Los grandes ‘históricos’ que han caído en el profundo olvido

Ondarreta Alcorcón, Waterpolo Plaza y CN Martiánez son tres ejemplos de equipos que llegaron a lo más alto (en caladeros diferentes) y que ahora han quedado en recuerdos (para muchos) imborrables. Esta es la primera entrega de un serial con el que se busca desplegar un 'hasta pronto'

La Liga Nacional ha ido sumando ediciones. Parece que siempre con los mismos protagonistas, pero la realidad nos muestra que la dureza de la competición la ha convertido en el árbitro más exigente. Podemos a empezar a hablar de los ilustres. Los equipos que han sido capaces de conseguir el título y que se han visto obligados a volver a empezar desde cero para volver, algunos en más de una ocasión, a la élite que significa la División de Honor masculina.

Así, dos equipos con éxitos a nivel europeo, el CN Catalunya y el CN Montjuic, campeón y subcampeón de Europa respectivamente, en apuestas claras por el waterpolo y con estructuras de base sólidas, tuvieron que regresar a la competición territorial por situaciones de dificultad pecuniaria debidas a circunstancias impensables en otras épocas. Una reforma de la piscina de Pau Negre, obligó a los de Gràcia a impulsar la renovación de toda la instalación, con una apuesta económica realmente atrevida que unida a la aparición de la crisis económica les llevó a luchar por la supervivencia en primer lugar y luego por un retorno a la División de Honor, tal como le corresponde por historial y tradición.

La crisis, les sentenció

Hoy, lejos de las aspiraciones de competir por títulos europeos, ha conseguido -no sin sufrimientos- luchas y mil explicaciones, mantenerse un poco por encima de la zona de riesgo, fuera de la promoción y del descenso. El CN Montjuïc, que en su esplendor gestionaba dos instalaciones, la piscina de la Plaza de Folch i Torres y la de la Zona Esportiva, en una apuesta importante del club que consiguió ser propietario de una parte de la montaña olímpica.

El derribo de la instalación del Paralelo, con centenares de cursillistas y un buen número de socios, que era un soporte importante para el club blanquiverde, más la apertura de las piscinas Bernat Picornell como instalación dirigida a abonados, una competencia realmente importante, les llevo a perder el sostén que les permitía mantenerse con holgura. Ello les obligó a renunciar a su estatus en la liga, y como el CN Catalunya, resurgir de sus cenizas cual ave Fénix. Las ansias por recuperar el lugar que entendía les pertenece hizo que en diversas ocasiones se volviese a la elite, pero con más ilusión que realidad y ello les llevo a volver otra vez a los orígenes. Ahora, en la primera división, luchan por un regreso, sin prisas, conscientes de sus posibilidades, estructurados sobre una base firme que les asegure su permanencia.

Más allá de los ‘grandes’, ha habido diferentes apariciones destacables, siendo la más importante a mi parecer la del CN Helios. Los maños, con buen criterio, disponían de unas instalaciones modélicas para aquella época, eran y son, un club polideportivo de prestigio. Era la etapa de crecimiento de nuestro waterpolo con el modelo, entrenador jugador, fue la apuesta del CN Manresa, del CN Catalunya y del CN Helios, que con Joan Jané en sus filas, reforzado con jugadores de nivel, algunos, la mayoría realizando el servicio militar en tierras aragonesas, más jugadores de casa en una generación irrepetible, realizaron varias temporadas de mérito, llegando a luchar por el título en una de estas temporadas.

A los pies del Ebro

Su piscina, la que ahora conocemos como Manolo Molinero, en memoria del joven deportista maño, tristemente desparecido en accidente de automóvil en plenitud y con una carrera prometedora por delante, se convirtió en un autentico fortín. Allí cayeron todos los grandes favoritos y solo el CN Terrassa consiguió imponerse aquella temporada, en un partido que ha quedado en la memoria por la anécdota de tener que salir el árbitro protegido por la guardia civil hasta Lérida dejándose los zapatos en la instalación de orillas del Ebro.

La recuperación de Joan Jané por parte del CN Barcelona, el progreso de nuestra liga hacia la piscina de dimensiones máximas, han ido dificultando el regreso de uno de los “grandes” de fuera de Catalunya a la élite, cosa que han ido consiguiendo puntualmente aunque con la carga de no poder jugar en su instalación, sin piscina reglamentaria de 30×20, instalación que en algún momento los rectores del club llegaron a presentar proyecto y daban por hecho. Lastimosamente no sean podido convertir en realidad. Su lucha y su trabajo siguen siendo encomiables.

El CN Helios es todo un clásico del waterpolo español; en su etapa en la máxima categoría puso el acento maño en muchos puntos de la geografía española logrando un protagonismo importante, sobretodo en su fortín / D.F.

