La exigencia de un equipo que quiere lograr el oro mundial

"Saben que no hay nadie mejor, pero también que cualquiera de las selecciones de primera fila te puede dejar con la miel en los labios. Ser consciente de ello es la mejor virtud de un equipo capaz de todo", reconoce el columnista de WATERPOLISTA.com

La selección española de David Martín ha terminado la primera fase del Campeonato del Mundo 2022 con un liderazgo fuera de duda. Cierto que, en el grupo, solo había un rival de los considerados duros, Italia, pero los transalpinos eran una prueba, un test fiable, sobre el momento de nuestro siete. Con Canadá, decepcionante y Sudáfrica, muy lejos de la élite, sus partidos eran un trámite, pero una diligencia que se había de aprovechar para, en lo posible, pulir detalles. Los resultados eran lo de menos, eso sí, sin olvidar la posibilidad de jugarse la primera plaza del grupo por golaveraje si llegaba un empate ante Italia. También era importante conocer el tipo de arbitraje que iba a mandar en este campeonato del mundo, así, como detalles de los otros equipos favoritos. El partido con los de Campagna no defraudó a nadie, bien, quizás a nuestros rivales, que después de llegar al tramo final del mismo, cercano el final del tercer periodo, dominaba de tres goles, 9-12. Antes, primer cuarto para los nuestros 4-5, con demasiados goles para gusto de ambos técnicos, también nueve goles en el segundo, 6-3, para los italianos que se las prometían felices.

El acierto cara a gol de los grandes equipos en los primeros periodos es grande y espectacular. La potencia y colocación de los lanzamientos, así como la precisión de los pases, permiten superar a los guardametas con facilidad. Pero los partidos son muy largos y el desgaste lleva a que solo los mejores, los que mueven mejor el banquillo, los que llegan con músculo y cerebro fresco se impongan. Esto ha sucedido en Budapest. No ha importado que se desaprovechara un penalti, que el resultado fuera adverso, desaprovechar alguna superioridad, la fe, el convencimiento de que podían, ha llevado a nuestro combinado a apabullar a sus rivales con un parcial de 0-5. Álvaro Granados, Blai Mallarach y Roger Tahull, fueron los estiletes de un equipo bien conjuntado que sabe lo que quiere, un titulo, un reto del que se saben capaces. Un descanso y Montenegro son los pasos para llegar a la lucha por las medallas. Saben que no hay nadie mejor, pero también que cualquiera de las selecciones de primera fila te puede dejar con la miel en los labios. Ser consciente de ello es la mejor virtud de un equipo capaz de todo.

twitter-bird@GasparVenturaM

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