«He sentido discriminación por ser mujer en muchos partidos de waterpolo»

A día de hoy la árbitra catalana Marta Cabanas es la única mujer en dirigir partidos en la Liga de División de Honor Masculina; Cabanas hizo balance de su momento profesional y del papel de la mujer en el colectivo en WATERPOLISTA.com

Si nos ceñimos a los números, pocas son las mujeres que (históricamente) se ha sumergido en el arbitraje, al menos a nivel nacional e internacional. Basta con echar un vistazo al cuadro de árbitros que dan forma del Comité Nacional (CNA). De los 89 colegiados que lo integran actualmente, solo 9 son mujeres, todas ellas repartidas en las cuatro categorías que dan forma al colectivo (A, A1, B y C). Sin embargo, hoy día sólo una de ellas se encuentra en la máxima categoría, hecho que le permite dirigir partidos en la Liga PREMAAT Masculina. A su edad, Marta Cabanas ha cogido el testigo de quienes tiempo atrás fueron las pioneras. «En España aún somos pocas las mujeres que estamos en categoría nacional si nos comparamos con la cantidad de hombres que hay, pero si es cierto que siempre todas las arbitras que han estado y están han demostrado un gran nivel. Creo que las mujeres tenemos un gran futuro a nivel arbitral pero tenemos que seguir trabajando todos para conseguirlo», reconoció la que fuera hasta 2013 jugadora en activa, llegando a jugar en División Honor. Hasta que decidió priorizar en sus estudios y abandonar el deporte de alta competición. Sobre sus inicios, la igualdad real en el waterpolo y el papel de la mujer dentro del gremio arbitras, entre otras cosas, habló Cabanas en una entrevista concedida a WATERPOLISTA.com donde se mostró clara en sus afirmaciones.

– ¿Cómo fueron tus inicios en el waterpolo?
“Empecé tarde. Cuando era pequeña entrenaba en el C.E Mediterrani. En Categoría alevin y hacíamos tanto natación como waterpolo. Y ya después pasé a hacer solamente natación y fue en segundo año de cadete cuando dejé de nadar para centrarme en exclusiva a jugar a waterpolo. Tras el Medi, estuve un año en Sabadell y ya en categoría juvenil me fui a Terrassa para formar parte tanto del juvenil como del primero equipo”.

– ¿Hay tradición de waterpolo en tu familia?
“Si, mis padres habían jugado los dos incluso a nivel de selección algunos años. Jugaron en el CN Catalunya y CN Sabadell y mis hermanos (Sergi y Víctor) juegan en División de Honor. Además mi tío también había jugado, por lo que al fin y al cabo en casa siempre hemos visto waterpolo”.

– ¿Cómo te definirías como jugadora en esa época?
“Es verdad que no estuve muchos años jugado, aunque si es verdad que en el tiempo que estuvo en activo lo cierto es que a nivel físico yo de por sí no era muy grande. Entonces mi ventaja claramente era la natación. A nivel de juego mi posición era defensora de boya. Lo que sabía hacer era anticiparme porque en la lucha cuerpo a cuerpo no salía ganado. Era la jugadora listilla que se anticipaba y salía a la contra”.

– ¿Cómo acabaste como defensora de boya?
“No lo sé la verdad, yo no lo elegí. Al final te vas moviendo por distintas posiciones y acabas donde te sientes más cómodo. También es cierto que mi madre había jugado en esa posición y mi hermano también. Si que recuerdo que las primeras veces que con el equipo entrenábamos jugadas donde yo estaba defendiendo a la boya, lo que buscábamos era recuperar el balón para salir a la contra y llegar al ataque con una jugadora de más. Y ese rol me gustaba”.

– ¿Qué recuerdos tienes de tus inicios en categoría nacional?
“Se puede decir que yo me inicié en División de Honor, ya que cuando marché a Terrassa el primer equipo justo había ascendido de categoría. La verdad es que fue bastante diferente porque entre que llevaba poco tiempo jugando, que siempre había competido en categorías y que era de las más jóvenes, pues noté el cambio. Me gustó pero es diferente, porque allí la importancia del entreno de la disciplina y la constancia es la clave entre que el equipo gane o pierda un partido”.

– ¿Cómo era la competición en aquella época?
“Por el juego que se ve ahora es diferente. Yo recuerdo que jugábamos mucho a agarrar: bañador por aquí y bañador por allá. Ahora mismo es lo que estamos intentad parar desde el punto de vista arbitral. Yo veía un juego muy físico y sucio: arañazos, golpes y esas cosas. Al final parecía que en vez de jugar y aplicar estrategias de juego, los partidos los acababa ganando el equipo que agarraba más. Por suerte, ya hace algunos años que esto ha empezado a cambiar”.