Otro de los logros de nuestro waterpolo lo fue el CN Martiánez. El club canario significó la demostración del éxito de la política de expansión del waterpolo nacional realizado desde la federación. Ilusionados, luchadores, fueron capaces de convertir la pileta del lado del Atlántico en una de las más difíciles de la liga. El desplazamiento a las islas afortunadas era complicado y ningún equipo podía realizar el viaje como un fin de semana de placer. Sus refuerzos con jugadores internacionales, técnicos de prestigio y sobre todo una estructura desde la base que le llevo a las finales de campeonatos estatales de categorías hacía pensar en su consolidación.

El proyecto del Martiánez era una referencia para Tenerife y toda Canarias al contribuir a mantener el alto nivel deportivo a pesar de ser una actividad minoritaria; un sueño luchar contra los grandes clubes del continente, reconoce el que fuera presidente del CN Martiánez, Isidoro Sánchez durante gran parte de su historia

Incluso, si no recuerdo mal, participó en competiciones europeas de clubs -concretamente en Copa LEN-. Las dificultades en las instalaciones, el olvido de las categorías en pro del equipo de División de Honor y las dificultades económicas hicieron que el proyecto no llegase a consolidarse en el tiempo. Así y todo, las cenizas, el rescoldo del buen waterpolo quedó en Tenerife en espera del relevo.

El famoso ‘Alcorconazo’

Otro proyecto, exitoso en su momento, que merece ser recordado y no caer en el olvido, lo fue el CN Ondarreta Alcorcón. La inauguración de las nuevas piscinas llevó al club de los arrabales de Madrid, gracias a poder gestionar las mismas, a poder cumplimentar el trabajo de base, con técnicos de prestigio, con nadadores de nivel internacional y jugadores surgidos de la casa, con incorporaciones de jugadores de la zona europea tras internacionales de calidad, llegó a ser un referente del waterpolo madrileño, superando, en aquella etapa, al sempiterno Real Canoe NC y siendo un rival temible para todos los equipos de la Liga de la que se convirtió en un claro opositor.

Su organización de las Copas del rey y de la reina y sus aspiraciones parecía que daban la condición de solidez a un proyecto que les llevó a participaciones meritorias en competición europea de clubes, especialmente el equipo femenino. El proyecto lastimosamente se difuminó en un mar de dudas sobre la bondad del acuerdo de gestión con el Ayuntamiento de la ciudad, las decisiones de los directivos quizás más soñadoras que realistas o quién sabe. La realidad de que un club que crecía exponencialmente, con un equipo en cada categoría de Liga Nacional masculina, División de honor, Primera y Segunda División, absorbiendo clubes en dificultades y con un femenino capaz de luchar y ganar títulos nacionales se difuminó, creando un hueco grande en el waterpolo femenino importante, que aún está por cubrir y que se necesita cubrir.

Para terminar este primer ‘hasta pronto’, el CW Plaza. El buen trabajo y hacer del CD El Olivar Miralbueno, con técnicos de casa, les llevo a recoger el testigo de CN Helios. El club, CD El Olivar zaragozano, formado a base de mucho trabajo y esfuerzo, jugando en una piscina similar a la de los heliófilos, con una afición entregada que llenaba las piscina cada sábado de waterpolo llegó al máximo, al ascenso a la División de Honor. La directiva del club entendió que llevar el equipo a jugar fuera de sus instalaciones y apostar por un presupuesto mayor, con riesgo, no era lo que deseaban para su entidad. Entonces fue cuando apareció la idea de la formación de un nuevo club, el CW Plaza, gestionado y subvencionado por una directiva que era más de empresarios que de aficionados al deporte que apostaron por mantener en la élite el histórico waterpolo maño.

 El Plaza -ya no se llamaba Olivar- se fue alejando de esta forma de trabajo y se fue «desvinculado» de los aficionados. Es cierto que se invirtió en muy buenos fichajes que dieron buenas tardes de waterpolo, pero sin el espíritu de los primeros años. La Liga española era potente y competida. El Plaza, dio indirectamente vida otro resurgimiento de un club de cantera que era el CN Helios que tomó el relevo al final de la vida de un proyecto abocado al colapso económico, relata David Fernández -responsable de waterpolo de FANARAGON- sobre la etapa gloriosa del waterpolo aragonés

Fue un gigante nacido con pies de barro. Su periodo de éxito fue importante, los partidos en la piscina del Parque Deportivo Ebro eran seguidos por muchos seguidores, puramente del waterpolo no del club, sin colores. Técnicos de prestigio, jugadores extranjeros de cierto renombre, pero todo dependía del más poderoso de los caballeros, don dinero. Las dificultades económicas, más la falta de identidad del proyecto, con un pecado mortal, no disponer de equipos de base que asegurasen su futuro, fueron cercenando las posibilidades de continuidad de la entidad, nacida con la permisibilidad federativa que aderezó la normativa y reglamentos para permitir que un equipo sin conjuntos de base, que en aquellos momentos no podía hacerse. Fue una apuesta bonita mientras duró, pero una lección para el futuro.

twitter-bird@GasparVenturaM

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