Los lazos que unen a Chantal Van Dam con el balón amarillo

Jugadora, entrenadora, mujer de árbitro, madre de jugador y también delegada federativa; la relación de esta amante del waterpolo con el balón amarilla es especial, diferente y pasional

Se podría decir que su destino deportivo le tenía reservada una relación sumamente especial con el waterpolo. Y es que su padre fue jugador, entrenador y árbitro, y siempre estuvo vinculado al club SVH de Rotterdam en Holanda. Fue allí, donde Chantal Van Dam tuvo su primer contacto con el balón amarillo cuando a penas tenía los 6 años. Ya a los 15 jugó su primer partido en la División Honor de Países Bajos, llegando inclusive a formar parte del equipo nacional juvenil. Hasta que en año 2004 aprovechó la enorme oportunidad de venir a España para militar en las filas del CN Sant Andreu, que por aquel entonces empezaba ya a despuntar, e incluso entró por primer vez en su historia en competición LEN. A los dos años decidió colgar el gorro, aunque su retirada no le apartó ni del waterpolo ni del CNSA, ya que pasó del agua al banquillo para encargarse de dirigir al equipo femenino, donde según explica a WATERPOLISTA.com pudo «aportar mi experiencia con equipos neerlandeses y por mi trabajo de técnica con las categorías de mi federación», puntualiza Chantal, que durante dos temporada logró mantener un buen nivel y continuó competiendo en Europa. Y aunque después dejó a un lado su etapa en activa en los clubes, bien es cierto que el waterpolo sigue estando presente y siendo fundamental, ya que además de que ella ejerce de Delegada Federativa en Ligas Nacionales, su marido es árbitro y su hijo es jugador, por lo que la saga continúa.

No obstante, lo cierto es que el waterpolo ha cambiado desde que ella se inició en el waterpolo hasta nuestros días. «Antes era un deporte mucho más físico donde los equipos que tenían jugadores grandes siempre tenían mayor ventaja. Y el tipo de entrenamiento también se basaba en el poderío físico. Incluso las reglas del juego lo favorecían. Era estático, marcado por posiciones, debido principalmente a que esos jugadores corpulentos no eran ágiles. No había evolucionado mucho en años. Pero sí que se veía una intención de cambio, sobre todo desde los países que a pesar de tener una excelente técnica no podían competir en igualdad de condiciones por ser de menor “peso”. Ahora el juego es cada vez más dinámico. Más natación y menos contacto físico estático. Me alegro de que se hayan producido estos grandes cambios, porque ahora el waterpolo puede considerarse un deporte moderno y espectacular y esto puede mejorar su popularidad», explica de su punto de vista Van Damm, quien desde el 2019 ejerce de Delegada Federativa en las Ligas Nacionales. «Buscaban personas que aportasen nuevos puntos de vistas, con relación y experiencia en este deporte. La oferta me pareció una buena manera de volver a vincularme con este deporte siendo algo más que espectadora. La RFEN busca dar nuevos aspectos que mejoren la imagen de este deporte y que pueda atraer a más aficionados. Una parte de esas mejoras es el trabajo de delegada: controlar los protocolos, la instalación, etc. Esa parte que hace que cualquier partido sea igual en cualquier piscina y que sea más visible. Además, también es un reto. No soy árbitro y aunque conozco las reglas, su aplicación y sus momentos no son iguales para mí que para los árbitros, y al tener que hacer una evaluación como parte de mi labor de delegada, creo que es importante y responsable aprender y entender esa labor, y poder evaluarla desde mi punto de vista pero en el contexto de la persona que toma las decisiones, que creo que es una tarea nada fácil«, asegura.

En base a la experiencia que ha ido adquiriendo con los años y a pesar de que no es árbitro ni tampoco auxiliar, bien es cierto es que Chantal mantiene una estrecha vinculación con los árbitros y en este tiempo ha recibido muchas opciones sobre el arbitraje de diferentes maneras. «España tiene unos de las mejores plataformas para ser un buen árbitro. El sistema de seguimiento en el desarrollo me parece muy adecuado. Y el nivel de exigencia es alto, la Federación Española espera mucho de un árbitro en su actitud, conocimiento práctico y disponibilidad, y esto se refleja claramente en los partidos. Por tanto, el nivel de los árbitros en España es de media bastante alto. Hay muchos buenos árbitros en todas las categorías que saben adaptarse muy bien a lo que pitan. Los árbitros conocen bien el reglamento y suelen aplicarlo con mucha coherencia. Y me consta que fuera de España también es reconocido su buen hacer. Pero es normal, he comprobado que desde la RFEN se trabaja mucho para que los árbitros españoles estén siempre al día y puedan desarrollar su carrera de la mejor manera y alcanzando el mejor nivel de cada uno. Siempre se pueden hacer cosas mejores, pero el trabajo que se hace actualmente es muy bueno», explica la profesional que por otro lado detalla cuál es su papel a pie de piscina cada fin de semana: «mi papel como Delegada Federativa es dar un apoyo extra al árbitro y a la mesa de auxiliares. Hacer que la parte más burocrática del partido, y que para el árbitro puede ser menos atractiva, quede controlada y el árbitro poder centrarse en la parte más técnica y específica. En el fondo, el árbitro sí forma parte del partido con sus decisiones y debe centrarse en eso. Como delegada espero realizar mi tarea de una manera discreta y que el árbitro me considere de ayuda«, concluye.

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