Las nuevas reglas tomarán el Mundial de Gwangju

Durante esta próxima cita mundialista, las selecciones participantes deberán de adaptarse al nuevo reglamento de FINA que afectarán de lleno al sistema de juego

El Campeonato del Mundo que comenzará el próximo 12 de julio marcará un antes y un después dentro del waterpolo. En la ciudad de (Corea del Sur) las nuevas reglas FINA irrumpirán por primera vez en una competición de máxima relevancia internacional, si tenemos en cuenta que durante las Superfinales de World League celebradas hace unas semanas, las diferentes selecciones participantes pudieron probar de manera oficial el uso de un nuevo reglamento que trae consigo cambios significativos. Unos cambios que se sustentan bajo dos prismas: el juego y el arbitraje.

Uno de los impulsores e ideólogo del que es considerado por muchos como el cambio más sustancial que ha vivido el waterpolo a lo largo de sus más de 100 años de historia es español. Se trata de Lolo Ibern, toda una institución, que desde agosto de 2017 (y a sus 72 años) está al frente del Comité Técnico de FINA. Como es lógico, el que fuera Secretari General de l’Esport de Cataluña formó parte del equipo de trabajo que durante meses elaboró la propuesta final que fue refrendada después de un largo debate. Unos cambios que define, en primer lugar, como «positivos», puesto que según desvela a WATERPOLISTA.com suponen un paso al frente a la hora de convertir el waterpolo en un deporte más rápido, vistoso y que a su vez logre convertirlo en más atractivo para el aficionado.

«Hemos de ser conscientes que la sociedad, los medios de comunicación y el mercado deportivo está cambiando a una velocidad increíble y hemos de entender que en los próximos años los cambios van a ser muy profundos. Nosotros como deporte nos tenemos que adaptar hacia dónde evoluciona el deporte en general y sobretodo hacia donde son las nuevas necesidades de los espectadores. Presido un comité que tiene la intención de hacer una innovación en todos los aspectos, no solo en regla, sino también en sistemas de competición e incluso en el ámbito de la comunicación«, argumenta Ibern, quien desvela que para tal fin se busca menos interrupciones y un mayor número de expulsiones para evitar que el contacto en sí quede impune. «Nosotros somos un deporte que tiene una serie de problemas. Uno de ellos son que tenemos demasiados tiempos muertos. Al final se para mucho el juego, y nuestro objetivo es que tenga la máxima continuidad. Por eso hemos reducido los ‘time out», puntualiza. Sin embargo, no es el único cambio temporal, ya que para hacer el partido más rápido se ha reducido tiempo de posesión de 30” a 20”, ya que desde FINA creen que «esto genera un mayor número de ocasiones por equipo». «Precisamente entendemos que tenemos que dar mayores posibilidades de acción al atacante«, apunta Ibern, el cual pone el foco en el hecho que tras cualquier falta se puede lanzar directamente, con el claro objetivo de «dar la máxima continuidad, y que se generen más acciones de peligro, siempre dando una mayor importancia al movimiento».

Y es que el ataque debe tener prevalencia en el partido, pero teniendo en cuenta según Ibern, que «hay que limitar a la mitad las faltas ordinarias» para evitar las paradas excesivas. «El que no tiene ni idea de waterpolo lo que quiere ver es jugar y no tanta intersección del árbitro. Jugar a waterpolo es jugar, moverse y tirar. Hemos de hacerlo para favorecer estas tres cosas tan sencillas, ya que junto al movimiento es una de nuestras grandes preocupaciones«, puntualiza el dirigente, quien considera que «el contacto mata el waterpolo». «Tenemos una cultura de que el contacto es normal en nuestro deporte, en todos los deportes lo hay, pero en todos está definido lo que esta permitido y lo que no. En nuestro deporte el contacto mata el juego, el defensor tiene demasiado poder en ese aspecto», insiste. Es por ello que a partir de ahora la falta en caso de lanzamiento dentro de los seis metros equivale a penalti. Aunque es una norma que durante el transcurso del partido y en base a la interpretación del árbitro puede variar, desechando en todo caso la posibilidad de dictaminar una falta ordinaria, ya que hasta ahora no se puede tocar a un jugador, salvo al que tenga la pelota. De hecho, lo habitual es soltar momentáneamente la pelota para provocar una falta y parar el juego. El hecho de soltar la pelota les deja en desventaja de perderla pero en ventaja de que si se mantiene el contacto es falta y pueden pasarla con más tranquilidad. Y es que con esta medida se pretende un menor número de faltas, evitar el exceso de impunidad del contacto y hacer el juego más vistoso para el público.

En este sentido, la batería trae cambios que en su mayoría son sumamente sustanciales. Como ejemplo es que ahora la línea de cinco metros, pasará a los seis metros. Con ello se busca cambiar el estilo de juego y provocarán que los defensas deban salir de su zona de confort, abriendo un mayor espacio para los boyas, abriendo a su vez la posibilidad de que aumenten las expulsiones y por tanto encontrar ese dinamismo del que habla Ibern. No obstante, existe un último caso notorio. Y se trata de la posibilidad que tendrán ahora los porteros de rebasar la mitad del campo y participar en el ataque junto al resto de sus compañeros, provocando con ello una superioridad para el equipo atacante. Esto se pudo ver en la pasada Superfinal de Belgrado, cuando el español Dani López Pinedo se convirtió en el primer guardameta en marcar un gol aprobarse tras estas nuevas reglas al haberse incorporado al arco de ataque produciendo una situación de desigualdad numérica que terminó en gol.

Más allá de la influencia que supondrán estos cambios en el juegos, lo cierto es que a nivel arbitral se busca disponer de todos los mecanismos que faciliten el trabajo de los colegidados. Es por ello que el Videoatrbitraje (VAR) ha llegado al waterpolo, pero no con la notable incidencia con la que se desarrolla en el fútbol, sino de una manera más concreta, puesto que su uso tan sólo será aplicable para dos casos concretos: una al más estilo ‘ojo halcón’ y otro para los casos en los que se produzca una agresión. Según Ibern lo que pretende la FINA es que exista un sistema «que nos ayude a dictaminar si es gol o no». Ya en las últimas Superinales de Liga Mundial se comprobaron sus resultados ala hora de garantizar si el balón entra del todo o no en la portería. En este sentido, también se pudo comprobar los efectos en cuanto a la aplicación del VAR para la comprobación de acciones violentas, puesto que para el dirigente de FINA, «No queremos que haya ningún tipo de violencia extrema, por lo tanto cuando haya habido una situación de brutalidad que no haya sido sancionada, por las razones que sean, se analizaran y se sancionará al jugador sin cambiar el resultado«, puntualiza.

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