Lucía Trinidad y Javi Cortés, unidos por el balón amarillo

El deporte en la mayoría de los casos fomenta la amistad entre todos los actores que dan forma a la comunidad del waterpolo. El actual entrenador de la Askartza, Javi Cortés y la ex jugadora Lucía Trinidad se conocieron en las piletas cuando ambos formaban parte del CW Dos Hermanas, viendo una trayectoria entrelazada por el deporte del balón amarillo y unida en el plano sentimental precisamente por este encuentro. Para ambos deportistas los inicios fueron diferentes, ya que Lucía comenzó a practicar el deporte con 10 años tras cobinarlo con el volley, aunque cuando los horarios comenzaron a coincidir la ex jugadora no tuvo dudas en quedarse con el waterpolo, aunque en esos momentos fuera la única niña en el equipo. La historia no fue la misma para Javi Cortés, que se enganchó al balón amarillo más tarde, cuando tenía 17 años, una edad atípica para iniciarse en este mundo. “Había liga de verano entre las barriadas de Dos Hermanas. Ahí fue donde me enganché”, nos cuenta de sus inicios en el conjunto andaluz, que en ese momento se colocaba en Segunda División.

Tanto Lucía como Javi son unos apasionados del agua. Mientras que ella se aburría de la natación y tenía que hacer algún deporte de agua por una pequeña desviación que tenía en la columna, Cortés no se ve fuera del elemento. “A mí todo lo que sea sacarme del agua es mal asunto. Desde pequeño practicaba natación, me gustan todos los deportes pero me desenvuelvo mejor en el agua. El cambio de la natación al waterpolo fue muy positivo para mí porque el deporte colectivo me dio nuevas motivaciones”, nos cuenta.

Una unión que se fraguó en la piscina

La pareja se conoció por primera vez en un sitio atípico, la piscina. Allí fue donde Lucía se fijó en “lo buena persona” que es Javi, mientras que a él le llamó la atención su sentido del humor, y su capacidad para comprender y aguantar su mundo de waterpolo. Desde luego, este deporte ha sido el nexo de unión entre ambos. “Sin el waterpolo ni nos hubiéramos conocido y mucho menos saber lo que es dedicarse a este deporte y aguantarme con mis horarios, fines de semana, viajes, y un largo etcétera. Así que no sabemos que es nuestra vida sin el waterpolo”, nos cuentan, ya que al principio su relación era de entrenador-jugadora, algo que en palabras de la pareja, han llevado muy bien. “Los fuimos durante muchos años”, nos cuenta Lucía que afirma que dentro de la piscina no eran pareja. “Éramos solo entrenador y jugadora y siempre lo hemos llevado bien”.

“Es una fórmula complicada de llevar con normalidad. Creo que lo pudimos llevar bien, la clave era separar en el momento de entrar en la piscina”, añade el actual entrenador de la Askartza, que sigue sin poder dejar a un lado el waterpolo cuando llega a casa. “Lucía es la que tiene paciencia para aguantarme”, dice entre risas Javi que ha definido a Lucía como jugadora. “Su mayor virtud es lo competitiva que es. Siempre está en los momentos importantes. En el día día ya le costaba más arrancar, pero en el cómputo global siempre cumplía con el compromiso. Ha sido una de las mejores porteras de División de Honor Femenina de su generación y ha sido un referente para las futuras y grandes porteras que hemos seguido teniendo, Clara De La Torre y Alba Roldán”, nos cuenta.

La antigua cancerbera también ha definido a Javi, en esta ocasión en su faceta como técnico. “Es el mejor entrenador que he tenido, un gran profesional y apasionado del waterpolo. Es muy exigente consigo mismo y nunca se conforma, siempre quiere más. Ha sido el que me ha enseñado todo para ser mejor portera y también el que me ha echado más broncas”, comenta.

La marcha a Bilbao, una decisión difícil

Hace ya casi tres temporadas completas que Javi Cortés puso rumbo a la Askartza, que acababa una era con la salida de Joan Albella e iniciaba una nueva en un momento complicado y sin su referencia y capitán furante años, Xabi Orozco, que se marchaba apara jugar en División de Honor. El andaluz nos ha reconocido que la decisión de iniciar el proyecto no fue fácil de tomar “No fue nada fácil, yo marchaba sólo a la aventura y Lucía se quedaba en Sevilla. Al principio fue muy duro, sin el apoyo de Lucía y la familia hubiera sido imposible. Era la oportunidad de dedicarme profesionalmente al waterpolo”, explica.

La Askartza sufrió con las bajas en su primera temporada y descendió a Segunda tras mantenerse años y años en la categoría de plata. Sin embargo, el equipo vasco se recuperó magistralmente el año pasado y volvió a subir a Primera. Este año las cosas han mejorado con el retorno de Orozco y los bilbaínos se mantienen cómodos en la tabla y lejos de la zona de peligro. El técnico nos ha hablado precisamente sobre su estancia en la Askartza desde su llegada. “Estoy muy contento, la acogida fue inmejorable, y después de dos temporadas las cosas marchan muy bien. Esta temporada vuelvo a estar sólo pero hacemos por ir a ver a la familia cada poco tiempo”, nos dice.

No olvidan las raíces

A pesar de encontrarse en Bilbao, Cortés no olvida que sus raíces están en el Dos Hermanas, que fue el club que le vio crecer. En la misma línea se mueve Lucía que se ha mostardo orgullosa de haber pertenecido al club sevillano. “Para mí lo ha sido todo, el club que me ha visto crecer como jugadora, como persona y con el que he vivido las mejores experiencias deportivas, jugar Copa de la Reina, Liga LEN y División de Honor, y lo más importante: me ha dado a mi compañero de vida”, dice.

“Es nuestro club de toda la vida, en mi caso ahí es donde he conocido a mi mujer, mis mejores amigos y mi vocación, imagínate lo que significa. Ahora mismo estamos muy desvinculados del club por cómo salimos. Sigo teniendo contacto con muchos y nos llevamos muy bien con la mayoría. Es una pena habernos marchado por la puerta de atrás después de todo lo vivido y luchado. Sobre todo en el caso de Lucía no creo que sea justo, ella es un estandarte del club en todos los sentidos”, concluye Javi Cortés.

@clemenklan