La Copa encumbró al waterpolo femenino

Hacemos un análisis de la edición 2022 de la Copa de la Reina que más allá del éxito protagonizado por el CN Mataró, destacó porque Terrassa se convirtiera en la fiesta del waterpolo español

La Copa de la Reina encumbró al waterpolo femenino. El CN Mataró, digno y meritorio campeón, después de un camino arduo en el que debió superar, primero a las anfitrionas, el CN Terrassa, en un partido de alta exigencia, en medio de un ambiente ecléctico, magníficamente preparado por el club organizador, de aquellos que hace grande un deporte. Luego, un CE Mediterrani magnifico, que después de superar, en un duelo a cara o cruz, a un aguerrido CN Sant Andreu, apuró sus cartas al límite y que hizo esforzar a las de Dani Ballart hasta el límite. El esfuerzo físico acumulado era un rival más a sumar a la categoría del rival, un CN Sabadell hecho para ganar la Copa de Europa. Por otro lado, el camino de las favoritas fue más placentero, con victoria amplia ante un CN Sant Feliu que solo pudo oponer orden ante un equipo infinitamente superior. Luego, en semifinales, el CN Rubí, que había superado con más superioridad de la prevista a un CN Catalunya que está realizando una gran campaña, opuso más resistencia de la esperada, ajustando el resultado momentáneamente en el tercer periodo hasta dos goles de diferencia con una Elena Ruz estelar. El recorrido era el esperado, las finalistas también.

Todo ello es un conglomerado que eleva el waterpolo femenino al zenit de la competitividad. No se puede pedir más a una competición, un escenario ideal, bien organizado, con todo el envoltorio de acuerdo con la categoría de la competición y sobre todo emoción y buen juego. No falló ni uno de los ingredientes, hasta puedo reclamar una amplia corona para las figuras de la competición, cada individualidad se volcó en el trabajo de equipo en favor de sus compañeras, pero ello no hizo que los destellos de buen hacer e imaginación hicieran vibrar a propios y extraños. Así, con Elena Sánchez como mejor portera de la competición, bien merecido, puesto que ha conseguido una regularidad y plus de seguridad que la hace parte básica en el rendimiento de su club, como Simone Van de Kraats, también del club vencedor, como mejor jugadora, también merecida elección, con goles decisivos en momentos trascendentales, no quiero olvidar el trabajo gregario de una figura como Anni Espar, o Maica García en el CN Sabadell, condicionando las defensas contrarias, pero entiendo que hubo más vencedores, entre ellos los entrenadores, capaces de imaginar las mejores tácticas para que su equipo fuera el más competitivo. Las estrategias del primero al último de ellos han sido dignas de elogio. Su conocimiento de las jugadoras propias y contrarias ha ofrecido unos partidos que son lecciones tácticas. Y, para terminar, el nivel arbitral, un colectivo mayormente poco valorado y que ha tenido el mérito de pasar desapercibido, con una combinación de hombres y mujeres, veteranos y noveles, que han sabido responder a las exigencias de la competición que han sido muchas. En fin, una Copa de la Reina para rendir pleitesía a un waterpolo femenino que demuestra cada día el motivo de porque es subcampeón olímpico.

twitter-bird@GasparVenturaM

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