Una experiencia única, desde dentro

Son las 22.00 horas del sábado. La expedición de la Sirena Mataró (jugadoras, cuerpo técnico, directivos, alcalde, regidor de deportes del Ayuntamiento de Mataró y los demás acompañantes como este privilegiado periodista que les escribe) cenamos en un restaurante que la eficiente Adna ha reservado para nosotros.

Hemos comido pizza (aunque no sea restaurante de pizzas). Hemos bebido agua, y claro hoy también hay espacio para la cerveza o el vino. Estamos celebrando el mayor éxito de un equipo del CN Mataró. Y el mejor éxito obtenido por un equipo en la ciudad de Mataró.

En términos puramente periodísticos el equipo no ha ganado ninguno de los dos partidos. Perdió en semifinales contra el futuro campeón, y organizador del campeonato, el Kinef Kirishi. Y en la final de consolación (que nombre más horroroso ¿Final? ¿Consolación?), perdió contra el CN Sabadell. Su máximo rival. 11 a 8 en el partido del viernes, 7 a 5 en el del sábado. Partidos similares. Con malos inicios, reacción del equipo para ponerse en el partido, y la falta de un plus en el último tramo para poder optar a la victoria final.

La primera experiencia termina con la cuarta plaza. Convirtiendo al equipo en el cuarto mejor equipo de Europa, y correspondientemente entre los mejores equipos del Mundo. Se dice rápido. Pero, ¿ha sido fácil? El segundo entrenador de Florin Bonca, Pau Cardenal, se arranca. Lo tiene dentro desde que se terminó el partido para el tercer y cuarto puesto. Se levanta y les dice a las chicas que el campeonato realizado es de nivel excelente. Que es para estar orgullosas. Y que recuerden el principio de la temporada, y todas las dificultades que pasaron para llegar aquí.

Pau es el primero, pero no el último. Con él empieza una ronda de discursos. No hablan todas las jugadoras. Hay quien se reserva. Queda temporada. Pero será bonito poderlo escuchar. Entre los que se animan, el directivo de waterpolo del club. Arnau Flaqué se acuerda de las que empezaron esta historia a finales de los 90. Lo remarca el director deportivo del club, Joan Masriera. En 18 años el waterpolo femenino ha pasado de no existir o de ser un capricho de un grupo de chicas cansadas de nadar por nadar, a llegar a una Final Four de la máxima competición europea.

«Estoy orgulloso de mi equipo»

Hay recuerdos, agradecimientos, promesas, peticiones, y cánticos. Muchos cánticos. Pero sobretodo hay alegría y sonrisas. Quiero imaginarme en ese momento la felicidad, por ejemplo, de las rusas. Esas chicas a las que les cuesta reír. Con ese entrenador al que le cuesta gesticular durante el partido. Una jugadoras que tienen un coche de alta gama delante del Kinef Aquatic Center, con un sueldo mensual que les tendría que obligar ganar la Final Four cada año, pero que justo este fin de semana han podido ganar su primera Copa de Europa de la historia. Unas chicas que son el orgullo del magnate de KINEF. Un magnate al que encontramos grandes similitudes con el señor Burns de Los Simpson. Dinero, fábrica, poder, pueblo, dominio, etc.

Y es entonces cuando creo que la felicidad vivida en el restaurante (que curiosamente es propiedad del sr KINEF) no tiene dinero para pagarse. Porque la felicidad no depende del dinero. Es un tópico. Lo sé. Pero en este caso es una gran verdad. Y para ratificar aún más mi teoría sobre la felicidad, entonces me explican una frase que el alcalde de Mataró, David Bote, dice en la cena oficial. «Estoy orgulloso de mi equipo». Lo dijo después de perder en semifinales. Delante de todos los representantes de los clubs y de la LEN.

Se ve que los rusos se lo miraban con los ojos abiertos sin entender nada. Por el vodka. Sí, pero sobre todo por el sentido de la frase… Seguro que en sus cabezas pensaban «¿Cómo va a estar orgulloso de un equipo que ha perdido….?» Pues este es el mensaje que ha calado estos días en Rusia. Un equipo construido en positivo, que no se ha rendido ni en el peor de los escenarios, que ha disfrutado de la experiencia, pero que ha aprendido.

Ha aprendido para volver. Y demostrar que sí. Que saben reír después de una derrota, pero les duele por dentro. Que no les gusta perder, pero que son felices jugando una Final Four europea. Una competición que como dice Ciara Gibson soñaban de pequeñas para ir un día a ver en directo…

Ahora empieza la lucha para volver. Volver para ganar. Volver para seguir creciendo. Volver para seguir ampliando la historia del waterpolo femenino en Mataró. Por las que empezaron hace 18 años, como me recuerda Marta Bach mientras escribo este artículo en el avión. Para los que permiten y permitirán que lo puedan seguir haciendo la próxima temporada. Para los que aportan y permiten al equipo jugar competición europea, y a los que han renunciado a Europa para ser parte del éxito, como es el equipo masculino de waterpolo del club. Espasibo equipo

twitter-bird@jmspa

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