– ¿Era un campeonato profesional?
“¿Que entendemos por profesional? Cuando yo jugaba, la profesionalidad se la imponía cada una a su manera. La Liga aunque pueda parecer profesional no lo es, porque todas las personas que están allí tienen un trabajo para ganarse la vida y juegan porque les gusta no porque vayan a vivir de ello. Las únicas personas que a lo mejor cobraban algo es porque entrenaban a un equipo de categorías. Y el compromiso de las personas que juegan a este nivel es admirable, porque tenemos que entender que hay personas que están jugando esta liga que queremos que sea profesional y están pagando para jugar. Y en primera femenina aún se ve más”.

– ¿Crees que ahora ha cambiado en este aspecto?
“Ahora, en estos últimos años, creo que ha cambiado un poco. El nivel de los equipos de la liga ha subido mucho, cada vez hay más equipos competitivos, es un poco más serio porque hay más equipos con jugadoras de más nivel, hablo de liga femenina que nada tiene que ver con la masculina. Pero estamos en lo mismo. La mayoría de jugadoras, las más jóvenes no porque son estudiantes, tienen que trabajar y compaginar el deporte con un trabajo. Y está claro que las jugadoras que tenemos en nuestro país jugando a nivel de selección si están bajo un régimen profesional, pero estos casos son mínimos”.

– Con 19 años lo dejaste por la imposibilidad de compaginar estudios y waterpolo…
“Yo estudiaba de tarde. Yo salía de la universidad a las nueve de la noche y nosotras entrenamos de ocho a diez. Entonces cada día llegaba sobre las nueve y media porque tenía que ir desde la universidad a la piscina. Algunos días cuando podía iba a entrenar por la mañana con los chicos, pero en pocas ocasiones porque cuando no tenía practicas fuera tenía que estudiar. Entonces yo quería dedicarle más tiempo, pero no lo tenía. y también hay que tener en cuenta que hacia año y media que había empezado a pitar, ya que con casi 18 años me saque el título de la catalana, y eso me ayudó a tomar la decisión porque sabía que pitar me seguía vinculando a este deporte, que me gusta mucho. Fue duro, pero llegó un punto en que yo vi que no le podía dedicar el tiempo necesario y mi lugar lo podía ocupar una persona que realmente tenga este tiempo. Entonces creo que fue una decisión inteligente de cara al equipo”.

– ¿Qué te llamo la atención del arbitraje?
“Cuando jugaba no me fijaba excesivamente en las decisiones de los árbitros, pero sí que me había fijado en que no veía chicas arbitrando, solía veía a chicos, entonces como yo siempre he sido un poco de ir a contracorriente, pues me animé a hacerlo, a ver qué pasaba. Nunca antes, me había leído el reglamento. Conocía las normas de juego por la propia experiencia de jugar, pero no conocía el reglamento en profundidad, hasta que no te interesas. En un primer momento mi motivación para arbitrar era para poder seguir vinculada al waterpolo, pero nunca pensé que me iba gustar tanto como ahora”.

– ¿En tus inicios tuviste alguna referencia a la hora de arbitrar?
“La persona más top que estaba arbitrando en aquel momento era la Noe Donato. A mi encantaba. Tenía un carácter que la hacía destacar por encima de todos y todas. Una vez tuve la suerte de coincidir con su padre en un partido, de mis primeros, y hablé con él, me motivo a seguir aprendiendo y hasta aquí. Yo siempre había pensado en ella como máximo referente”.

– ¿Desde tu punto de vista que necesita el árbitro a día de hoy?
“A parte de conocer el reglamento necesita interpretar el juego. Muchas veces nos ponemos a discutir en una jugada sí es o no es expulsión o penalti, cuando estamos olvidando que esa jugada está dentro de un contexto. Entonces al final lo que tenemos que hacer es interpretar la afectación de la jugada en el contexto global. Otra cosa importante es que si en el partido hay dos árbitros de campo es porque se necesitan dos. Cuando vamos a pitar somos dos no somos cada uno de nosotros individualmente. Y esos dos se tienen que ayudar, que son cosas que pasan poco desgraciadamente. Tenemos que entender que arbitramos a jugadores y jugadoras que entrenan cada semana, incluso dos veces al día, entonces no nos podemos permitir el lujo de no entrenar. No podemos dedicar a pitar el partido que nos toca el sábado y olvidarnos durante toda la semana, nos tenemos que preparar”.

– ¿Es importante que un árbitro entrene?
“Si, lo considero súper importante, puedes entrenar en cualquier contexto. Si no tienes tiempo de ir a una piscina, a un partido de entreno, a lo mejor tienes un partido territorial, con menos dificultad, que tu allí puedes practicar otras cosas que a lo mejor en un encuentro de más nivel no puedas hacerlo. Si tus pitas un partido el fin de semana y te olvidas del waterpolo el resto de la semana, cuando llegue tu partido no estarás al nivel”.

– ¿Crees que los jugadores y los técnicos empatizan con el árbitro durante el partido?
“No, pero los jugadores y los entrenadores hacen cada uno su papel. Nosotros no podemos pretender que el entrenador sea empático con nosotros o nos vaya a entender o no nos vaya a protestar. Su objetivo es que nosotros nos equivoquemos a su favor por lo tanto van a jugar ese papel. Tenemos que ir con un poco de ojo con eso. Lo que sí que creo que hay muchísimos entrenadores y jugadores que no conocen el reglamento. Y eso es un gran error. A veces le explicas una jugada a un jugador o entrenador y te la discute porque no conoce el reglamento. Que eso pase en nuestro deporte es una falta de profesionalidad”.

