Fermín Manso: historia viva del waterpolo en Navarra

Conocemos a una de las figuras más relevantes del waterpolo en Navarra que no sólo formó parte de los inicios, sino que ha tenido un peso determinante en el devenir, primero del Larraina, y ya después del Waterpolo Navarra

El pasado, presente y futuro del waterpolo navarro no se entenderían sin la figura de Fermín Manso, quien no sólo ha mantenido una estrecha relación con el balón amarillo, sino que fue durante una dilatada época el encargado de liderar el devenir de este deporte en la región, puesto que bajo su dirección, Pamplona contó con su primer representante en la máxima categoría en junio de 1987, cuando el Larraina tras un empate en la piscina del CN Sabadell (rival directo en el ascenso) accedió a la élite del waterpolo nacional. Y es que justo, el Larraina fue el germen de la prosperidad de este deporte en el lugar. «Lo más importante inicialmente fue el consentimiento de la práctica de este deporte ya que la natación tenía un peso específico muy fuerte. Fue importante que el Club Natación Pamplona tuviese porterías, gorros y banderas y por lo tanto se pudiesen celebrar partidos. El siguiente hito fue el globo que instaló el CN Pamplona, para cubrir una de sus piscinas de 50 metros. Fue entonces cuando Larraina empezó a tener relevancia al cubrir su piscina, también con un globo, a finales de 1978 y el waterpolo desplazó a la natación para convertirse en el primer deporte del club«, explica un amante del waterpolo que tuvo su primer contacto con el balón amarillo lo vivió durante un amistoso entre los jugadores del CN Barcelona, el día de Navidad, después de la célebre Copa Nadal de natación.

| Larraina y la creación de CDW Navarra

Sin embargo, desde el punto de vista práctico, Manso explica que «empezamos en verano de 1969 con unos entrenamientos, iniciativa de un entrenador centro europeo que tenía contratado el Club Tenis, que se celebraban en el Club Natación Pamplona y a los que nos apuntamos unos cuantos nadadores mayores (18 a 21 años). Al año siguiente, los nadadores de Larraina, que además éramos amigos de cuadrilla, nos presentamos al Campeonato Vasco-Navarro en Portugalete y el 19 de julio, jugamos nuestro primer partido oficial contra la Náutica de Portugalete que perdimos 14-1 Durante el viaje en autobús a Bilbao nos fuimos leyendo el reglamento y había muchas cosas que no entendíamos qué significaban. Los entrenamientos previos los realizamos en Larraina, cuando no había nadie, con un balón de minibasket», detalla una persona que tras ser clave en el devenir del Larraina, fue igualmente importante en el inicio del Waterpolo Navarra como club que se cerró en el año 2004, bajo la estructura del Larraina, y con la idea de llevar «la gestión del waterpolo de manera independiente». «Esta estructura permitió, dos años más tarde, acoger a todos los waterpolistas de Larraina cuando, la nueva junta, decidió prohibir la práctica del waterpolo. Es entonces, a partir de 2006, cuando Waterpolo Navarra empieza su trayectoria deportiva con ese nombre y supuso poder dar continuidad a todo el trabajo realizado hasta entonces. La creación de un club dedicado única y exclusivamente al waterpolo ha supuesto, a pesar de todas las dificultades encontradas, la consecución de los éxitos conseguidos entre los que cabe destacar los 14 años consecutivos en División de Honor«, asegura a la par que califica como «un lujo» el haberse mantenido más de una década en la élite. «Nos daremos cuenta de su magnitud con el tiempo, ahora que lo vamos a perder. El poder disfrutar del nivel de waterpolo que hemos visto todos estos años, el ver como crecían los jugadores de casa, el sentir el apoyo de la gente que nos seguía… En otro aspecto, el cómo se ha conseguido mantenerse durante 14 años, es un milagro porque dentro de la filosofía del club está la limitación de jugadores de fuera de nuestra cantera y resulta imposible mantener el nivel de las diferentes generaciones de jugadores en un entorno tan limitado de practicantes«, comenta.

En este sentido, Manso reconoce que lo mejor de esta entidad navarra se centra en «la ilusión y la pasión que sentimos por el waterpolo que hace que paliemos la falta de medios y de estructura con improvisación, imaginación y algo más, que aportan las pocas personas que tiran del carro de este club. Dentro de lo mejor, como se puede apreciar, también están sus mayores defectos«, comenta un entrenador que sigue ligado como entrenador del equipo cadete del club y que debido a su experiencia sabe que en una Comunidad como Navarra, el waterpolo «es una actividad clandestina». «Hay que llevarla a cabo en horarios que no molesten y por los que tienes que pagar unos precios que ahogan tus presupuestos. No existe, como pasa con otros muchos clubes de waterpolo, una instalación municipal o autonómica que haya sido cedida su administración a un club y de la que puede obtener una estabilidad en sus ingresos. Por otra parte, los llamados clubes polideportivos de Pamplona son más entidades sociales que buscan el ocio para sus socios y en los que el deporte es más como una actividad recreativa y si un deporte obtiene relevancia competitiva, corre el riesgo de ser limitado o anulado en un cambio de directiva. La barbacoa, el solárium, las pistas para practicar deportes salud, las bicis estáticas, las cintas, el aerobic, las saunas, etc.etc , es la prioridad de estas entidades. Nuestro Club alquila en la actualidad cuatro instalaciones deportivas, dos privadas y dos públicas (una de ellas sólo para partidos). Los horarios son de 21 a 22:30 en su mayoría y tenemos algún espacio, para cadetes e infantiles de 19:45 a 21 horas. Los chavales de estas categorías no se ven nunca con juveniles o senior y lo normal es que ni siquiera conozcan sus nombres«, asegura.

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