Un Campeonato de Europa de ‘alto copete’

Entre los días 12 y 26 de enero, la instalación Duna Arena será el escenario de la trigésima cuarta edición del Campeonato de Europa en el que las 28 mejores selecciones del continente se darán cita y en el que WATERPOLISTA.com te trate esta guía única

Qué comience ya el espectáculo. El año 2020 comienza por todo lo alto con el inicio del Campeonato de Europa en Budapest (Hungría). Y es que del 12 al 26 de este mes de enero, las mejores selecciones del continente se darán cita en la cuna del waterpolo internacional, Hungría, donde se vive el waterpolo desde otra dimensión y que acogerá la primera gran cita del año que llega con los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 en el horizonte. La competición se presentó hace unos días con la presencia de los principales dirigentes de LEN, así como las grandes estrellas de las selecciones de Hungría, como país organizador de la cita. «Siempre estamos felices de venir a Budapest, es una verdadera casa de waterpolo donde se garantiza un gran ambiente y eventos exitosos”, aseguró en la rueda de prensa el vicepresidente de LEN y presidente de la RFEN, Fernando Carpena, quien, en nombre de la familia de LEN y el presidente Paolo Barelli, dio la bienvenida a los países participantes en el Campeonato. En este sentido, Carpena, explicó que con «la clasificación olímpica en juego, este evento es uno de los torneos más importantes de este año y estamos encantados de que nuestros equipos puedan jugar en un lugar tan fantástico como el Duna Arena”. 

Este Campeonato de Europa se disputará en el Duna Arena. Si pensáramos en una piscina idílica, única, con una atmosfera especial para la práctica del waterpolo, seguramente nuestra mente se transportaría hasta el Duna Arena de Budapest. Un espacio espectacular con capacidad para 5.300 espectadores y con una ristra de colores y de posibilidades a nivel arquitectónico que lo hacen camaleónico. Escenario de grandes campeonatos acuáticos, nuestros deportistas sentirán desde el agua toda la magia que desprende, más allá de la pasión y la fidelidad que tienen los húngaros hacia uno de los deportes rey del país como es el waterpolo. Por su parte, de la ciudad (Budapest), poco más podemos añadir. Ha albergado algunos de los últimos grandes campeonatos acuáticos (los Europeos de 2006, 2010 y 2014 o el Mundial de 2017, sin ir más lejos) y es una auténtica joya. La perla del Danubio, con monumentos para aburrir (como el castillo de Buda, el Parlamento o el Puente de las Cadenas), recibirá con una buena dosis de frío invernal a nuestra delegación.

De cara a este Campeonato de Europa, el Comité de Waterpolo de la LEN que lidera Gianni Lonzi tiene clara la lista de árbitros encargados de impartir justicia entre el que destaca el aragonés Carlos Ortega como representante del Comité Española. Este listado lo completan: Robert Tiozzo, Anne Grandin, Sebastien Dervieux, Levan Berishvili, Marcela Mauss, Gernot Hantschel, Georgios Stavridis, Gabriella Varkonyi, Gyorgy Kun, Matan Schwartz, Raffaele Colombo, Giuliana Nicolosi, Peter Balzan, Veselin Miskovic, Diana Dutilh-Dumas, Michiel Zwart, Adrian Alexandrescu, Sergey Naumov, Svetlana Dreval, Ivan Rakovic, Ivana Mihalkovicova, Robert Horvath, Erkan Turkkan, Radoslaw Koryzna, Luís Santos, Boris Margeta y Ursula Wengenroth.

Radio Televisión Española (RTVE) se vuelca con la selección española en los Europeos de waterpolo. Teledeporte ofrece a partir de este domingo los europeos femenino y masculino, que se disputarán hasta el próximo 26 de enero en Budapest. Ángel Cárceles y el ex jugador Xavi Vallés serán los comentaristas de los partidos de la selección femenina, mientras que los de la selección masculina contarán con Joan Carles García y al ex internacional Sergi Pedrerol.

Y es que Budapest dio de esta manera la bienvenida a los mejores equipos de waterpolo por quinta vez después de 1926, 1958, 2001 y 2014, que es un récord en la historia del evento (hasta 1997 el waterpolo era parte de los «grandes europeos»). Aunque esta será la primera vez que el evento se celebre en el interior de la capital húngara después de ediciones memorables organizadas en el legendario complejo Alfred Hajos de la Isla Margarita.

