Guillermo Molina se sincera: «Mi capítulo con el waterpolo español está cerrado desde hace tiempo»

Éste será un verano totalmente atípico para Guillermo Molina (Ceuta, 16 de marzo de 1984). Tras los Juegos Olímpicos de Río 2016, el deportista ceutí puso punto y final a su etapa en la selección española. Desde que debutó cuando apenas tenía 17 años en el Campeonato del Mundo de Fukuoka de 2001 (con medalla de oro incluida), Molina ha acumulado cerca de 425 internacionalidades. Todo un ciclo de 16 años que decidió cerrar para ser honesto consigo mismo. «La decisión fue dura, aunque estoy feliz de haber dado todo por España», reconoce a WATERPOLISTA.com el deportista español, que se encuentra en Malta disputando la Liga nacional. Estará allí hasta septiembre, fecha en la que volverá a Italia para incorporarse a la disciplina del Pro Recco.

Italia – Molina, amor atemporal

Es innegable que la trayectoria deportiva de Molina guarda una estrecha relación con Italia, país en el que se ha sentido querido y valorado desde su llegada en 2001 al Pescara. Sin embargo, su segunda etapa (a partir de 2007 tras su paso por el CN Barcelona) le ha servido de carta de presentación. Willy es toda una institución. Un ídolo de masas que vale su peso en oro. Sus números abruman y ya son parte de la historia de nuestro deporte: un oro (Fukuoka 2001), una plata (Roma, 2009) y un bronce (Melbourne, 2007) en los Mundiales, un bronce en el Campeonato de Europa de Belgrado en 2006, una Champions League con el Pro Recco y varios títulos de Liga y Copa en España y Italia avalan su dilata trayectoria que le convierten en uno de los mejores jugadores que ha dado nuestro país. Es todo un embajador español que ahora se ha convertido en la gran esperanza italiana.

Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Desde hace años, Molina ha sido el gran anhelo del waterpolo italiano. Al fin y al cabo, allí se ha forjado como deportista pero también como persona y no es de extrañar que el amor entre ambos sea recíproco. Aunque aún no hay nada oficial (nadie se quiere mojar), es cierto que ambas partes están encantados con la idea de ver más pronto que tarde a Molina defendiendo los colores de Italia. «De momento sólo pienso en el Pro Recco, el futuro ya se verá», confiesa un deportista al que le gusta «la idea de jugar por un país que no sólo me ha dado una oportunidad deportiva, sino una familia». Su mujer y sus dos hijos son italianos, al igual que él que obtuvo la ciudadanía italiana hace unos meses en la ciudad de Génova, donde reside. Esta circunstancia le permitirá jugar todas las competiciones con el Pro Recco, puesto que ya no ocupa una plaza de extranjero. «El próximo año en general seremos un grupo más reducido, ya que todos jugaremos todos los torneos, así que podremos afrontar en mejores condiciones los momentos difíciles», declara.

Una agridulce temporada

Para Molina, «el año ha sido bueno, pero no magnífico». «Queríamos ganar la Champions League. A nivel personal podría haber hecho mucho más, aunque después de perder siempre es más fácil ver lo que podrías haber hecho mejor», desvela un deportista que ya en frío analiza con franqueza la Final Six de Budapest: «Tuvo un altísimo nivel en cuanto a exigencia. Ha sido una pena no haber jugado como sabíamos». Sin embargo, tanto Molina como sus compañeros prefieren cambiar el ‘chip’ para afrontar en plenas condiciones la próxima temporada en la que tendrán de nuevo como gran reto ganar todos los títulos posibles y recuperar dos años después el cetro continental.

«Hay que ser realistas y no contar cuentos: es importante que este el grupo crezca con vistas a Tokyo»

La selección española vivirá en sus carnes todo un proceso de regeneración con la entrada de varios jugadores con poca experiencia a nivel internacional pero avalados por su talento y devoción por el trabajo diario. El trece con el que contará David Martín en Budapest tendrá cambios significativos con respecto al que llevó Gabi Hernández a Río. Una de las ausencias más notorias es la de Guillermo Molina que tras quince veranos de concentraciones y campeonatos ha decidido priorizar en su familia.

Desde la distancia, Molina sigue los pasos de sus excompañeros, a los cuales le desea toda la suerte del mundo. En cuanto a sus posibilidades, el ceutí considera que «como siempre hay muchas posibilidades de hacerlo bien, pero todo dependerá de lo que hagas en el grupo». «Hay que ser realistas y no contar cuentos. Todo puede pasar, pero es importante que este año el equipo crezca con vistas a Tokyo 2010. Con nuevo seleccionador hay que ser pacientes con los jugadores que se tienen que acostumbrar a lo nuevo». Por último y ante la pregunta de su posible regreso a España, Molina se muestra tajante: «Creo que mi capítulo en España está cerrado desde hace tiempo».

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