Una plata de gran valor: la mejor candidatura al oro en los Juegos de París 2024

No pudo ser. Parecía que la caída del campeón Estados Unidos nos abría las puertas al segundo titulo de nuestra historia, pero el rival también pensaba lo mismo y, en el partido de la fase de grupos nos había ganado, aunque fuese por un ajustado 7-6, pero, era todo un aviso. Ser de nuevo campeonas del Mundo estaba al alcance de este incomparable equipo. Digo bien, equipo, puesto que una de las mejores virtudes del grupo que gestiona Miki Oca y Jordi Valls, es que funcionan como un equipo. Nunca han sido, sólo, una élite de jugadoras que se unen para representar a su país, siempre han sido más, han poseído un tesoro enorme que las hace grandes de verdad y lo es su relación. Calidad, deportiva y humana, ambición las han convertido en una de las favoritas en cualquier competición. Esta vez no ha sido suficiente para ganar, pero, una plata en un mundial siempre es un premio grande, una medalla más para engrandecer un majestuoso historial, que, por cierto, seguro no se va detener aquí.

Podría hablar de la final, seguro que todos los que leéis estas líneas la habréis visto, el orgullo nos ha llevado a los penaltis. Cuando las jugadoras de los Países Bajos, en el cuarto periodo, se han situado tres arriba, todo parecía perdido, entonces, el espíritu de campeón, personificado en una protagonista inesperada, Paula Crespi, nos metía en la lucha por el título y la jugadora más decisiva del mundial, Judit Forca, nos permitía soñar. Los penaltis son lo que son, solo uno puede salir vivo y nunca debe servir para señalar a nadie, no hay culpables, en todo caso héroes o heroínas. Los reconocimientos individuales, justos, con la portera rival en la final como mejor guardameta, con Judit Forca como máxima goleadora y con una joya del waterpolo mundial, Elena Ruiz, como mejor jugadora. Habrá quien piense que este premio debía de ser para el equipo campeón, tal vez para nuestra máxima goleadora, pero, la concesión a Elena como mejor jugadora es un premio al waterpolo, a la jugadora completa, con visión, lanzamiento que juega y hace jugar. En nuestro equipo tenemos varias de este perfil, en este campeonato ella ha sido la mejor.

Estoy convencido que han llegado a la final los dos mejores equipos, también con dos de las mejores porteras. El empate a doce de la final no hace justicia a su trayectoria en el campeonato, en todo caso realza el trabajo de las jugadoras contrarias en ataque, debemos reconocer que han rayado a un gran nivel. El juego actual, dejando sin espacios para servir balones a la posición de boya, no ha hecho que bajara su importancia, tanto Maica como Paula han sabido realizar su labor a satisfacción. Las marcadoras de boya nuestras, con una sola que podemos considerar como nata, Cristina Nogué, han sido un acierto del cuadro técnico, Paula Camus y Paula Crespi, lo han hecho de maravilla. La confianza en Nona Pérez como organizadora del juego por la posición uno, jugadora inteligente, también me ha gustado, Bea Ortiz i Anni Espar, son jugadoras a las que no me atrevo a juzgar, están siempre a un alto nivel, por encima del bien y del mal. Es tal el nivel de ambas que, bien ganan el partido ellas o ya las juzgamos. Son maravillas para nuestro deporte que tenemos la suerte de tener en nuestro equipo. Ariadna Ruiz, la zurda goleadora, es una digna candidata a dar el salto al siete en cualquier momento. Solo queda Pili Peña, la capitana, un ejemplo, sirve para todo, lo cohesiona todo, en silencio, con su cara de niña buena que no cambia con los años. Puede estar en el agua, haciendo goles, marcando, haciendo pases de gol, en el banquillo, pero siempre imprescindible. Resumiendo, una plata que, hoy, sabe a poco pero que nos permite soñar por todos los títulos, el próximo mundial está cercano y el europeo y, sobre todo, los Juegos Olímpicos, para los que ya tenemos plaza y candidatura al oro presentada.