Florín Bonca sonríe (de nuevo) en Sydney

Tras salir la pasada temporada de La Sirena CN Mataró, el técnico rumano disfruta no sólo del waterpolo australiano, sino también del lugar, donde dice sentirse "cómodo", habiendo encontrado allí de nuevo la pasión por su deporte

Tras mantener una estrecha relación con el waterpolo de nuestro país a lo largo de su trayectoria deportiva, Florín Bona cruzó el charco para encontrarse a sí mismo y volver a despertar la chispa por un deporte que le ha dado una pasión, una profesión, pero sobretodo una forma de vida. Desde el pasado mes de septiembre, el técnico rumano se encuentra en Australia. Allí viene entrenando al primer equipo masculino del Drummoyne, con quien terminó la Liga Nacional en segunda plaza tras un Campeonato «de suma intensidad que se decidió por pequeños detalles«, puntualiza a WATERPOLISTA.com el que fuera entrenador de La Sirena CN Mataró, quien define esta experiencia como «buena», a pesar de que en un principio le costara adaptarse del todo al ritmo del país, ya que según comenta «tienen costumbres muy diferentes«. Sin ir más lejos las horas para ir a trabajar, o para comer son diferentes, ya que por ejemplo a partir de las seis de la tarde todo está cerrado, o las cenas, entre otras cosas, suelen hacerse entre las siete o siete y media. A pesar de ello la «amabilidad de la gente«, junto a la forma de ser de Florín le ha permitido ir poco a poco siendo uno más, a pesar de que como es lógico echa en falta cosas de España, como «la familia, los amigos tanto dentro como fuera del waterpolo, la comida, los debates a pie de piscina, las rutinas diarias, la buena paella o la butifarra catalana«. Sin embargo, está convencido que Australia es ahora su casa, donde dice sentirse «cómodo», gracias a la forma de afrontar el deporte de competición, pero sobretodo debido a la cantidad de sitios «maravillosos», que puedes visitar. «Vivo ahora en un paraje natural único, que me permite cuando es necesario extraerme de todo y ganar en tranquilidad y sosiego«, explica.

Allí la competición se divide en dos fases. Una primera que juegan a nivel de Sydney, y otra que ya es a nivel nacional. Con la llegada de Florín, el equipo dio este año un salto grande en cuanto a obtener una «mentalidad ganadora y trabajadora», en la que fortalecer los cimientos del equipo. «Luchar juntos para ganar juntos». Esta es la frase que inculcó el técnico rumano a sus jugadores desde el mes de septiembre cuando empezaron a trabajar, pero a medias, debido a que muchos de los deportistas se encontraban trabajando o jugando fuera del país. «En un inicio éramos pocos por lo que se hizo duro«, apunta Bonca, quien en octubre cuando ya contaba con el plantel al completo pudo preparar a conciencia la Liga de Sydney en la que según reconoce «fue una buena primera toma de contacto en la que pude comprobar la actitud de los chicos y empezar a trabajar los nuevos conceptos del juego«. Tras una competición de algo más de dos meses, en Navidad se jugó Final Four, logrando el Drummoyne ganar el Campeonato al vencer en la final al Wests por la mínima. A partir de ahí, un pequeño descanso y a seguir entrenando, porque en febrero comenzó la Liga Nacional, la cual «cuenta con un gran nivel, sobretodo los cuatro primeros equipos que pelean por la Liga», ya que los demás «están compuestos por jugadores más jóvenes«.

En el Campeonato nacional, que se jugó con las nuevas reglas FINA, se le dio bien al equipo de Bonca, ya que sin ir más lejos empezaron con el pie derecho al ganar en el primer partido a uno de los favoritos al título. «Esta victoria nos dio un motivo más para entrenar con buenas actitud, más fuerte y mejor«, reconoce el que fuera hasta en 255 ocasiones internacional con su país, el cual lideró a un equipo que fue capaz de ganar todo, y terminar la fase regular del Campeonato en primera plaza. Posición que le permitió afrontar la Final Six con claras opciones al clasificarse de manera directa para las semifinales. Desgraciadamente, en la final perdieron ante el Wests en un partido intenso y con algo de polémica, por una expulsión cuando las cosas estaban más igualadas. A pesar del resultado final, Bona se muestra satisfecho por el trabajo de sus chicos, mientras marca las principales diferencias entre el waterpolo australiano con el español: «el waterpolo aquí no es profesional, ni tampoco semi profesional, es totalmente amateur, por lo que al final se entrenan tres veces por semana. Justo por eso desde que llegué al Drummoyne impuse que se tenía que entrenar entre cinco o seis veces por semana, ya que si no, no podíamos competir a un buen nivel«, comenta Bona, quien desvela que los que son internacionales entrenan cada semana con la selección nacional. Lo hacen como tres veces a la semana, por las mañanas.

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