La otras realidades del waterpolo español

Que la gesta consumada por la selección española masculina en el Campeonato del Mundo no tape las otras realidades del waterpolo en nuestro país que ansía cambios, mayor apoyo institucional y económico, así como respaldo mediático por parte de los medios de comunicación

ROBERTO ACOSTA

Ya en frío, y alejado de la adrenalina que ha supuesto ver a la selección española colgarse la medalla de oro en todo un Campeonato del Mundo, me apetece escribir unas líneas sobre una realidad paralela. Una realidad inherente en nuestro waterpolo, a la que nos hemos acostumbrado, o mejor dicho con la que nos hemos resignado a convivir. Una realidad que me ha recordado un acertado tuit del jugador del CN Sant Andreu, Yago Bofill: «Mucha gente llenándose la boca hablando del waterpolo español tras el triunfo en el mundial y todos los clubes (menos 4) ahogados por temas económicos. Esta victoria solo hace que tapar lo mal que se vive del waterpolo en este país.Mérito tremendo el de la selección, eso si». Toda la razón del mundo. Esta reflexión del jugador valenciano afincado en Barcelona me recuerda a un artículo que publicamos en esta misma web después de las dos medallas logradas por España en el Europeo de Budapest en 2020. Sí aquel momento estas dos realidades paralelas eran constantes y azotaban a nuestro deporte, hoy día, tras las consecuencias de la pandemia las diferencias bordan el abismo.

Y es que hablar de éxito, de hito o de gesta de nuestro deporte es una obligación, puesto que lo cierto es que esta generación de waterpolistas nos han alzado de nuevo al olimpo, logrando un título internacional 21 años después. Es algo de lo que nos tenemos que sentir orgullosos por ser actores partícipes del waterpolo en España. Sin embargo, no es menos cierto que estos resultados que denotan un gran éxito a título deportivo, tienden a ocultar otras realidades que azotan con fuerza los pilares de nuestro deporte en nuestro país: principalmente el trabajo diario de los clubes, muchos de ellos sumidos en el profundo olvido y ahogados por la coyuntura económica y social existente. Realidades que no ayudan a la promoción del balón amarillo, sino que vienen a poner palos en las ruedas a su progreso a medio largo plazo, puesto que si algo nos ha enseñado la historia es que los éxitos van y vienen, y los buenos resultados en épocas de vacas flacas son sumidos en lo más hondo del baúl de los recuerdos. Algo que en el caso de un deporte (mal llamado) minoritario como el nuestro es un verdadero jaque mate, puesto que nos damos cuenta que una vez pasan las grandes citas internacionales, el waterpolo tiende a desaparecer del panorama informativo nacional, volviendo de lleno a la cruda realidad, porque si hay algo que hay que tener claro es que no es oro, todo lo que reluce. Y más en esta cita mundial, donde la selección española ha tenido que plantarse en unas semifinales para que sus partidos se emitieran en la televisión convencional. Como ya comenté días atrás una verdadera falta de respeto para este deporte, pero sobretodo para los internacionales españoles que durante gran parte del Mundial fueron invisibles al espectador medio, porque ahora nos echamos las manos a la cabeza cuando vemos que 183 mil personas siguieron la final, mientras que en Italia que lo dieron por la tercera cadena pública del país (Rai3), los espectadores superaron el millón. ¿A qué se debe esto? Pues principalmente a la manera de vender el producto en Italia, a la repercusión que le dan a los medios no sólo a citas como éstas sino también al resto de competiciones nacionales y al papel de sus equipos en Europa a lo largo de la temporada. Sin embargo, esta diferencia televisiva tiene su motivo principal en que desde el primer día han venido emitiendo el Mundial, con un despliegue informativo constante y con una promoción previa de las citas que han permitido que el aficionado de a pie (que es lego en waterpolo) se enganchara al objetivo de su selección. Aquí, nos falta por aprender, o mejor dicho, aquí a los que deben tomar estas decisiones les falta mayor implicación.

