Una plata de mérito, el mejor equipo y el oro arbitral

Aún en caliente, es momento de analizar y hacer una particular radiografía de la participación española en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio: desde la plata de las chicas, a la confirmación de los chicos y el éxito del arbitraje

Aún dolido por las lágrimas de unas subcampeonas olímpicas, como llegan a nuestro corazón, escribo estas líneas para celebrar la mejor actuación de nuestro waterpolo en unos JJOO en toda la historia. No solo han sido los resultados, tanto hombres como mujeres han estado en la lucha por las medallas hasta el final, ellas el oro, ellos el bronce. Ha sido por el juego realizado. Puedo afirmar sin dudas, ni falsas modestias, que el equipo de David Martín ha sido el mejor. Nadie ha jugado mejor, solo unos minutos desafortunados, em medio de un juego que lo era todo menos waterpolo, hicieron que se quedase sin estar en la lucha por el oro, un metal que era suyo por merecimiento. La voluntad de evitar que el juego brusco, convirtió el partido ante Serbia en un entreno de hombre de más y de menos, con un gran premio, la final.

| El equipo, como virtud

Podría caer en el error de analizar individualmente las actuaciones de nuestros jugadores, pero, la virtud principal del equipo es esta, ser un equipo. El equilibrio entre líneas, el trabajo de grandes jugadores al servicio del conjunto. Todo ello de un mérito enorme. Y lo mejor es que hay camino para seguir mejorando. Parece que el talento de Felipe Perrone nos va acompañar hasta París, la próxima cita olímpica, solo Dani López Pinedo, si no me desmiente, va ceder el sitio a un Unai Aguirre destinado a escribir la historia con letras de oro. El resto, el esqueleto del equipo, tiene posibilidades de seguir y, seguro, va a crecer. No tengo duda alguna.

Podría alabar el campeonato de los boyas, Miguel de Toro y Roger Tahull, entre los mejores de la competición o de los lanzadores Álvaro Granados y Bernat Sanahuja , o la potencia sin igual de Alberto Munarriz o los marcadores de boya, Alex Bustos, Martin Famera, el zurdo con un cañón , Blai Mallarach, o los gladiadores Marc Larrumbe y mi preferido, Fran Fernández. Excusar mi predilección per Fran, un jugador que siempre querría en mi equipo, incansable, molesto hasta el límite para el contrario, de aquellos que no sabes cómo quitarte de encima y que, además, cuando tiene oportunidad, hace su gol, aquel que es necesario. La medalla de las mujeres tiene una valoración distinta. Muy meritoria, una plata en una competición tan exigente siempre es de valorar, pero, al contrario de los hombres, no podemos decir que han sido el mejor equipo. Las mejores son las estadounidenses. Son un mundo aparte.

| El papel de las chicas

El waterpolo femenino es distinto, el juego es más fluido, hasta más bonito. El equipo de Miki Oca, un técnico que tiene enamoradas, en el sentido de convencidas, a sus jugadoras, ha ido añadiendo piezas a este rompecabezas para hacerlo más completo. No tiene rival que se le resista en el continente, perdón no es exacto, no hay equipo, excepto USA, que nuestra selección no salga a jugar con la condición de favorito o en igualdad de condiciones. En mi opinión el trabajo de preparación cara a los JJOO con USA, nos ha dado este plus de superioridad ante el resto de equipos, pero, nos lo ha puesto más complicado ante las norteamericanas. Es el precio a pagar. Individualmente, como con los hombres, voy a hablar genéricamente, más de futuro que de estos JJOO. Laura Ester, en la portería, sublime ante Hungría, tiene una línea de estabilidad que sabemos lo que nos puede dar, María Elena Sánchez, ha conseguido el premio que el infortunio parecía negarle, es plata por merecimientos y persistencia. Las boyas, Maica García, perdonar mi insistencia, pero, entiendo que no habrá quien me discuta su liderazgo mundial en su posición y Paula Leitón, una joven, cada vez más madura que , debe seguir su progresión y en poco tiempo estará luchando con Maica por el numero uno. Pero ambas han demostrado su polivalencia. El arco, con Bea Ortiz, Anni Espar, Judit Forca, Roser Tarragó y la baby Elena Ruiz, la jugadora revelación de los JJOO, es potencialmente el mejor del circuito, aprovecha eficazmente como las boyas obligan a cerrarse a las defensas contrarias. Las obreras, Marta Bach, la sonrisa de nuestra selección, Clara Espar, disciplina y orden, Irene González, fuerza y calidad, son una garantía de tener siempre bien engrasado el engranaje del equipo. Y, no, no me olvido. La capitana Pilar Peña Carrasco, una niña, ya una mujer, fantástica y una zurda que lejos de los tiempos en que era la figura de su Alcorcón, anotadora, por donde pasaba todo el juego , ha sabido pasar a un rol de imprescindible, de ceder el protagonismo al equipo, ella, segura de la confianza de su técnico, Miki, que valora su trabajo, como Fran en los hombres, tiene ganado mi respeto.

Y, aunque no se hable tanto, tenemos otra medalla. Hablo de Xavier Buch, nuestro árbitro. Ha estado en la final de hombres. El premio grande. Aquel que por muchos números que tengas, no sabes nuca si te tocará. Tener a nuestros equipos en la lucha por las medallas lo hacía más difícil si cabe. Su equilibrio, en medio de unos arbitrajes que oscilaban buscando la justicia en la aplicación del reglamento, sin entender el juego, como autómatas ha tenido su premio. Ex jugador y exentrenador, el de Olot, ha sabido corresponder a la confianza del comité designador. Ha tenido los mejores partidos, cerrados con actuaciones notables, sin las oscilaciones que en ocasiones provocan las ordenes de los “cardenales” del waterpolo. Convencido de valorar al que quiere jugar, cuando sancionar y cuando dejar de hacerlo para favorecer al que lo merece. Él, es un claro exponente del gran nivel de nuestro arbitraje. Y, como afirmó sin complejos, sin un gran arbitraje no hay buen waterpolo. A buen entendedor…

twitter-bird@GasparVenturaM

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