La competición femenina |

Tras la medalla de plata lograda en el pasado Campeonato del Mundo, donde perdieron en la final ante una superior selección de Estado Unidos, el equipo nacional español se planta en Budapest con la intención de volver a dar un golpe sobre la mesa y ganar un título que no lo logran desde el año 2014, cuando lo consiguieron justamente en Budapest. Desde ese año, las participaciones españolas en este tipo de competición ha sido notable pero sin llegar a acaparar el oro. Estuvieron muy cerca en la última edición celebrada en el año 2018 en las Piscinas Bernat Picornell de Barcelona, donde se subieron al podio para colgarse la mellada de bronce, después de perder en semifinales ante Grecia que posteriormente perdería en la final ante Holanda, vigente campeona de Europa. En la edición anterior celebrada en 2016 en Belgrado, las chicas de Miki Oca, con un bloque algo diferente al habitual y algunas caras que ya han ido desapareciendo del equipo terminaron en cuarta posición. 

Jugar «sin presión»

No obstante, en esta ocasión, la selección española femenina llega con las ideas claras y con el billete para Tokyo ya obtenido, algo que quita presión al bloque y le permite pensar sólo en la medalla.»Si no estuviéramos clasificados habría que ir a muerte, pero tenemos la tranquilidad de que vais con ese deber hecho. Sois competitivas y vais a ir a tope, pero si en esa carga. El objetivo pasa por Budapest, pero ya sabéis que está en Tokio», señaló en rueda de prensa el seleccionador español, Miki Oca, quien por otro lado explicó con contundencia que “el waterpolo femenino español está instalado en el máximo nivel». «Quién diría en 2011 que en 2020 estaríamos clasificados para los Juegos siendo subcampeonas olímpicas en Londres, campeonas del mundo en 2013, campeonas de Europa en 2014 y ahora culminándolo con un subcampeonato del mundo y la clasificación olímpica”, puntualizó. 

Con todo esto, el equipo nacional está encuadrado en el Grupo B junto a Italia, Israel, Alemania , Holanda y Francia con quien comenzará jugando mañana domingo, siendo consciente que el Campeonato será cuanto menos exigente. “Cogemos con muchas ganas este 2020 y sobre todo con la liberación que representa tener ya la plaza para los Juegos; vamos a por el oro, somos un equipo muy ambicioso y lo vamos a demostrar en el agua desde el primer partido” explica Anni Espar, jugadora de La Sirena Mataró y uno de las grandes referentes del equipo nacional. 

| La competición masculina

La notable trayectoria de la selección española masculina en los dos últimos años es innegable, puesto que nueve años después, el equipo nacional volvió en el Europeo de 2018 a un podio internacional. Y lo hizo con autoridad, tal y como hiciera en el pasado Campeonato del Mundo cuando llegaron a la final. En ella perdieron ante Italia, sin embargo, antes no dejar una buena imagen a lo largo de un exigente Campeonato en el que demostraron que el regreso al primer nivel era ya toda una realidad. Por otro lado, la preparación para el Campeonato del Mundo ha sido exhaustiva con un calendario exigente orientado en llegar en las mejores condiciones posibles a la cita internacional.

Una de las pruebas más exigentes de esta preparación reside en el stage realizado con la selección de Serbia en las instalaciones del CAR de Sant Cugat que terminó con un partido amistoso celebrado en las instalaciones de la Nova Escullera del CN Barcelona, donde el equipo nacional dio lo mejor de si para superar con crecer a la vigente campeona de Europa y verdugo de España en la final de Barcelona. Le ganó por 12-9, en un encuentro en el que los de David Martнn le dieron la vuelta en el segundo tiempo a un partido que perdían por 4-7 con una notable actuación del boya madrileño, Alejandro Bustos, que acabó el encuentro con tres dianas en su haber. Y es que sin ir más lejos, este resultado refleja sin lugar a dudas que la selección nacional va con el cuchillo entre los dientes, tal y como reflejan las palabras de Felipe Perrone, una de sus principales referencias tanto dentro como fuera del agua: “A pesar de los resultados, seguimos siendo un equipo en formación y no vamos a especular a los partidos. Nuestro objetivo en Budapest son las medallas, ganar; es un campeonato más para reafirmarnos”, explica.

Los grandes favoritos

Más allá de la figura de España como una de las selecciones favoritos cinco nombres más asoman como aquellos equipos que más posibilidades tienen de hacerse con el cetro dorado. Hablamos de Croacia, Serbia, Grecia, Italia y Hungría. Justamente, la última victoria de los anfitriones fue en 1999 (sin ir más lejos el seleccionador Marcz formó parte de este equipo que ganó el oro en Florencia). No obstante, la brecha de 21 años desde el último triunfo es la más larga en la historia para los húngaros que encabezan la lista de medallas de todos los tiempos con hasta doce medallas de oro.

