La ‘Irish Cup’ potencia el arbitraje español

Los árbitros catalanes Sergio Galindo, Raúl Torres y Juan Manuel Sanfeliu junto a tres homólogos húngaros fueron los encargados de dirigir la fase final de la competición más importante de Irlanda que terminó con una histórica victoria del Corrib

Los tres árbitros catalanes en Irlanda / S.G.

Tres españoles fueron protagonistas en la Irish Cup celebrada el pasado fin de semana. Los árbitros catalanes Sergio Galindo, Raúl Torres y Juan Manuel Sanfeliu representaron a España en la competición más relevante de Irlanda que el año pasado ya contó con una destaca representación del gremio arbitral español. «Esta Copa es el Campeonato más importante para ellos y creían sería interesante contar con árbitros completamente neutrales«, comenta a esta web un Sergio Galindo que la pasada temporada causó baja por motivos personales. «Tras el éxito del año pasado contactaron de nuevo conmigo y nos desplazamos tres árbitros españoles y tres húngaros, para dirigir esta vez si la totalidad de los partidos con arbitraje completamente neutral«, explica la máxima autoridad del Comité Catalán, quien contó con el visto bueno del Comité Nacional, así como de la LEN. Mientras que Sanfeliu dirigió junto a su homólogo magiar una semifinal masculina y otra femenina, Galindo y Torres formaron pareja para arbitran una semifinales masculina y la gran final que tras terminar en empate se decidió en los penaltis con victoria final del Corrib que con ésta consiguió su primer título de Copa.

Un contacto interiorizado

Esta competición tal y como puntualizó con anterioridad, el colegiado catalán es la de mayor importancia dentro del calendario del waterpolo irlandés, teniendo en cuenta que este deporte allí se considera cuanto menos «minoritario«, con respecto a otras disciplinas de mayor protagonismo como es el soccer o el rugby. «El waterpolo es casi para unos pocos locos, que lo practican por verdadero amor«, apunta Galindo. Dentro de esta coyuntura se enmarcan tres categorías que conglomeran en total a los treinta y dos equipos que hay en todo el país. Eso es en el caso de los chicos, puesto que en cuanto a chicas, los equipos participantes se reducen a trece, habiendo tan sólo dos categorías.

La escasez de equipos provoca que la competición sea de íntegramente de carácter nacional, sin ningún Campeonato por delegaciones o provincias, más allá de aquellas Ligas para los más jóvenes que giran en torno a dos competiciones U16 y U19. «Quizás les iría bien algo de experiencia«, confiesa Galindo, quien considera que «su estilo de juego es muy diferente, deberías ver un partido, los palomeros se quedan en dos metros haciendo de boya y luchando desde el momento que su equipo recupera la pelota«. Algo que si se diferencia con respecto al waterpolo español es el contacto. «Hay más que en España«, confiesa el árbitro, quien comprobó en primer persona que «es algo que tienen interiorizado y no se producen tangana ni enfrentamientos, encajan muy bien los golpes», concluye.

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