Joan Carles Colominas: el árbitro discreto con 36 años de total experiencia

El árbitro catalán dejó el waterpolo en activo en 1987 debido al servicio militar, pero no tardó en encontrar en el arbitraje el punto de unión con un deporte al que ha aportado seriedad, compromiso y experiencia a lo largo de 36 años interrumpidos a pie de piscina

Joan Carles Colominas es uno de los árbitros más destacados del circuito nacional, pero antes de adentrarse en el arbitraje, el catalán vivió en primera persona una corta pero intensa trayectoria como waterpolista en activo que se vio truncada en el año 1987 cuando dejó de jugar para incorporarse al servicio militar. «De alguna manera quería seguir vinculado a nuestro deporte y, aprovechando que hacía la mili cerca de casa, mi entrenador me animó para que hiciera el curso de árbitro en el Consell de l’Esport Escolar de Barcelona y no me lo pensé», recuerda Colominas, quien desde entonces lleva 36 años interrumpidos arbitrando cada temporada. «En aquel momento teníamos que sacarnos el título de oficial de Natación para ser árbitro de Waterpolo. Durante tres años estuve compaginando las dos especialidades. He tenido la suerte de poder ir compaginando estudios, trabajo y familia con el arbitraje cada semana», comenta a la vez que reconoce que en su caso, él no tenía ningún familiar que hubiera jugado a waterpolo, y que mucho menos fuera árbitro o perteneciera a algún club de la élite. «Se puede decir que era un «hombre nuevo» en nuestro mundo del Waterpolo. Fuí descubriendo piscinas, muchas de ellas ya no existen, entrenadores que me enseñaron muchas cosas, jugadores que ahora son entrenadores y/o padres de jugadores de equipos de División de Honor. En aquella época no teníamos uniformidad, habían menos partidos y la mayoría de ellos se arbitraban con solo un árbitro. Recuerdo que cuando aún no tenía coche, y mi padre me acompañaba por las piscinas y descubría tambien el mundo del waterpolo, completamente nuevo para toda la familia«, apunta.

En este sentido, Colominas que atesora experiencia y determinación muestra su satisfacción ante la evolución que ha venido protagonizando. «Después de pasar varias temporadas como árbitro en la federación catalana y acceder a la categoría de árbitro nacional, desde hace 25 años he tenido ocasión de arbitrar finales de play-off, copas de rey y reina y diversas supercopas. En el año 2010 conseguí ser árbitro internacional, ahora en las listas LEN y FINA, lo que me ha permitido arbitrar cuatro finales de Campeonatos del Mundo junior tanto masculinas como femeninas, especialmente emocionante la final masculina del pasado mes de agosto 2022 en Belgrado; participar en las fases finales de World League, representar a España en los Juegos del Mediterraneo en Mersin en 2013, Juegos Europeos de Bakú en el 2015 y en los Juegos asiáticos en la India en 2019″, explica el árbitro catalán que se caracteriza por ser una persona discreta, a la que no le gusta llamar la atención ni tener presencia en redes sociales, ya que para él preservar su intimidad es importante. «Intento ser generoso con mi tiempo para actuar con árbitros que empiezan en la federación catalana y ayudarlos en sus comienzos; mi pasión es simplemente arbitrar y aprovechar al máximo el fin de semana para arbitrar tanto en competiciones territoriales y nacionales y, entre semana, arbitrar partidos de entreno en el CN Granollers donde juega mi hijo Josep en Primera División. Estoy especialmente orgulloso de haber inculcado a mis hijos la pasión por los deportes de agua, tres de mis cuatro hijos han jugado a waterpolo, consiguiendo todos ellos triunfar en campeonatos de España con el CN Mataró y en el caso de Blanca, actualmente en el Atletic Barceloneta, ser campeona de Europa con la selección nacional«, puntualiza un colegiado que a su vez dice ser muy exigente consigo mismo, «y quizá excesivamente normativo». «Ese alto nivel de exigencia, conocimiento de reglamento, normativas, etc hace que traslade el mismo nivel de exigencia a mis tutorizados o árbitros con los que me toca actuar y evaluar», detalla a la vez que confiesa que para él ser árbitro de categoría nacional supone estar en contacto semanal con el waterpolo, «compartir experiencias y partidos con compañeros de diversos territorios donde nuestro deporte se vive intensamente, con piscinas llenas de público en partidos tanto masculinos como femeninos». Me supone también poder ayudar a mis tutorizados a conseguir las metas y los retos que se pongan. Especialmente orgulloso me siento de árbitros que los empecé a tutorizar justo cuando accedieron a la categoría nacional y con el paso de los años han acabado dirigiendo partidos en división de honor e incluso alguno de ellos a conseguir ser árbitro internacional», insiste.

En este sentido, para Colominas la hoja de ruta se centra en mantener «el mismo nivel de arbitraje», con el claro objetivo de «ir mejorando cada partido, y extender las buenas prácticas con mis compañeros y aprovechar la experiencia de los más veteranos para hacer crecer a los que empiezan ahora«, puesto que considera que «el árbitro forma parte del deporte, somos necesarios para el desarrollo justo de una competición; y como cualquier juez, es imposible contentar a todo el mundo en todos los partidos; y, al igual que los jugadores y entrenadores, también nos equivocamos». «Debemos tomar decisiones en décimas de segundo interpretando situaciones que muchas veces suceden bajo el agua y no todas las personas las ven de la misma forma o interpretan igual. Con la incorporación del VAR tratamos de mejorar en los aspectos trascendentales y relevantes del partido, para ser lo más justos y ecuánimes posibles. Especialmente destacado los últimos años ha sido también la incorporación de nuestro excelente arbitraje femenino en todas nuestras competiciones tanto masculinas como femeninas, consiguiendo un alto nivel que se demuestra cuando actúan en competiciones internacionales», asegura al igual que entiende que a estar alturas «los árbitros deberíamos tener más proximidad con los equipos; programar un par de reuniones conjuntas durante la temporada con los técnicos, hablar, compartir una jornada juntos, explicar cambios de reglamento y normas de aplicación; en definitiva, conocernos«. «Que también tuviéramos más presencia en los partidos de entreno que hacen los equipos entre semana, porque nosotros también debemos entrenar para estar bien preparados el fin de semana; estoy seguro que esta cercanía ayudaría a entender nuestro cometido, ayudar a nuestro mejor desempeño y mejorar la asertividad con los jugadores, técnicos y oficiales», insiste un árbitro que como todos aquellos que se iniciaron en los años noventa, tiene como referencia Eugeni Asencio, «auténtico referente para nosotros que nos enseñó y nos guió, un auténtico ejemplo de rectitud como persona y buen juez«, sentencia.

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