 

Este es sólo un récord, puesto que el vigente campeón no es otro que Serbia que en Budapest buscará igualar otro récord de que retiene Hungría: ganar cinco ediciones seguidas. Los magiares cazaron los primeros cinco títulos de la historia (entre 1926 y 1938); los serbios están listos para repetir esa hazaña ahora que triunfaron en los últimos cuatro campeonatos (Eindhoven 2012, Budapest 2014, Belgrado 2016, Barcelona 2018). En este sentido, los serbios llegan a la capital húngara con su puesto olímpico ya asegurado, al igual que en el caso de los finalistas del Campeonato Mundial, Italia y España, ya sea el campeón o el equipo mejor clasificado detrás de cualquiera de estos tres equipos también se clasificarán para Tokio. Sin embargo, los otros equipos también tendrán mucho en juego, ya que entre los participantes no calificados, los cinco equipos con las clasificaciones más altas ganan el derecho a jugar en el torneo preolímpico.

Hungría busca resarcirse 

En este sentido, Serbia llega a esta cita de manera potente y con sus principales estrellas, a diferencia de lo que ocurrió en el pasado Mundial cuando jugó con su denominado equipo ‘B’, y sin jugadores del nivel de Filipovic, Prlainovic, Pijetlovic, Aleksic. Con todo esto, Dejan Savic jugará con los doce jugadores que ganaron la medalla de oro en Barcelona 2018. Sin embargo, con un nuevo nombre sobre la mesa, el de Nikola Dedovic, que entra en la selección en sustitución de Viktor Rasovic. Con las mismas intenciones se presenta en Budapest Hungría, que llega con la intención de mejorar ante su afición el decepcionante noveno lugar con el que se tuvo que confirmar en Barcelona, en 2018. Y lo hace no sólo buscando el oro, sino a su vez un ansiado billete olímpico.

Y todo ello con el regreso del experimentado defensor de 35 años de edad, Norbert Hosnyanszky (35 años) que se vuelve a poner a las órdenes de Tamas Marcz dos años después. Ésta novedad ha provocado que el seleccionador magiar diera salida a Tamas Sedlmayer. No obstante hay un nombre que sobresale también, y no es otro que el de Italia que llega como un claro favorito al haber ganado con puño de hierro el pasado Campeonato del Mundo. En comparación con el equipo que gano ese oro tan sólo falta Edoardo di Somma, que por su parte será reemplazado por Andrea Fondelli, quien regresó al equipo nacional al no jugar el Mundial debido a una lesión que le impidió estar con sus compañeros en tal éxito.

Grecia, Croacia y compañía

Falta hablar en este análisis de potencias de Grecia y Croacia, dos grandes habituales en la lucha por las primeras posiciones, sin olvidar a Montenegro que aterrizará a Budapest con hasta cuatro novedades: el portero Petar Tesanovic (Jadran Herceg Novi), así como Dimitrije Obradovic (Jadran), Stefan Pjesivac (Spandau) y Stefan Vidovic (Miskolc). Los cuatro jamás han disputado una competición de éstas características. Por su parte, Grecia llega con los mismos trece jugadores con los que se presentaron en Gwangju, competición en la que terminaron en séptima plaza, muy por debajo de sus habituales posiciones. Sin embargo, no podemos olvidar que Grecia recientemente obtuvo de nuevo la medalla de oro en el Campeonato Mundial Sub-20,  por lo que más allá del actual plantel, cuenta con una generación joven llamada a ser grandes cosas. No obstante, ese grupo de deportistas deberán de esperar puesto que tan sólo Alexandros Papanastasiou ha sido capaz de dar el salto al equipo nacional absoluto. Por último, Croacia llega con la intención de mejorar la tercera plaza lograda en Europeo de Barcelona. 

