Yago Bofill ha encontrado en la Liga francesa un lugar ideal para disfrutar del waterpolo

El jugador valenciano arraigado los últimos años en la ciudad condal reconoce haberse adaptado a una Liga "con mucho potencial" que le genera como waterpolista altas expectativas al sentirse un jugador de división nacional

Para Yago Bofill ésta está siendo una temporada de transición en lo deportivo, y también en lo personal con su llegada a la Liga francesa. El jugador valenciana arraigado desde hace años a la ciudad condal ofrece hoy día su entrega al Sète Natation, que se encuentra en un pueblo muy pequeño situado en la costa sur de Francia. «Llevaba muchísimos años viviendo en una ciudad tan grande y con tanta oferta de ocio como es Barcelona y la verdad que ha sido un cambio bastante grande. La barrera del idioma con el equipo fue difícil porque yo no había estudiado francés en mi vida pero la verdad que todos han intentado acogerme muy bien y me hacen sentir como en casa«, reconoce a WATERPOLISTA.com el que fuera hasta el curso pasado jugador del CN Sant Andreu, quien considera que el Campeonato galo tiene «mucho potencial». «Está mucho más profesionalizada y es muy divertida de jugar. En todos los partidos puede ganar cualquiera y eso le da mucha emoción a la competición. Cada fin de semana es una guerra y el hecho de jugar como local o visitante se nota mucho«, comenta.

En este sentido, Bofill entiende a su vez que la principal diferencia con la Liga española se centra en el plano económico. «En España el jugador local (por norma general) tiene bastante más calidad que en Francia, pero ellos tienen la capacidad de fichar a jugadores extranjeros de muy alto nivel y de profesionalizar a los jugadores franceses para que se dediquen única y exclusivamente al waterpolo. Prlainovic, Bowen, Petkovic, Misic… hay un sinfín de olímpicos y no están concentrados todos en el mismo club como sucede en España. En cambio, en España, por norma general un jugador que entrena 5-6 horas al día, va a la Universidad y/o a trabajar… cobra 600€. Así es imposible», comenta el valenciano, el cual desvela que las últimas cuatro o cinco temporada, su actual club «ha llevado la política de trabajar con jugadores jóvenes y tener varios extranjeros de nivel pero parece que no han dado con la tecla y han quedado siempre en puestos de descenso». «Este año, casualidades de la vida, el grupo ha empezado a crecer y estamos en puestos europeos. Si bien es cierto que la base somos los jugadores extranjeros que conformamos prácticamente el equipo titular, los jugadores franceses cada vez están aportando más y se está creando un buen grupo«, detalla.

Bajo estas premisas, Yago entiende que en España «se juega un waterpolo mucho más colectivo que aquí». «También la influencia de los jugadores extranjeros (la mayoría de los Balcanes) acentúa esas individualidades y es por eso que se ve un waterpolo muy diferente en Francia al que estamos acostumbrados. Probablemente lo que más les esté aportando, además de la experiencia que pueda tener después de tantísimos años jugando, es ese orden a la hora de jugar según qué situaciones. Están acostumbrados al juego directo y parece que ese control del juego que les aporto les está gustando y nos está funcionando«, comenta. Y es que dentro de sus posibilidades, el Sète tiene su hoja de ruta bastante clara: «cuando llegué tuvimos una reunión en la que se nos explicó la situación. Equipo en posiciones de descenso pero que habían apostado un poco más que años anteriores porque soñaban con entrar en competición europea. El objetivo es quedar entre los seis primeros clasificados (lo que ya nos daría plaza europea independientemente del Play Off). De momento vamos quintos, hemos quedado quintos en la Copa de Francia y estas semanas que vienen son cruciales. Veremos«, asegura el jugador español quien paralelamente a ello tiene el objetivo de disfrutar con el waterpolo. «En España ya llevaba 12 años en la élite y sentía que necesitaba salir de allí. Siempre la misma gente, mismos árbitros, mismos entrenadores, directivas… También, en mi caso, yo estudiaba, trabajaba, entrenaba, los fines de semana hacía de árbitro… Ese ritmo de vida no se puede llevar si se quiere rendir de una manera correcta y aquí te valoran como lo que eres: un jugador de la máxima división nacional«, insiste, al igual que desvela que teniendo en cuenta que en noviembre cumplirá los 30 años y que este deporte le ha dado mucho, «no sé lo que aguantaré jugando al máximo nivel porque la vida laboral también me llama y porque el hecho de estar jugando la liga francesa me aleja de mi pareja». «Mi momento actual, y espero que futuro durante muchos años, es un momento disfrutón«, sentencia.

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