| Una necesaria mayor implicación

No obstante, más allá de esta circunstancia que se podría calificar como externa a las decisiones del waterpolo, bien es cierto que más allá de la situación oxigenada de cuatro o cinco clubes, en nuestro país hay realidades bien distintas, con una tónica común: clubes que llegan con la soga al cuello a final de temporada, jugadores que deben priorizar en materia laboral por existir precariedad económica y proyectos que cada temporada tambalean por recortes presupuestarios, que obligan a tener que hacer malabares a los responsables técnicos. Pero, ¿cómo podemos pretender que los medios de comunicación se interesen por el waterpolo cuando es un deporte que tiene falta de arraigo y cultura deportiva en muchas de las Comunidades Autónomas a pesar de los innumerables esfuerzos de los clubes? ¿Debemos estar satisfechos por la denominada por algunos expansión del waterpolo por el territorio español llevada a cabo en los últimos años? ¿A pesar de los últimos cambios en el formato de las fases de ascenso, se ayuda a los clubes a comenzar un proyecto relacionado con el waterpolo de cero? ¿Se ha pensado en crear un programa nacional que de sostenibilidad a estos clubes que inician su actividad dándole ayudas que les permita acceder a la compra de porterías, balones y demás materiales esenciales para la práctica del el waterpolo? ¿Existe un verdadero equilibrio entre lo que aportan padres y clubes a título económico y lo que reciben de contraprestación a modo de competiciones como son los Campeonatos de España? ¿De qué forma se podrían mejorar los actuales Campeonatos de España para que no suponga un suicido económico a los clubes participantes? ¿Que se hace para involucrar a las instituciones en aquellas comunidades de menos arraigo para que los clubes dispongan de facilidad en cuanto a instalaciones donde desarrollar su actividad? ¿El actual sistema de competiciones nacionales permite de verdad que accedan clubes de todas las Comunidades? ¿No sería mejor dar un cambio radical a Ligas como la Segunda Nacional para dar cabida a más clubes y convertirlas en más accesibles a nivel económico? ¿Cómo se puede remediar el excesivo coste que supone jugar a nivel nacional? Pero vamos más allá, en el caso de las principales Ligas nacionales, ¿se ayuda a que sean atractivas? ¿Es beneficioso que el peso del waterpolo en España resida en 15 clubes de la misma provincia? ¿Es necesario un cambio del sistema de competición de Ligas nacionales para combatir la falta de equidad entre sus participantes? ¿Nos debemos parecer a otras Ligas de nuestro entorno europeo? ¿Hacemos todo lo posible a nivel de comunicación para promocionar nuestras Ligas? ¿Basta con crear MVP semanales como forma de justificar acciones promocionales? ¿Es normal que clubes que se han ganado deportivamente las plazas para jugar en Europa deban renunciar?

Éstas son algunas preguntas que nos vemos en la obligación de realizar ahora, ya que es innegable que estos días el waterpolo está en boca de muchos, y es momento de mirar más allá y dar voz a aquellas personalidades (tanto a título particular como colectivo) que nos envían un sinfín de mensajes mostrando su desazón y en algunos casos su frustración por lo que ocurre en éste nuestro deporte. Porque la verdad es que no podemos dejar que los éxitos de los equipos nacionales (todos ellos más que merecidos y trabajados por y para los deportistas y los staff técnicos que se dejan la piel en cada cita internacional, y de los que estamos eternamente orgullosos) tapen una serie de situaciones que nos anclan al presente, sin poder mirar con optimismo al futuro más inmediato. Y es que nos gustaría que al igual que se aplauden estos éxitos se aplaudan cambios efectivos que permitan que este deporte que tanto amamos tome protagonismo en todas y cada una de las provincias de España. Los clubes, que son los principales pilares de todo deporte, ansían con ganas e ilusión un mayor respaldo de quienes cuentan con los recursos necesarios para facilitarle que la promoción y apuesta por la competición que llevan a cabo cuenten con una buena salud a corto, medio y largo plazo. Hasta aquí la reflexión de un servidor que observa el waterpolo en nuestro país.

twitter-bird@etoster

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