La saga ‘Díaz’ continúa viva

La pasión se transmite. La pasión se inculca. Y la pasión se hereda. Justo por estos motivos entendemos el porqué del amor de Natalia Díaz por el waterpolo a sus 11 años. La joven deportista del Waterpolo Morvedre ha cogido el testigo de la familia Díaz, la cual ha mantenido siempre una estrecha relación con el mundo del balón amarillo. Sin ir más lejos, Ramón, padre de Natalia, viene a ser puro waterpolo, deporte que le ha dado mucho a lo largo de su vida. Es habitual que hablar de él sea hablar de constancia, esfuerzo y dedicación al waterpolo, su principal pasión después eso sí de su hija, la cual ha recogido con los brazos abiertos esa pasión y ya la exprime al cien por cien. Lo cierto es que no sólo comparte gustos con su padre, sino también con su tía, Marián, una referencia en la que se fija Natalia. Al final es una de esas personas que disfruta con lo que hace.

A día de hoy, la catalana forma parte del cuerpo técnico del CE Mediterrani, club donde entrena a los equipos femeninos cadete y juvenil, así como ejerce de segunda de abordo de Marc Comas en el primer equipo que compite en la Liga PREMAAT Femenina. Aunque actualmente trabaja para labrarse su particular carrera en los banquillos, Díaz es una gran conocida de las piletas debido a su fructífera carrera deportiva. Y es que aunque se vio obligada a colgar el gorro de manera prematura, triunfó y vivió momentos únicos como jugadora en activo, gran parte de ellos como integrante de la Josep Vallès, su casa. Es más, Marian fue una de las que logró en 2010 desbancar al CN Sabadell de su púlpito nacional tras arrebatarle el título de Liga.

Un orgullo de la familia

Con todas estas premisas sobre la mesa, es lógico que Natalia sienta devoción por este deporte, ya que tal y como reconoce su padre «verla competir es un orgullo a nivel personal y familiar«. «Al final somos una familia a la que nos ha gustado siempre el waterpolo, y ella es la que quiere seguir con esa tradición por decisión propia. Encantado de verla triunfar en lo que ha sido el deporte familiar«, puntualiza Ramón, quien pudo ver de cerca la actuación protagonizado por su hija en el pasado Campeonato de España Infantil por Federaciones Territoriales, en el que Natalia, siendo aún alevín, jugó bajo los colores de la Comunidad Valenciana, logrando inclusive una meritoria medalla de bronce. «Teniendo en cuenta mi edad me vi bastante bien para mi edad. Jugué más de lo que me esperaba en un principio. Creo que lo hice bien y me puede ayudar además a ser trabajando y mejorando«, argumenta la joven deportista quien en palabras de Ramón tuvo una buena participación, sobretodo en cuanto «a ilusión y entrega». «Ha tenido que trabajar muchísimo para poder estar en el Campeonato. Y al final cuando uno trabaja con ilusión suele llegar lejos. Para ella poder participar siendo alevin con chicas que pueden llegar a ser hasta tres años más grande que ella la verdad es que es fenomenal. Es que para mí poder ver a mi hija en un Campeonato de estas características me hace feliz, pero más feliz me hace ver como disfruta de lo que es su pasión, y que se le da bien y que le gusta«, insiste.

Aunque es aún es muy joven, Natalia se esfuerza cada día por crecer y madurar a nivel deportivo y personal teniendo como gran sueño, el que según ella tiene «cualquier deportista que ama lo que hace»: jugar y ganar unos Juegos Olímpicos. «Es mi meta final porque es algo que ninguno de mi familia ha conseguido y me sentiría muy orgullosa de mi misma, porque aunque mi familia me dice que ya lo está, esto sería algo único«, reconoce, mientras que su padre la define como «una jugadora que cualquier entrenador quisiera tener en su equipo debido en gran parte a su humildad, pero a la vez trabajadora y buena compañera. Su gran corazón hace que siempre intente dar lo máximo para ella y para su equipo. Tienen detalles técnicos muy buenos, con una gran habilidad buena con el balón. Pero al final me quedo con su entereza como persona a la hora de trabajar. Es una enana que se desvive», sentencia.

@etoster