Victor Bondarenko, alumno de la escuela soviética

El boya ucraniano estuvo ocho temporadas del CN Sabadell y formó parte de una de las etapas más dulces del CN Martiánez; ahora continúa ligado con el waterpolo matando el gusanillo jugando y entrenando en el club de la ciudad de Kiev

cada gol que dejaba meter marcando la boya era una tragedia”. Es el recuerdo de Viktor Bondarenko, uno de los mejores waterpolistas ucranianos de la historia, sobre la escuela soviética en la que creció. Allí, le enseñaron a ser duro y disciplinado, algo que aplicó a lo largo de toda su trayectoria. Actualmente, tras pasar por países como España o Grecia, vive en Kiev, donde, además de entrenar y jugar en un equipo de la Liga Ucraniana, dirige un conjunto infantil.

«Era como llegar a otro mundo», recuerda Victor sobre su llegada a la Liga española por medio del Sabadell

Su desembarco en la División de Honor Masculina se produjo justo después de que la selección española se hiciese con el oro olímpico en Atlanta 96. “Era como llegar a otro mundo” asegura Bondarenko, quien jugó ocho años en las filas del Sabadell, donde, según él, compartió vestuario con “los mejores” a principios de los 2000, y en el Martiánez, en la etapa más dulce del club tinerfeño. Sus mejores recuerdos están ligados el club del Vallès, con el que ganó la Copa del Rey de 1998, convirtiéndose en el primer equipo de fuera de Barcelona que ganaba el torneo del KO.

Curiosamente, uno de los peores momentos de su carrera guarda relación con esos Juegos en los que España asombró al mundo. Y es que Viktor Bondarenko no formó parte de la convocatoria de una Ucrania que desde aquel entonces no ha vuelto a pisar un torneo olímpico. Otro de ellos, tuvo lugar en Italia, donde, como jugador, compartió equipo con Jesús Rollán, que formaba parte del cuerpo técnico del Chiavari. “Fue duro vivir lo que ocurrió con él y no poder ayudarle” explica el ucraniano, que, cuando el madrileño abandonó el club por “motivos personales”, fichó por el Panathinaikos griego.

Crítico desde la experiencia

A pesar del paso de los años, Bondarenko no cree que haya grandes diferencias entre el waterpolo que se practicaba cuando se inició en la disciplina y el que se juega actualmente. Según el ucraniano, el único gran cambio que se ha producido es que, como consecuencia de que se permita un mayor contacto físico, el juego es más rápido, algo que requiere una mejor técnica y una gran velocidad a la hora de pensar. “Si miras el waterpolo de hace 30-40 años te parecerá lento y aburrido”, asegura el boya, quien se muestra contrario a los cambios que se querían introducir en el último mundial de Budapest. En su opinión, el sistema actual es el correcto: “El waterpolo de ahora es perfecto teniendo en cuenta la relación del tamaño del campo y la cantidad de jugadores. Si quieren reducir las dimensiones y más espectáculo, para eso está el miniwaterpolo”.

twitter-bird@nicolasarlanzon

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