Mejor rendimiento, peor trato: verguenza por ser invisibles

Vergüenza y pena. Estas son las dos palabras que definen a la perfección la sensación que tenemos la familia del waterpolo español durante este Campeonato del Mundo que se viene celebrando. Una sensación que es completamente ajena al rendimiento deportivo de nuestras dos selecciones españolas, que como viene siendo habitual no sólo están ejecutando un notable papel, sino que ambas aspiran a la lucha por las medallas. Sin embargo, a pesar de esta circunstancia y también de los innumerables éxitos internacionales protagonizados en los últimos años, el trato que recibimos es denunciable y propio de unos parámetros económicos, sociales y deportivos que vienen marcados exclusivamente por aquellos deportes «que venden». De los demás, se preocupan (a su manera) cada cuatro años cuando se enciende la llama olímpica, y cuando a todos se les llena la boca al enarbolar los éxitos del waterpolo.

No obstante, dentro de la disparidad de opciones deportivas con la que contamos en nuestro país, el waterpolo es un deporte con historia y reconocimiento que cuando mayor estabilidad en cuanto a resultados está logrando, peor es tratado. Y a esto hay que añadir, que por desgracia, este tipo de Campeonatos junto a Europeos y Juegos Olímpicos son citas claves en cuanto a la difusión y promoción del deporte, como caladero para futuros waterpolistas. Para jóvenes que viendo un deporte tan atractivo por televisión, se sumergen a posteriori en el. Ahora, este Mundial, es por tanto, una oportunidad perdida.

Menos mal, que los que amamos este deporte somos capaces de sortear todas las adversidades con tal de disfrutar de lo que nos gusta: WA-TER-PO-LO.

@etoster