Fran Fernández: «David tiene la capacidad de ver detalles que nadie ve, y la humildad de escuchar»
El madrileño analiza en WATERPOLISTA.com no sólo la temporada que vino protagonizando su club, sino que valora desde el cariño y el total orgullo cómo sus compañeros de selección lograron ser campeones del Mundo en una cita que vivió de cerca como un aficionado más en las gradas de Budapest
En el éxito en forma de oro de la selección española en el pasado Campeonato del Mundo de Budapest, Dani López Pinedo y Fran Fernández, a pesar de no haber sido de la partida (su última competición con España fueron los Juegos de Tokio en 2021), jugaron un rol fundamental, puesto que estos dos ‘viejos rockeros’ han sido un pilar en el que sustentar el proyecto de David Martín desde sus inicios en 2017. Sobre el éxito de la selección, las claves del equipo y la influencia de David Martín hablamos en WATERPOLISTA.com con Fran Fernández.
– A nivel de club, ¿qué valoración haces de esta pasada temporada?
«En líneas generales hay que estar más que satisfechos con el rendimiento del equipo. Nuevo entrenador, se fueron jugadores importantes, llegaron jugadores jóvenes y el equipo estuvo prácticamente el primer trimestre sin Alberto Munarriz. Reconstruir un equipo lleva su tiempo. Los 4-5 primeros meses no fueron fáciles, pero el equipo cumplió con los objetivos marcados y terminó con la sensación de que podía haber llegado más lejos en la F8. Eso manifiesta que el crecimiento del equipo ha sido notable».
– ¿Cómo crees que ha sido la transición en el club con respecto al banquillo?
«El equipo tenía y tiene una identidad muy definida. Elvis fue muy claro desde el primer día. Era conocedor de las virtudes del grupo, las cuales se ajustan como anillo al dedo al estilo de juego que le representa. Y que no distaba del estilo anterior. Cómo entrenador rival que había sido, también sabía dónde podíamos mejorar».
– Una vez más, el equipo demostró ser el mejor del país, y una de las potencias de Europa. ¿Cómo lo vivieron?
«Cada temporada partimos como favoritos y defensores de los títulos nacionales. A nivel europeo hemos conseguido que el CNAB sea respetado y esté en las quinielas como posible ganador. Estoy seguro que a principio de temporada muchos nos veían más débiles que años anteriores. Sin embargo tengo la sensación de que al final, pocos querían encontrarse con nosotros».
– ¿Cómo valoras tu rendimiento este curso?
«A nivel personal espero haber cumplido con el rol que el entrenador quería de mí. Satisfecho pero no contento. Acabe con la sensación que podría haber aportado más al equipo».
– ¿Qué tipo de jugador crees que eres hoy día?
«Asumo un rol más secundario en el juego. A la vez que en el día a día trato de transmitir e inculcar los valores y la filosofía que nos ha traído hasta aquí. Siempre dispuesto a hacer lo que me pida el entrenador. Uno tiene que ser consciente dónde está. En mi caso rodeado de muchos de los mejores jugadores del mundo.Tratar de aportar sin hacer tapón al talento y calidad que viene».
– Has sido una de las piezas de la selección desde hace muchos años, y en particular uno de los veteranos de esta última generación que ha vivido una progresión ascendente, ¿cómo viviste el oro?
«Me hizo tremendamente feliz que subieran a lo más alto. Cómo amigo, compañero y aficionado del waterpolo, fue el súmmum. Verlos jugar es puro placer. Que son jugadores excepcionales no cabe la menor duda. Lo que les hace más grandes aún es por como son y cómo lo han hecho. Deportistas nobles, humildes, trabajadores y respetuosos».
– ¿Qué sentiste desde la grada cuando viste el último penalti?
«Éxtasis. Felicidad elevada a la máxima potencia. Y mucho orgullo».
– Cuando comenzó este proyecto allá por 2018 con la plata en Barcelona, ¿se veían que terminarían por ser campeones del mundo?
«Nadie podía ver qué pasaría en el futuro. El deporte es imprevisible. David tenía un plan que empezó en el 2017. Es él quien lo tendría que explicar. Soy capaz de recordar muchas de las conversaciones que hemos mantenido y numerosas de las charlas que ha dado el equipo durante estos años. Sólo puedo decir que un entrenador que te dice que te hará campeón con la confianza con la que se ha atrevido a hacerlo, tiene una influencia muy positiva en la mentalidad de un grupo, hasta el punto de que esa promesa se ha convertido en realidad. No ha sido casualidad. En el 2018, el circuito podría pensar que el resultado tenía mucha relación con el hecho de jugar en Barcelona, delante de nuestra gente, en un escenario fantástico. Después del resultado más que discreto en el año anterior, fue toda una gesta. Fue en 2019, en el campeonato del mundo de Gwangju, cuando la selección se ganó el respeto y el derecho a decir que España estaba de vuelta entre las potencias del waterpolo. Cada campeonato hacía crecer cada vez más al grupo. Cuanto más ganas partidos importantes, más seguro te sientes».
– ¿Cuál es la esencia de este equipo?
«Hambre, talento, la mezcla de juventud, experiencia y veteranía, autoexigencia y la buena química que se respira. Todo en manos de un buen gestor, líder y entrenador. El verdadero éxito está en que los jugadores, a pesar de la calidad que atesoran y el nombre que tienen, saben y aceptan que el equipo está por encima de las individualidades. No es fácil renunciar a la cuota de protagonismo».
– ¿Qué grado de relevancia tiene en todo esto David Martín?
«Es el principal responsable. Toda buena máquina necesita un buen piloto. Es admirable su trabajo. Tiene a todos enchufados cómo motos. Jugadores, staff y colaboradores. Tiene la capacidad de ver detalles que nadie ve. Y la humildad de escuchar».
– ¿Cómo defines el estilo de juego de esta selección?
«Siempre propone un juego rápido, atrevido, a un ritmo que asfixia a sus rivales. Pero la virtud que destacaría por encima de cualquiera es la adaptabilidad para cambiar de estilo según el rival. Es un equipo versátil y con muchos recursos».
– Y ya por último, ¿ante qué retos deportivos te enfrentas?
«Entrenar y competir con el deseo y la motivación cada día. Quiero disfrutar de cada segundo como si fuera el último. Y soñar en grande. Todavía quedan líneas interesantes por escribir ¿Cuántas? Esa pregunta de momento no tiene respuesta».