Helena Lloret, hecha a sí misma

Helena Lloret hace balance de su trayectoria deportiva en esta entrevista / JOSEP ARNAU (ATELIER PHOTO)
Hablar de waterpolo y no nombrar a Helena Lloret es como si no dijéramos nada. Helena nació en Mataró en junio de 1992. Es graduada en psicología y jugadora de waterpolo. Se formó en el CN Mataró y en 2009 fichó con el CN Sabadell, con quien consiguió la Euro League en 2011, la Copa de la Reina en 2010 y 2011, la Supercopa de España en el 2010, 2011 y 2012, así como la Copa Catalunya en 2010 y 2011. Tras estos grandes éxitos, en 2014 pasó al CN Sant Andreu.

Con la Selección española, ha sido campeona del mundo junior en 2011 y disputó los Campeonatos de Europa y del Mundo en 2011. Tres ligas mundiales entre los años 2009 y 2011, con un total de 32 actuaciones internacionales en la categoría absoluta. En 2011 recibió la medalla de bronce de servicios distinguidos de la Real Federación Española de Natación (RFEN) y en 2007 una mención especial de la Federación Catalana. Una trayectoria meteórica que repasa en una extensa entrevista concedida a la Revista TimeOut – Sports, donde habla del pasado, presente y futuro.

EL PEOR MOMENTO DE SU CARRERA

Esta entrevista muestra el lado más personal de Helena Lloret, la cual habla de uno de los peores momentos de su vida. Cuando durante una concentración en Rusia tuvo un cuadro de embolias pulmonares, sin ella saberlo. Un acontecimiento «ya digerido», pero del que la actual jugadora del CNSA no se ha olvidado. Durante el Campeonato empezó a toser sangre, mientras le dolían mucho las costillas al respirar. Un hecho que le impedía tirarse al agua a jugar con sus compañeros. La doctora de la selección le dijo en un primer momento que la sangre se debía a la irritación por toser y que el dolor de costillas era esguince intercostal. Sin embargo, las alarmas sonaron cuando no paró de empeorar. «Era un constante dolor que iba creciendo. Mis sensaciones eran de cómo si no me llegara la sangre a las piernas. La sensación de ahogo y de no poder», explica.

Ella sabía que estaba preparada físicamente para la cita por lo que no era normal esas sensaciones. En esos momentos, no podía nadar ni al cincuenta por ciento de lo que ella podía hacer. No podía ni caminar cien metros seguidos. «Tenía que subir un escalón y parar», apunta.  A pesar de todo ello, la mentalidad de Lloret fue siempre la misma: esfuerzo y superación. Es por ello que no tiró nunca la toalla. Siguió entrenando, puesto que no quería renunciar a los Juegos Olímpicos que estaban a la vuelta de la esquina. «Yo sabía que estaba al cincuenta o al veinte por cierto pero en realidad estaba dando muchísimo más de mi; el problema estaba en que mi cuerpo no era capaz de demostrarlo». Aunque su cuerpo le ponía miles de inconvenientes no quería decir basta, ni mucho menos decirle a Miki Oca que no podía seguir. «Me moría de malestar, dolor, sufrimiento y mucha impotencia», puntualiza.

¿LA CLAVE? SER UNA MISMA

Al final no pudo hacer otra cosa que someterse a una prueba de esfuerzo por medio de un pulsiómetro que le medía la saturación de oxígeno en la sangre. Por desgracia, los resultados no eran normales y el médico le recomendó que parará la actividad física. «Todo esto tras tres meses de duro sufrimiento», apostilla Lloret, que a las dos semanas sufrió otro duro revés. «Se me empezó a hinchar la pierna y al estar en reposo la sangre se coaguló y la pierna se hinchó, y aunque me dijeron que no era nada, fui a urgencias y allí vieron que tenía dos coágulos (uno detrás de la rodilla y otro en la ingle). Me dijeron que me olvidara el deporte para siempre». Sin embargo, por suerte la recuperación fue mucho más rápido de lo esperado y a los catorce días ya le dieron el alta. «Al ser joven pude regenerar y curarme».

Tus eres tú. Tú eres esta jugadora, al que le guste bien, y al que no también. Empecé a intentar disfrutar mucho más y hacer tal cual soy yo

Este acontecimiento fue un punto de inflexión para Lloret. «Yo doy las gracias de que haya pasado todo esto. Estoy super agradecida, con todo lo que me ha pasado hasta ahora, porque me ha hecho valorar de nuevo mi vida. Mi vida, mis valores, el cómo estaba viviendo y de qué manera, y veo que he empezado a ser mucho más feliz desde que tuve esto y me ha marcado mucho», explica con franqueza una deportista que se ha hecho a sí misma en todos los aspectos sin ningún tipo de complejos. «Me quité exigencia sobre mí misma. Antes de tener todo esto quería contentar a mucha gente.  Quería ser la jugadora perfecta para todos los que me quisieran entrenar, en este caso selección y Sabadell, y cuando estuve ingresada en el hospital me di cuenta de todo, y dije basta. Basta de querer ser perfecta para todos. Tus eres tú. Tú eres esta jugadora, al que le guste bien, y al que no también. Empecé a intentar disfrutar mucho más. No a exigirme tengo que hacer esto, tengo que ser tal. Soy yo, y haré lo que me salga, pero siempre disfrutando. Quiero buscar la felicidad y aspirar a eso», reza a modo de propósito. Unas palabras que muchos debemos grabarnos como ideario que seguir en nuestro día a día.

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