Poli Baños: una enamorada del waterpolo

"Se va satisfecha de lo conseguido, amistades inquebrantables, de las que duran toda la vida, haber llegado a la internacionalidad representando el arbitraje femenino estatal con dignidad y haber disfrutado del waterpolo", explica el columnista sobre la despedida de Poli Baños como árbitra

Cuando me llegó la carta de que Poli Baños dejaba el arbitraje, no me sorprendió, hacia un tiempo que lo que debía ser una ilusión, que la permitiera disfrutar, poco a poco, pese a llevarlo en su corazón, veía como la balanza se inclinaba hacia el lado contrario y el contrapeso debía ser tan grande que un día sería difícil de mantener el equilibrio. Así fue. No sé si ha sido una decisión acertada o no, creo que Poli la ha meditado mucho, pero estoy seguro que encontrará a altar vestirse de blanco, silbato en ristre, tarjetas en el bolsillo e ir a las piscinas a estar con los amigos, los compañeros de arbitraje entrenadores, jugadores, etc. todos los que forman lo pequeña familia del waterpolo.

Yo he tenido la suerte de compartir largas charlas con Poli, en las mismas he podido encontrar a una persona enamorada de su deporte, que luchaba por no dejar nada atrás, con su hijo como prioridad y su profesión. El arbitraje era, es y será, una parte importante de su vida, quería consejos para mejorar, para ser aceptada como mujer en un deporte de hombres, hasta hace bien poco así se consideraba, siendo el femenino anecdótico, y más en el colectivo arbitral. Luchó por ello y lo consiguió, no sólo por los partidos que arbitró, finales Copa de la Reina, del Play-of o partidos de los calificados de alta dificultad de la liga masculina de División de honor, o por ser nuestra árbitra internacional durante estos últimos años, sino por tener que llevar la antorcha de arbitraje femenino, un duro peaje que la ha ido desgastando hasta tomar la decisión de dejarlo.

Y es que en cada partido debía demostrar que merecía la plaza de internacional que la vocalía le otorgaba, puesto que hasta hace poco, los organismos internacionales no reservaban plaza para un árbitro femenino. ¡Qué difícil es tener que estar al nivel de exigencia de nuestro arbitraje!. Ella, añadía a su mundo, a esa red que la envolvía otra dificultad, ser balear, cada partido significaba, como mínimo, un día, levantarse de madrugada para llegar o quedar-se a dormir si era un partido más allá de media tarde. Todo pesa.

Hace ya un montón de años que se inició en el mundo de la bandera y el silbato, en aquellos tiempos era así, con una bandera con banderín blanco y azul, uno en cada extremo, no tenía aún los 18 años. Se sintió apoyada desde el primer momento por sus compañeros, y pese a pasar por los típicos, “mujer tienes que ser” o “a fregar los platos” de los memos de la grada que siempre existen, a los que con los años ha aprendido a hacer oídos sordos, el colectivo del waterpolo, jugadores y entrenadores, nos trata igual como a los hombres, con quejas o protestas, mirando de influenciar, los entrenadores o las exclamaciones típicas del jugador/a con la sangre caliente, propio del juego.

Se va triste por no haber logrado que el waterpolo balear esté asentado en las ligas nacionales, ha luchado por ello, sin éxito. Admiradora de Sergi Borrell y Ángel Moliner como árbitros, sus dos últimos “jefes” en la vocalía, reconoce no leer las criticas de las redes, puesto que le afectan, pero si todo lo que se dice del waterpolo, pero se va sobretodo satisfecha de lo conseguido, amistades inquebrantables, de las que duran toda la vida, haber llegado a la internacionalidad representando el arbitraje femenino estatal con dignidad y haber disfrutado del waterpolo, el deporte que eligió como el suyo y que , desde fuera del agua, le ha aportado su grano de arena. Muchas gracias Poli y ya sabes que la casa del waterpolo, es la tuya.

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