Óscar Freire, símbolo de la época boyante del waterpolo argentino

Conocemos a un amante del waterpolo que no sólo fue clave en su etapa como jugador en activo, sino que a su vez destacó como entrenador, e incluso como seleccionador nacional

Óscar Freire transmite pasión total por el waterpolo, puesto que a sus 59 años se mantiene ligado de manera activa al balón amarillo, después de una dilatada trayectoria en su Argentina natal. Allí fue donde se sumergió desde bien joven en este deporte a través de su tío, Enrique Cevasco, uno de los míticos waterpolistas en la década de los 50 que alcanzó grandes éxitos en el plano deportivo. «Mi tío me inculcó la pasión desde chiquito. Vivía enfrente del Club Atlético Independiente. Mi padre me dejaba en la puerta del club y yo entraba y allí empecé a jugar con un gran entrenador que se llamaba Corcho«, reconoce a WATERPOLISTA.com un jugador que no ha podido desligarse del deporte, y que en su momento formaba parte de una entidad que contaba con unos 150 waterpolistas. «Era difícil subir pero a mis 15 años ya estaba jugando mis primeros partidos en Primera«, comenta Freire, quien en el año 1981 ya disputó en primera persona su primer Sudamericano. Y lo hizo como capitán del equipo. Hasta los 29 años jugó en la Primera del Independiente que ganó absolutamente todo. A esto hay que sumar que fue en varias ocasiones campeón de categorías del país, e integrante de la selección durante 10 años. «Cuando terminé de jugar mi último Sudamericano en Colombia dejé de jugar porque estaba en desacuerdos con las políticas de los entrenadores«, reconoce con franqueza un profesional que tras colgar el gorro dio el salto a los banquillos, primero a nivel de clubes y ya después al frente del equipo nacional, en una época complicada debido a la falta de apoyo económico por parte de las instituciones públicas. En 2001 cerró su etapa en la selección, y desde entonces su vínculo gira entorno a su participación en citas de carácter internacional con los másters.

En este sentido, esta voz autorizada considera que la evolución del waterpolo en Argentina ha tenido «altibajos«. «Hubo una época muy rica a nivel de juego cuando los jugadores eran semiprofesionales porque trabajan para el Correo Argentino, ganaban un sueldo y entrenaban, uno de los grandes ejemplos puede ser el equipo que mi tío que fue una escuadra legendaria. Después hubieron muchos años sin apoyo y a veces hasta con boicot de otras disciplinas acuáticas. Después empezó haber algo de apoyo y el waterpolo argentino volvió a crecer y en la actualidad tenemos muchos jugadores en Europa. El primer jugador que fue a Europa lo llevamos nosotros en una gira en el 99, Amancito. Y otro ejemplo de éxito es Chalo Echenique, jugador del Pro Recco. Pero, bien es cierto, que al exportar talento corremos el riesgo que una vez se perfeccionen los acabamos perdiendo, a nivel de selección. Además, a nivel de ligas nacionales la pandemia ha hecho mucho daño y actualmente todavía estamos muy por debajo de 2019″, explica Freire, quien entiende que el waterpolo en Argentina debería centrarse principalmente en dos cosas: «aumento de masa critica, un equipo que detecte talentos y esos talentos perfeccionarlos. Tener un entrenador puntero en Europa, colocar jugadores en Europa (es lo que ha hecho crecer la selección nacional) y dejar correr los egos y que todos vayan en la misma dirección«, concluye.

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