Florín Bonca, el rumano que conquistó la Liga española

El rumano que llegó a España por medio del CN Martiánez en el año 1991, destacó en la Liga en CN Terrassa y CN Mataró, donde destacó años después en su faceta como entrenador del absoluto femenino

Aunque sus inicios se dieron en su Rumanía natal, la trayectoria profesional de Florín Bonca guarda una estrecha relación con el waterpolo español, puesto que fue en nuestro país donde creció y maduró, primero como deportista, y ya después como entrenador, alcanzado innumerables cotas profesionales. Todo comenzó en el año 1991 cuando aterrizó en el CN Martiánez para ponerse a las órdenes de Jesús Cuartero. Con su llegada, el combinado tinerfeño quería sumar calidad a una plantilla integrada por jóvenes perlas de la cantera de Puerto de la Cruz, ciudad en la que residió procedente de CSM Oradea hasta cinco temporadas. Justo hasta el año 1996, cuando disputó con su selección su primeros (y últimos) Juegos Olímpicos, los de Atlanta, donde España se colgaría la medalla de oro. Tras la cita olímpica, Bonca puso rumbo a la ciudad condal por medio del CE Mediterrani, donde estuvo dos años, antes de dar el salto al CN Mataró (en una primera etapa). En ese momento, su rol en la selección nacional de Rumanía sería determinante, puesto que a lo largo de sus 22 años como profesional acumuló como jugador en activo 255 internacionalidades, 6 Campeonatos de Europa y 4 citas mundiales. «Fue una etapa bonita, al poder representar a mi país y aportar mi experiencia a una selección que como norma general no tenía el mismo nivel que otras potencias europeas», llegó a comentar el rumano.

Su llegada al CN Mataró supuso un paso adelante en su trayectoria profesional, aunque las cuatro temporadas siguientes en el CN Terrassa (entre los años 2006 y 2010) supusieron una experiencia europea nivel de clubes, con las respectivas participaciones (a las órdenes de Dani Nart) en LEN Trophy, llegando a ser semifinalista, y teniendo un papel primordial, ya que sin ir más lejos en la temporada 2007/2008 fue el máximo goleador de la Liga, al igual que hiciera en la temporada siguiente. Y es que su calidad se traducía a goles, debido a su velocidad, su fuerza, su personalidad y sobretodo su potencia en el lanzamiento. Era la mejor arma ofensiva para sus diferentes entrenadores. Aunque parecía que le quedaba cuerda para rato, antes de colgar el gorro tras 22 años como profesional pasó un año por el CE Mediterrani, antes de regresar a la Joan Serra donde se retiró en el año 2012. «Siempre he estado muy orgulloso de mi carrera, ya en todo momento dio lo máximo de mi», comentó Bonca.

| Su salto a los banquillos

Una vez puso punto y final a su etapa deportiva, Florín no dudó en dar el salto a los banquillos abriendo de par en par una etapa profesional nueva, pero en la que venía trabajando tiempo atrás, ya que era consciente que tarde o temprano iba a llegar su momento. Y ese llegó en el año 2013, cuando asumió las riendas del primer equipo femenino de la entidad del Maresme en sustitución de un mito del club como era por aquel entonces, Vicenç Tarrés. Con su llegada, el reto era complicado, pero lo asumió siempre como un reto. «Agradezco que el club haya confiado en mi para dirigir un equipo con un estándar muy alto gracias a los fichajes ya las jugadoras de casa. Vamos partido a partido y las expectativas son altas”, aseguró días después de su nombramiento. Y lo cierto es que vaya revolución lideró desde el banquillo, puesto que logró grandes éxitos, como el título de campeón de la LEN Trophy en 2016. El mismo año que logró protagonizar el Centenariazo al imponerse al CN Sabadell en la Copa de la Reina. En el año 2018 se puso punto y final a su etapa en CN Mataró y en la liga española.

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