Un palmarés de contrastes |

El primer Campeonato de Europa se celebró en el año 1926 y, para evitar ser eclipsado por los Juegos Olímpicos de Verano a toda costa, el segundo se celebró en 1927 y el tercero en 1931. Budapest organizó una edición muy exitosa y fue seguida por Bolonia. Los campeonatos fueron un éxito de la noche a la mañana, evolucionando al formato actual, primero con la creación de un torneo femenino (Oslo, 1985) y luego con la separación del waterpolo, que no tuvo su propia competencia hasta 1997 (natación y buceo compartidos). Hoy en día, tienen lugar cada dos años, durante el verano en medio del ciclo olímpico, o al comienzo del año si coincide con los Juegos Olímpicos de verano. Y es que representantes de 11 países, entre ellos el de España (Mr. Casanovas), fueron los que dieron luz verde a los Campeonatos de Europa de waterpolo –durante muchos años ligados a los de natación y saltos- en una histórica reunión celebrada en Budapest el 19 de octubre de 1926. El sueco Erik Bergvall, por aquel entonces presidente de la Federación Internacional de Natación Amateur (FINA), presidió el encuentro, que tomó algunas decisiones trascendentales para el desarrollo de este deporte. La principal fue el acuerdo para celebrar cada cuatro años el evento, alternándose en el calendario con los Juegos Olímpicos. Los primeros Campeonatos de Europa se celebraron ese mismo año, en 1926, y para lograr esa alternancia con la máxima competición internacional, el segundo se trasladó a 1927 y el tercero a 1931. Budapest obtuvo un señalado éxito con esa primera cita continental y pasó el testigo a Bolonia, escenario de la segunda edición.

Nombres que marcaron época

Además del representante español, los alemanes Binner y Behrens, el austríaco Duhmkholer, los belgas Delahaye y De Raeve, el francés Drigny, el griego Protopoulos, el italiano Jar, los polacos Semadeni y Facher, los checos Hauptmann y Hofbauer, el presidente de la FINA y el anfitrión, el húngaro Donath, fueron los miembros que tuvieron el honor de dar forma al campeonato, que pronto va a celebrar su edición número 33. También estuvo presente un dirigente inglés, John Hodgson, pero como observador.  El primer presidente de la LEN fue el propio Bergvall, al que sucedió posteriormente el alemán Walther Binner. Los campeonatos lograron inmediatamente una gran popularidad, evolucionando hacia la fórmula actual, primero con la aparición de un torneo propio para las mujeres (Oslo, 1985) y después con la segregación del waterpolo, que hasta el año 1997 compartió la competición con las pruebas de natación y saltos. Actualmente se celebra cada dos años, durante el verano en el intermedio del ciclo olímpico (caso de 2018) y a primeros de año en los años olímpicos. En tres ocasiones se han disputado los Campeonatos de Europa de waterpolo en España. Barcelona será en 2018 la primera ciudad española que repite organización tras la celebración en la Ciudad Condal de los campeonatos del año 1970, que sirvieron para rodar una instalación, la piscina Bernat Picornell, que había sido inaugurada un año antes. Después de Barcelona, los Campeonatos de Europa de waterpolo se celebraron en Sevilla (1997) y en Málaga (2008). En la capital andaluza todavía con el formato multidisciplinar, asociándose a la natación, los saltos y la natación sincronizada, y en Málaga ya de forma exclusiva.

El ‘papel’ español

El éxito en 1970 fue total, celebrándose el torneo en tres instalaciones distintas, la Picornell, la Sant Jordi de Barcelona y la piscina del Club Natació Sabadell. Los partidos se disputaron entre el 5 al 12 de septiembre de 1970. La Unión soviética consiguió el triunfo ante Hungría, a la cual superó en la final, y Yugoslavia se colgó la medalla de bronce. La selección española, entonces dirigida por el recordado Bandy Zolyomy, acabó en octava posición. Con un Joan Jané que al final del torneo anotaría 18 goles para ser el segundo mejor goleador del torneo, el equipo ganó en la primera fase dos partidos (10-2 en Bulgaria y 10-1 en Finlandia) y perdió otros dos (3-8 frente a la URSS y 3-4 ante Rumanía), viéndose obligado a jugar por las plazas de la 9 al 12.

En 1997, los campeonatos aterrizaron en Sevilla y concretamente en la piscina del Complejo Deportivo San Pablo, inaugurada para el acontecimiento y actualmente en desuso. Se celebró entre el 13 y el 22 de agosto de ese año y el podio fue muy parecido al de Barcelona casi tres décadas antes: oro para Hungría, entonces liderada por el legendario Tibor Benedek, plata para Yugoslavia, verdugo de la selección española en el choque de cuartos de final (10-9), y bronce para Rusia. España acabó en quinta posición. En el torneo femenino, la selección española protagonizó una gran actuación, finalizando cuarta después de perder en el partido por el bronce ante Holanda. Italia se llevó el oro y Rusia la plata.

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