– ¿Es fácil ser arbitra en España?
“No es fácil ser arbitro o arbitra en ningún país y en ningún deporte, pero partiendo de esta base, está claro que ser árbitro y ser mujer es un pelín más complicado, pero porque estamos en un territorio dominado mayoritariamente por hombres, si miras el porcentaje ves claro que somos pocas. El problema no es ese. Cada año entran chicas en categorías, lo que pasa que después al año, año y medio lo dejan porque no les gusta, no les gusta la presión o no aguantan las protestas. Durante los primeros años te sientes solo, cuando pitas, si no tienes una gran seguridad todos los partidos son duros. El trabajo que hay que hacer es de cuidar la base y de acompañarlos. Considero que cuando yo empecé tuve mucha suerte, desde los inicios me siguieron y me evaluaron de cerca, y siempre he tenido un tutor de referencia. Aún así he sentido machismo, sexismo o llamémosle como queramos, pero he sentido discriminación por ser mujer en muchos partidos. Aún así supongo que mi carácter en esto me ha ayudado, porque me permite obviarlo, pero entiendo que hay muchas personas que no son así y entonces sufren. Cuando me saque el curso éramos cuatro chicas y todas lo hacían muy bien pero actualmente ninguna sigue pitando. ¿Cuál es la diferencia? supongo que el carácter de cada una. Evidentemente no todo el mundo sirve para ser árbitro, pero salen personas que sí que sirven, pero no las cuidamos y hay que hacerlo. Con respecto a esto también quiero decir que actualmente en muchas territoriales se está trabajando muy bien, sobretodo en Cataluña, están haciendo un gran trabajo de seguimiento a los árbitros y arbitras más jóvenes y seguro que veremos los resultados de esto dentro de muy poquito tiempo”.

– ¿Como ves el papel de la mujer en él colectivo?
“Creo que es muy difícil llegar a un equilibro o en un punto de igualdad numérica. Pero hay que animar a las mujeres a que lo prueben. Muchas personas no lo harán por miedo pero las poquitas que consigan probarlo si les gusta, tenemos que ayudarlas, acompañarlas, cuidarlas y enseñarlas. Que lo mismo pasa con los chicos, pero si se apuntan más chicos que chicas y un alto porcentaje de personas lo dejan al cabo del tiempo, nos volvemos a quedar sin chicas”.

– ¿Consideras importante que haya mujeres arbitrando en la Liga PREMAAT Masculina?
“Claro, en División de Honor y en todas las categorías. Si ves a mujeres arbitrar en partidos de alto nivel, va ser más fácil animarte a dar el paso. Te pongo un ejemplo más claro, tenemos una selección de waterpolo femenina súper potente, pues estoy segura de que ver los triunfos de nuestra selección femenina en los últimos años, hace que más niñas se apunten a jugar. Y es uno de los motivos por los que las licencias de deportistas femeninas en categorías han aumentado en los últimos años y hay más equipos femeninos en categorías. Con el arbitraje es lo mismo, si tú ves mujeres arriba, pues habrá más personas que se animen a luchar por estar arriba”.

– ¿Qué retos personales te marcas en el arbitraje?
“Mi reto es disfrutar de cada partido, porque al final esto no deja de ser un juego, ninguna persona va a poder vivir del arbitraje siempre, por lo tanto, no deja de ser una pasión a la que le dedicamos todo el tiempo posible. En el momento que deje de disfrutar dejaré de pitar. Me considero una persona muy afortunada porque estoy arbitrando al máximo nivel estatal en un deporte que me encanta y que ha marcado mi vida. Soy consciente que tiene una fecha de caducidad, no voy estar toda la vida pitando, no es compatible con muchas cosas pero quiero dedicarle el máximo tiempo posible y quiero luchar para aprovechar todas las oportunidades que se me presenten”.

– ¿Te gustaría llegar a ser árbitro internacional?
“Ojalá. He oído muchas cosas y me encantaría que me dieran la oportunidad y la aprovecharé si llega. A muchas personas les gustaría arbitrar al máximo nivel tanto nacional como internacional, está claro que si me dan la oportunidad lo voy a aprovechar”.

– En países como Holanda y Alemania , entre otros, se están aportando en las últimas competiciones internacionales, como es el caso del pasado Europeo de Barcelona en llevar cómo representante del colectivo del país a una mujer ¿Qué opinas?
“Al final cada país tiene que presentar a los mejores candidatos dentro del colectivo arbitral. Si consideraron que enviar a una mujer era la mejor opción era porque realmente lo valía. Entonces nos tenemos que fijar que ese árbitro haga bien su papel independientemente de si es un hombre o una mujer. A mí me encanta que vayan mujeres. Cuantas más oportunidades den más posibilidades hay que lo hagas bien”.

twitter-bird@etoster

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