien se va a valorar como bueno o malo, lo que si es cierto es que siempre he intentado ser lo más profesional posible y creo que no me ha ido mal pues he estado al pie del cañón desde 1982 que comencé a entrenar hasta hace cinco años que di un paso al lado y durante estos años he pasado por todas las categorías como entrenador del Real Canoe así como en la época en la que fui responsable del waterpolo de la FMN o en los cinco años que trabajé como entrenador del equipo nacional juvenil con la RFEN«, explica un fiel seguidor del balón amarillo que una vez dio un paso al lado en su faceta como técnico, ha querido seguir vinculado de alguna manera al día a día del deporte en su club, el Real Canoe NC, donde ve y vive el waterpolo «desde la barrera». «Desde hace cinco o seis años comencé a realizar retransmisiones en directo por streaming de los partidos del Real Canoe ya que también soy el responsable de las redes sociales del club desde el 2003. Los retos deportivos ahora se marcan en los Máster de waterpolo ya que participamos en todas las competiciones internacionales que se realizan desde hace muchos años, es una manera de mantener el gusanillo«, insiste a la par que da su punto de vista sobre la actual situación del waterpolo en Madrid: «el waterpolo madrileño ha mejorado en número de deportistas, pero es una lástima que muchos de los equipos tradicionales han tenido que desaparecer o se han fusionado pues el problema fundamental, a mi entender, es que la mayoría de los clubes no disponen de una estructura social y por consiguiente de instalaciones de las que puedan disponer con libertad de actuación, aunque ahora han entrado algunos colegios que tienen instalación propia e incluso más disponibilidad de horarios que los clubes tradicionales, también creo que hay un problema de profesionalización de técnicos pero creo que una cosa lleva a la otra. Aun así, es increíble el trabajo que se desarrolla en Madrid y los resultados que se consiguen en las diferentes competiciones Nacionales con los medios existentes«, sentencia.

twitter-bird@etoster

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