Tony Azevedo: «No hemos evolucionado para lograr que el waterpolo gane popularidad»

Uno de los mejores waterpolistas estadounidenses de la historia concede una entrevista a WATERPOLISTA.com para hacer balance de su trayectoria y dar su visión del deporte actual

Hace ya unos años que la mayor leyenda del waterpolo estadounidense, Tony Azevedo colgó el gorro. Vimos cómo su carrera ha cumplido un ciclo entero; nació en Río de Janeiro (Brasil), el mismo lugar donde jugó sus últimas Olimpiadas y disputó su última temporada como profesional. Entre clubes y selección, Azevedo (hijo del mítico Ricardo Azevedo) ha tenido una dilatada y bien laureada carrera deportiva. Se mudó a California cuando tan sólo tenía un mes de vida, pero con cuatro años sufrió de un fatal accidente que casi le cuesta la vida. Incluso llegó a estar varios minutos ‘muerto’ en el que no se le sentía el pulso. Durante su recuperación y a medida que crecía los doctores avisaron que muy posiblemente las secuelas no le iban a permitir realizar deporte alguno, más allá de una vida de calma y sosiego. Sin embargo, no fue así. El destino le deparaba a Tony una relación de amor para con el waterpolo, incluso, hasta nuestros días. Y es que como bien reconoce sobre sus inicios, el norteamericano recuerda que creció viendo de cerca como su padre entrenaba cada día, habiendo tenido la suerte de acompañarle de bien joven a mucho de sus viajes. Aunque eso si, comenzó a los ocho años, combinando el waterpolo con el béisbol hasta que a los 14 años se decidió por el balón amarillo con la intención de hacer lo que fuera necesario para entrenar duro y entrar en la cita olímpica del año 2000 y vaya si lo logró.

Y es que justamente, uno de los datos más curiosos es que el waterpolo lo tenía en vena. Sin ir más lejos, fue recogepelotas en los Juegos de Atlanta, en 1996. «Fue muy divertido, pero lo más importante es que fue la inspiración más grande de mi vida. Después de ver a España ganar la medalla de oro, le dije a mi padre que iba a ir a las próximas olimpiadas. Cuatro años después y muchas horas de entrenamiento disputé mis primeras olimpiadas a los 18 años. Jugué cuatro años en Long Beach Wilson, donde ganamos el título CIF D1 durante los 4 años, siendo a su vez nombrado MVP tres de los cuatro años. Luego asistí a la Universidad de Stanford, donde llegamos a las finales de la NCAA los cuatro años, pero perdimos dos y ganamos dos títulos. Fui nombrado MVP durante los cuatro años de la universidad. Mis segundas olimpiadas fueron en Atenas y después firmé un contrato para jugar profesionalmente en Cremona, Italia. Después de jugar cuatro años en Cremona, fui a mis terceros juegos olímpicos en Beijjing, donde ganamos la medalla de plata. Después de Beijing jugué para el VK Jug croatay Kotor montenegero durante los años siguientes. Después de mis cuartos Juegos Olímpicos en Londres, firmé un contrato de cuatro años para jugar en Sao Paulo Brasil. Ayudé a hacer crecer el deporte y jugué como profesional hasta que me retiré después de mis quintos Juegos Olímpicos en Río«, explica Azevedo, quien considera que el mejor recuerdo deportivo fue la medalla de plata que lograron en la cita olímpica, aunque también pone el foco en las cinco medallas de oro que lograron en los Juegos Panamericanos también fueron realmente increíbles, pero nada es como decir que eres el segundo mejor equipo del mundo.

| Su gran proyecto deportivo

Por otro lado, Tony como gran conocedor de este deporte considera que el waterpolo no ha cambiado mucho con respecto a esos años. «Seguimos dependiendo de la perspectiva del árbitro, lo que hace que el deporte sea muy subjetivo. En realidad, no hemos introducido nuevas formas de promover el deporte y hacer que el waterpolo se generalice. Incluso los deportistas son las mismas personas con ganas, pero que no se promocionan a sí mismos como lo hacen otras estrellas del deporte, como pueden ser Cristiano Ronaldo o Lebron James, quienes son capaces de promocionarse a si mismo y a su vez de su deporte, en general. La mayoría de nuestros deportistas no tienen agentes ni usan las redes sociales para popularizar el deporte y conectarse con sus fans. Una de las razones por las que me retiré fue porque sentía que alguien tenía que hacer algo y yo iba a ser ese tipo: introducir nueva tecnología, ayudar a hacer crecer el deporte fuera de Europa, donde puede haber más oportunidades de dinero y medios como puede ser Estados Unidos», relata un amante del deporte que co – fundó junto a Maggie Steffens, el proyecto 6-8 Sports. «Llevamos la realidad virtual al waterpolo y usamos datos y estadísticas para ayudar a los waterpolistas a comprender mejor lo que están haciendo y cómo pueden lograr sus sueños. También conecta a deportistas con universidades en los Estados Unidos, así como que también comenzamos la Academia 6-8, que es una forma para que los jugadores de cualquier lugar obtengan un entrenamiento de alto nivel, jueguen con los mejores equipos y se expongan a las universidades. Es genial poder cambiar la vida de algunos niños y seguir haciendo crecer el deporte también», comenta.

Por otro lado, Azevedo insiste en que el waterpolo es más de lo mismo. «Algunas de las nuevas reglas me gustan, pero el resto solo ha hecho que sea más difícil para los árbitros y para otros deportes en crecimiento como Estados Unidos, ya que hay que tener en cuenta que otros países fuera de Europa ya estaban atrasados no hace mucho. El dinero y los medios son los dos defectos más grandes del waterpolo. Necesitamos ayudarnos unos a otros y promover el juego, el beachpolo, etc. en todo el mundo en lugar de que todos lo mantengan en secreto», explica al igual que considera que el waterpolo es actualmente un deporte atractivo. «La mayoría de los deportistas también son inteligentes yendo a algunas de las mejores universidades del mundo. Es una obviedad, pero nosotros, como deporte, debemos hacer un mejor trabajo para mostrarle a la gente por qué nuestro deporte es tan bueno», asegura, al igual que desvela que el waterpolo en su país «está creciendo». «Una de las principales razones para comenzar la academia 6-8 y el desafío 6-8 fue ayudar a los niños de regiones más pequeñas a exponerse, a prepararse mejor para que logren sus sueños. Ahora Estados Unidos tiene 70.000 jugadores de waterpolo, pero solo unos pocos en el lado masculino son buenos en comparación con Croacia, donde tal vez tienen 1.500 deportistas, pero todos son bastante buenos«, sentencia.

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