La importancia del bloque

Las grandes selecciones siempre han tenido un bloque detrás, un núcleo duro, que ha servido de base para sustentar los futuros éxitos. En algunos deportes donde la política de clubes no está tan arraigada, las internacionales directamente se centran en el trabajo con la selección durante años, todo el ciclo olímpico, para llegar a punto el Día D a la Hora H. En el waterpolo, algunas selecciones como la todopoderosa estadounidense apuesta por este trabajo conjunto de forma continuada para poder cimentar el rendimiento deportivo. O en otros casos como en Hungría, es conditio sine qua non jugar en la liga nacional para ser internacional. Y sino, que le pregunten este año a Alex Giorgietti, nacido en Hungría y de madre magiar con residencia en Budapest que no ha podido ser seleccionado.

«La calidad ha ido en aumento, pero la diferencia sigue siendo abismal semana sí semana también, lo que condiciona los ritmos de partido del CN Sabadell»

En España, las concentraciones de la selección son largas, alternando citas en el CAR de Sant Cugat, en Madrid o en Portugalete con estadas conjuntas con otros combinados. Pero tal vez no haya esa idea de centrarse casi de forma exclusiva en el equipo nacional. En el caso del waterpolo femenino, además, la liga estatal no tiene el nivel que todos desean, empezando por las waterpolistas acostumbradas a no tener rival de su altura.

Durante un tiempo (desde la desaparición del Ondarreta Alcorcón y el Mediterrani de la primera fila y hasta la irrupción de La Sirena Mataró y, en menor medida, del Sant Andreu) el Astralpool Natació Sabadell pasaba como un rodillo por encima de todos los contrincantes sin excepción, y eso lo llevaba luego a Europa sin el rodaje suficiente como para poder competir de tu a tu contra los más grandes. La calidad ha ido en aumento, pero la diferencia sigue siendo abismal semana sí semana también, lo que condiciona los ritmos de partido del conjunto vallesano. En un contexto como este, en el que las jugadoras de primera talla mundial solo tienen verdadera exigencia de resultados con sus clubes unas pocas semanas al año, es muy difícil encontrar la regularidad y competir como si nada contra rivales que sí que están a tu altura y que en sus respectivos países tienen una oposición mayor.

Más de la mitad, del CNS

En clave selecciones, el factor decisivo para poder rendir luego a gran nivel es el de aprovechar un bloque ya formado, para compensar lo explicado con una compenetración casi total. La selección española femenina plata en el Mundial de Budapest se forma por 8 waterpolistas de 13 del Natació Sabadell, a las que podrían sumarse perfectamente la portera Maria Elena Sánchez si no fuese por un desgarro en el ojo y Maica García, que decidió tomarse un respiro este verano y a quien tanto ha echado en falta la selección en la final ante Estados Unidos por su trabajo físico en la boya. Más de la mitad del equipo, por lo tanto, conviven día a día, codo con codo, durante la temporada, se conocen y tienen esa complicidad dentro del agua que marca diferencias.

Este ha sido también el Mundial de jugadoras como Anna Gual o Helena Lloret, en su día, por cierto, también jugadora del Sabadell. Pero nombres propios como Bea Ortiz, Paula Leitón, Anni Espar o la portera, Laura Ester, defienden los colores sabadellenses y comparten piscina desde, como poco, hace un año en el caso de las más jóvenes. Con rutinas diferentes. Con otro estilo, otro capitán de barco y otra manera de hacer. Reforzadas para la ocasión con complementos de otros clubes que aportan un plus. Pero al fin y al cabo, aprovechando todo el talento de Can Llong.

«Muchas de nuestras guerreras han compaginado estos años sus éxitos en la entidad catalana con los conseguidos con la selección española»

Se hace difícil no hacer símiles futbolísticos. El mejor momento de la selección española coincidió en el tiempo con el mejor Barcelona de los Xavi, Iniesta, Busquets y compañía de la misma forma que los éxitos desde 2012 para aquí del combinado estatal de waterpolo femenino han ido de la mano de los años más gloriosos del Natació Sabadell cuatro veces campeón continental. Grandes generaciones que han crecido de la mano en su club, que lo han llevado a lo más alto, y que han aprovechado ese bloque ya formado para brillar también en la selección con piezas añadidas que aporten lo que, por ejemplo, en el caso de las vallesanas puedan hacer las pocas jugadoras foráneas con las que se ha ido contando campaña tras campaña, desde Noeki Klein o Gabriella Szücs hasta Melissa Seidemann o Kiley Neushul, de Estados Unidos, verdugo de España en la final de Budapest.

Solo cinco jugadoras han repetido del equipo que ganó el Mundial de Barcelona 2013 (Laura Ester, Pili Peña, Anni Espar, Mati Ortiz y Marta Bach), y excepto esta última, las otras cuatro ya eran y siguen siendo waterpolistas del Sabadell. En futuras convocatorias seguro que se suma también Maica García. Han compaginado sus éxitos en la entidad catalana con los conseguidos con la selección. Y es que cuando no cuentas con algunas de las armas que tienen las rivales, hay que beneficiarse de las que sí que están a tu alcance, y tener un bloque ya hecho de campeonas de prácticamente todo es una herramienta de la que bien pocos pueden disponer.

twitter-bird@adrian_arroyo

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