Una radiografía a la vida deportiva de Eli Gazulla

Eli Gazulla es parte activa de la historia del waterpolo femenino en España de los últimos años. Portera con una intensa y dilatada trayectoria deportiva, está ahora alejada de las piletas, ya que una vez colgó el gorro se centró en su profesión y a la vez pasión: la docencia. Esta amante del balón amarillo comenzó a los 12 años en un club muy familiar como siempre ha sido el AESE, justo antes de dar el salto al CE Mediterrani, donde jugó con grandes jugadoras que le doblaban, en su mayoría, la edad. «Me tenían un cariño especial«, puntualiza una jugadora que estuvo cinco años en el Barrio de Sants, hasta que se incorporó al CN Sabadell donde se convirtió en pieza clave de un proyecto llamado a triunfar. Y es que entre otras cosas, cuenta con una Copa de Europa, la primera de la entidad sabadellense lograda hace diez años. «Ahora que han pasado unos años de mi carrera deportiva me doy cuenta que el waterpolo ha sido muy importante para mi. Tengo unas grandes amistades gracias al waterpolo. También mi forma de ser va ligada al waterpolo, ya que me considero una persona disciplinada, organizada, competitiva y sobretodo que sabe trabajar en equipo y tolerar opiniones contrarias a la mía además de saber empatizar con los demás. Creo que todos estos valores y aprendizajes los he ido aprendiendo a lo largo de mi carrera deportiva», explica ahora a WATERPOLISTA.com la ex – waterpolista.

| Su mejor y peor momento deportivo

En este sentido Gazulla, que después de la etapa en el CN Sabadell recuperó la ilusión por el waterpolo en el CN Sant Feliu, antes de recalar finalmente en el CN Sant Andreu, se muestra bastante orgullosa de su etapa como jugadora en activa, ya que entre otras cosas, como asegura «para mí como para cualquier jugadora, el mayor éxito deportivo fue ganar la Copa de Europa aunque tengo que decir que fue un año muy duro para mí«, puntualiza Eli que reconoce que el peor momento de su vida, y por ende de su carrera deportiva coincide con el fallecimiento de su padre, que coincidió con el playoffs de Liga. «Veníamos de perder un miércoles en Ondarreta, el jueves fallecía mi padre, lo enterramos un viernes en Teruel y el sábado y el domingo estaba jugando la final de liga por él y por mi equipo. Ahora lo pienso y no sé ni de dónde saqué fuerzas…creo que él estuvo a mi lado en todo momento«, apunta con mucho cariño una jugadora que cuanto se retiró siempre le quedó una espina: «me hubiese gustado que hubiesen seguido confiando en mi en la selección española», puntualiza.

En cauto al día que colgó el gorro, Gazulla reconoce que fue «muy pensada». «Siempre creí que en el momento que perdiese la ilusión tenía que cerrar esta etapa de mi vida y así lo hice. Pues estuve un año que no quería saber nada, ni me tiraba al agua a nadar aunque seguía haciendo deporte. Pero finalmente, me hice árbitra auxiliar de waterpolo y los fines de semana suelo arbitrar algún partido y reencontrarme con la gente del mundo«, asegura la ex jugadora que considera que el waterpolo femenino español es actualmente «una potencia mundial». «Cuando empecé a jugar nadie se hubiese imaginado de lo que han sido capaces de hacer. Creo que se ha juntado una buena generación de juagdoras de las que se ha ido trabajando desde la base y creo que esa ha sido la clave del éxito. Me encantaría que consiguiesen el oro olímpico en las Olimpiadas de Tokio«, sentencia.

@etoster